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Madrid probará el pago con reconocimiento facial en autobuses públicos

El gerente de EMT, Alfonso Sánchez, prueba el sistema de pago por reconocimiento facial en uno de los autobuses de la empresa municipal.

Carlos del Castillo

El Ayuntamiento de Madrid probará en los próximos meses un sistema de pago por reconocimiento facial en los autobuses públicos de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), han confirmado fuentes del consistorio a eldiario.es. Se trata de un proyecto piloto encabezado por MasterCard y en el que también participan el Banco Santander y la startup británica Staffe. El sistema se probará en grupos de usuarios de la EMT durante varios meses en una línea de autobús. Su experiencia se analizará para una futura ampliación a más líneas.

El sistema ya ha sido testado en entornos controlados y encara ahora una nueva fase de pruebas con 100 voluntarios. “Las primeras pruebas del proyecto han sido positivas, tanto en laboratorio como en autobús real, lo que permite ahora ponerlo al alcance de un centenar de usuarios”, asegura Mastercard a través de un comunicado.

Para llevar a cabo el pago, los usuarios de los autobuses de Madrid tendrán que descargarse una aplicación móvil de EMT en la que introducirán sus datos de pago y se harán una fotografía de su cara. “A partir de ese momento, una vez dentro del autobús, mostrarán su cara a una cámara de reconocimiento que les permitirá validar, a la vez, la identificación y la autenticación, es decir, la compra de billete y el pago del mismo en un solo gesto”, explica la compañía de tarjetas de crédito y débito.

Fuentes de la EMT han adelantado que el proyecto piloto se pondrá en marcha de manera “más o menos inmediata”, aunque no han podido ofrecer una fecha exacta. “Depende de determinados condicionantes técnicos y relacionados con la protección de datos, teniendo en cuenta que hablamos de reconocimiento facial”, detallan.

Preguntados por los problemas de privacidad que se derivan del uso de esta tecnología y por las decisiones de otras administraciones públicas, como la de la ciudad de San Francisco, de vetar el uso del reconocimiento facial, desde la empresa municipal recalcan que “no es una decisión estratégica de EMT implantar este sistema a corto plazo. Es una innovación que queremos ensayar y ver si puede ser una alternativa válida como ahora lo es la tarjeta o el teléfono móvil”.

“Si en un futuro se llega a implantar, siempre sería una alternativa más, lo usarás voluntariamente si quieres, si te interesa y si te viene bien; en ningún caso sería un sistema ni vinculante, ni único ni obligatorio”, añaden.

Eliminar el pago en metálico

El proyecto no responde a una relación “causa-efecto” por la que la EMT pretenda solucionar algún problema específico. Al contrario, se encuadra en la iniciativa privada “Madrid in Motion”, en la que participa el Ayuntamiento de Madrid, la EMT y empresas como Cepsa, Cabify, Repsol, Naturgy o las propias Mastercard y Banco Santander. Madrid in Motion se constituyó para “el lanzamiento de un programa de innovación abierta para que startups y soluciones innovadoras respondan a los grandes retos de la movilidad urbana”. También dispone de una oficina técnica para ayudar a estas empresas a lograr ayudas europeas destinadas a la mejora de la movilidad en las ciudades.

Además del pago con reconocimiento facial, este jueves se han presentado otros cinco proyectos salidos de este laboratorio de innovación. “Son proyectos futuribles presentados por startups que colaboran en ellos. De esos seis proyectos, EMT está implicada en cuatro. El más llamativo es precisamente este, que es un reto que propone Mastercard con nuestro apoyo”, continúan las mismas fuentes de la empresa de transportes, que trabaja para eliminar el pago en metálico en los autobuses de la capital “como ya han hecho un gran número de ciudades europeas”.

“En cualquier caso, nosotros somos socios y colaboradores necesarios, pero la iniciativa del proyecto es de la propia Mastercard y de la startup Saffe, que está radicada en Reino Unido y trabaja con estos sistemas de reconocimiento facial para todo tipo de pagos”, concluyen.

Una tecnología que genera dudas

La Agencia Española de Protección de Datos ha censurado el empleo de sistemas biométricos cuando no hay una necesidad real para ello, en línea con sus homólogas europeas. Lo avisaba haciendo referencia a la huella dactilar: “Resulta desproporcionado la necesidad de recabar la huella dactilar para prestar un servicio comercial a los clientes, cuando dicho servicio puede prestarse con otros medios menos intrusivos en los derechos y libertades de los clientes, tales como el uso de las tarjetas”. La EMT ya tiene implantado un sistema de tarjetas de acceso para todos sus usuarios, como sugiere la Agencia.

“Por un lado tienes comodidad, pero por el otro lado muchos más riesgos”, explica Sergio Carrasco, abogado especialista en nuevas tecnologías y ciberseguridad. Recuerda que el pago mediante reconocimiento facial requiere la creación de una base de datos en la que la imagen de una persona se asocia a su identidad y a los datos de pago y que, mientras que una contraseña se puede cambiar, las personas no pueden modificar su cara o su huella en caso de brecha de seguridad.

“Hace falta hacer una evaluación de impacto importante para ver hasta qué punto es realmente necesario el uso de biometría y hasta qué punto el usuario está informado del tratamiento que las empresas van a hacer de sus datos”, resume Carrasco, que cita ejemplos donde ya se han dado estos problemas de seguridad como el revelado este agosto que afectó a 27,8 millones de registros biométricos con datos de más de un millón de personas, incluidas contraseñas e información de acceso a cuentas y edificios gubernamentales.

“En la práctica, existen otros medios menos invasivos para llevar a cabo pagos que no requieren ese tratamiento de datos tan sensible”, expone el abogado: “Ocurre lo mismo en el caso del control horario en el trabajo, donde todavía se discute si la huella o la cara son métodos proporcionados”.

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