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Madrid Central y la transformación de la movilidad

Señales que indican que Madrid puede cambiar.

Inés Sabanés y Álvaro Fernández Heredia

Delegada de Medio Ambiente y Movilidad / Gerente de EMT —

Mucho se ha hablado ya de Madrid Central. Las previsiones de caos iniciales se han quedado en nada: Madrid Central funciona y está dando buenos resultados, gracias a la ciudadanía, que ha vuelto a demostrar, una vez más, su madurez y responsabilidad ante los retos de mejorar la calidad del aire y la salud pública, y de luchar contra el cambio climático. Este sábado comienza el periodo de sanciones, un paso más para asentar esta zona de bajas emisiones tras un periodo de adaptación que ha permitido que los conductores conozcan cómo funciona y tenga ya un alto grado de cumplimiento.

Antes de la entrada en vigor de Madrid Central, la mayoría de viajes a este ámbito se realizaban en transporte público (60%, 1.200.000 viajes), seguido por los viajes a pie (29%, 550.000 viajes) y finalmente los viajes en coche (11%, 230.000 viajes). Sin embargo, nos pasamos el día hablando de coches… ¿Ha cambiado mucho la movilidad? Según los datos de EMT, ahora se realizan un 4,5% más de viajes en autobús; Metro no ha facilitado  datos pero, si aplicamos la habitual relación de viajes entre ambos modos, podríamos estar hablando de 70.000 desplazamientos más en transporte público cada día.

Las primeras evaluaciones consolidadas del Ayuntamiento de Madrid hablan de un descenso del 7,7% en el conjunto del tráfico del área, que en algunas calles principales, como Gran Vía, llega a más del 25% y un 1,1% en el conjunto de la ciudad. Este descenso del número de coches, unido a la nueva regulación por tecnología de los vehículos, tiene un impacto de un 38% menos de emisiones en la zona y de un 9% menos en el conjunto de la ciudad según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Esto es especialmente importante porque, independientemente de que las condiciones meteorológicas también influyen en la calidad del aire, la situación siempre será mejor con menos emisiones. Así pues, gracias a Madrid Central, 25.000 coches han dejado de usar esta zona para atravesar la ciudad y 18.000 coches han dejado de entrar en este área. Este valor coincide con las estimaciones iniciales que hizo el Ayuntamiento antes de implementar la medida, y también se ha producido un aumento importante del uso del transporte público

En definitiva, no solo ha habido personas que han abandonado el coche para subirse al transporte público, sino que, además, por cada viaje menos en coche hay tres viajes más en transporte público. Las cifras de aumento de peatones en este ámbito, que han pasado, en calles como Gran Vía, de 100.000 a 160.000 personas, nos confirman estos datos. Si dejáramos de poner el foco en el modo que menos contribuye a la movilidad en el centro de la ciudad nos daríamos cuenta fácilmente de que en la zona, lejos de haber menos afluencia que antes, hay más y mejor. Así, Madrid Central se ha convertido en el mejor ejemplo del cambio de modelo de movilidad que está llevando a cabo el Ayuntamiento y que pone a las personas y no a los coches en el centro.

Este mayor uso del transporte público tiene también su explicación en que los niveles de servicio, en lo que al autobús se refiere, han mejorado notablemente. La regularidad ha aumentado en más de dos puntos y medio, un incremento para el que hubiéramos necesitado más de 4 años y 4 millones de euros anuales si no se hubiera puesto en funcionamiento Madrid Central. Además, la mejora de velocidad comercial en las líneas que pasan por Madrid Central, se traduce en una mejora de regularidad en el conjunto de la red. Así que el efecto es extraordinario y se ha conseguido en un breve espacio de tiempo.

Los efectos positivos en el menor número de viajes de coches, la mejora en la calidad del aire, un reparto modal más sostenible y la mejora en la calidad del servicio de los autobuses como consecuencia de Madrid Central tienen repercusión sobre el conjunto de la ciudad. Por ello, no solo debemos avalar esta zona de bajas emisiones, sino considerar que sea replicada en otras ciudades y, por qué no, en otras zonas de Madrid.

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