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La familia adoptiva de Maloma Morales se planta ante el Gobierno y denuncia su “fracaso” para liberarla

Maloma Morales, en el vídeo difundido este jueves

Alejandro Ávila

La confianza saltó por los aires el pasado martes por la noche. La familia adoptiva de Maloma Morales tachaba al Gobierno español de “abandonar a su suerte a una mujer española secuestrada en territorio extranjero” al no resolver lo que ellos consideran “la privación de libertad de la joven en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Algeria) desde hace cinco meses”.

Fuentes cercanas a la familia consultadas por eldiario.es/andalucía han mostrado su “decepción” con las “negociaciones ineficaces” que, según su parecer, el gabinete del ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, ha llevado a cabo con el Frente Polisario para la liberación de la joven de origen saharaui, pero nacionalidad española desde que fuera adoptada tras ser mayor de edad.

La familia Morales de Matos critica la falta de transparencia que ha mostrado durante los últimos diez días el Gobierno en funciones, que lleva desde el pasado 21 de abril negociando con el Frente Polisario una salida a esta crisis. El propio García-Margallo anunció el viernes 22 de abril que Maloma había sido liberada por las autoridades saharauis. Sin embargo, apenas 24 horas después fue entregada de nuevo por el Frente Polisario a su familia biológica, que ha bloqueado cualquier tipo de comunicación con sus familiares españoles. Durante ese tiempo, han aparecido varios vídeos de ella difundidos por redes sociales, en los que sus autores han tratado de mostrar la imagen de una Maloma a gusto en los campamentos. La familia Morales le ha restado credibilidad a todos ellos.

Conversión al Islam de la pareja de Maloma

Ante la “inacción” del Gobierno, su pareja, Ismael Arregui, le ha manifestado a este diario su disposición “a convertirse al Islam para traerla de vuelta a casa”. Arregui ha puesto así su propia conversión religiosa sobre la mesa de negociaciones. Abrazar el Islam es la condición previa para poder pedirle la mano a la familia biológica de ella, casarse y que Maloma pueda decidir libremente dónde quiere vivir: en el Sáhara o en España.

Ismael responde así ante los rumores procedentes de Smara, uno de los cinco campos de refugiados de Tinduf. Según las informaciones que les llegan a la familia, a Maloma quieren casarla esta misma semana con un desconocido y Arregui quiere adelantarse con un matrimonio a distancia que, en el caso del rito islámico, se puede celebrar “con premura”.

La familia saharaui de Maloma había exigido que hubiera una pedida de mano “como debe ser” y tras varios días de reuniones lanzó un comunicado este lunes en el que subrayaba que la situación no se resolvería “a costa de nuestras tradiciones sociales, culturales y religiosas”.

El Frente Polisario, a través de su enviado Bachir Mustafa Sayed, se manifestó en términos similares una semana atrás cuando señaló que cuando una mujer saharaui va a casarse, el novio tiene que pedirle antes la mano a toda la familia.

Maloma Morales viajó en diciembre con Pepe, su padre adoptivo desde abril de 2014, a los campamentos de refugiados de Tinduf para visitar por primera vez en una década a su familia biológica. Explica Morales que intentó “adelantar el vuelo porque vi cosas muy raras”. Finalmente, asegura que su intuición se hizo realidad y minutos antes de emprender el regreso a España, entre varios familiares “la metieron en un coche, que estaba arrancado desde hacía dos minutos”. Entendió desde el primer momento que aquello era un “secuestro”.

Desde entonces, tanto él, como su mujer y el propio Arregui han emprendido una intensa campaña a todos los niveles para conseguir la liberación de Maloma. Han acudido tanto al Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe, donde residen, como al Gobierno español o a la Junta de Andalucía, organismos todos ellos que proporcionan una ayuda económica millonaria al pueblo saharaui.

El caso no solo ha encontrado eco mediático, sino que se han llevado a cabo movilizaciones y una recogida de firmas por Change.org que se acerca a las 75.000 adhesiones. La retención de Maloma ha tenido respuesta incluso desde Naciones Unidas, cuyo secretario general, Ban Ki Moon, se interesó por ella y los casos de Darya Embarek Selma (26 años) y Nadjiba Mohamed Kacem (24) en su última visita al Sáhara y los campamentos de refugiados. Sus ejemplos figuraron como violaciones de los derechos humanos.

Human Rights Watch también ha denunciado el incumplimiento de los derechos humanos en los territorios bajo la autoridad del Frente Polisario. Eric Goldstein, subdirector de la organización en Oriente Medio y África del Norte, le ha declarado a este diario que “el Polisario tiene que proteger la libertad de movimiento de Maloma. Si fracasa, su credibilidad internacional se verá socavada, sobre todo en lo que se refiere a su defensa de los derechos de las mujeres”.

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