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Los bomberos de Málaga inician su primera huelga indefinida pero “sin efectos”

De la Torre dice que huelga de bomberos "no ha tenido seguimiento" y deben pensar "si tiene sentido" mantenerla

Néstor Cenizo

Después de 75 días de encierro, los bomberos de Málaga empezaron ayer una huelga indefinida. Es la primera vez en casi siglo y medio de historia en que se produce esta situación. Piden un nuevo reglamento que sustituya al vigente, de 1959, una reclasificación de su categoría profesional y una reducción del número de guardias anuales. Sin embargo, en las semanas que han pasado desde el comienzo del encierro en el parque de Martiricos, las posturas se han enconado y los bomberos han acabado focalizando sus peticiones en la gestión del propio inspector jefe, José Cruz.

La huelga, que se inició sin incidencias, no tendrá efectos sobre el servicio porque los servicios mínimos bordean el 100%. Además, los sindicatos recurrirán el Decreto de servicios mínimos con la finalidad de aumentarlos (no incluyen servicios médicos y jefes de sala) y porque creen que permite el “esquirolaje interno”, asignando a bomberos y cabos funciones superiores a su categoría. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, interpretó que como todos los bomberos habían acudido al trabajo, la huelga es una “ficción” y debían plantearse su continuidad. Sin embargo, sea o no una huelga “simbólica”, como la califican fuentes sindicales, el conflicto existe.

El 94% de los bomberos de Málaga pidió hace ya dos meses y medio la destitución de Cruz, a quien consideran responsable de una deficiente gestión de los recursos. El 3 de febrero plantearon la posibilidad de que se le asignara la dirección del área exclusivamente técnica. Las peticiones han sido rechazadas por el ayuntamiento, que cree que la exigencia es un mal punto de partida para una negociación.

Los sindicatos mayoritarios (CCOO y SAB) culpan a Cruz de desmantelar la plantilla y plegarse a instrucciones políticas, dejando morir el Grupo de Rescate, no oponiéndose a la asignación de los fondos de Unespa a los gastos generales (entre lo que se incluyó un coche para uso del regidor), o tolerando la falta de reposición de personal, lo que ha provocado una plantilla corta y envejecida, de unos 48 años de edad.

Según los presupuestos para 2016, 319 personas integran la plantilla de bomberos en Málaga, aunque los sindicatos reducen ese número a 307, de los que 270 serían bomberos operativos. Los presupuestos, sin embargo, contemplan 402 puestos de bombero en total, en contraste con los alrededor de 520 que, según los sindicatos, integran la plantilla en Sevilla. Faltarían, además, mandos intermedios.

Esta falta de dotación ha llevado a situaciones de riesgo. El 31 de enero ocurrió un incendio en Churriana al que debían acudir los bomberos de un parque que no estaba operativo por encontrarse en un curso de formación de asistencia obligatoria. El tiempo de respuesta pasó de dos minutos a ocho. “Es muy grave”, lamenta Ramón Triguero, delegado de CCOO, que cree que la programación de estos cursos sin atender a las necesidades operativas puede ser delito, y puso el asunto en conocimiento de Fiscalía. También achacan al jefe la redistribución “caciquil” del personal, con el consiguiente “caos organizativo”.

Otra reivindicación es la estrictamente laboral, si bien la regularización de la jornada debe abordarse en 2018. Los sindicatos mayoritarios pretenden negociar ya y abordar también la reclasificación de su categoría profesional. En una moción aprobada el 25 de septiembre de 2009 los tres grupos municipales entonces (PP, PSOE e IU) suscribieron una moción en la que pedían a la Junta de Andalucía que adaptara los puestos de bomberos y cabos al grupo C1. Según Triguero, un paso previo para abordar la cuestión en el ámbito municipal. Desde entonces, nada se ha hecho, pese a que otras ciudades han ejecutado esa adaptación.

Esto implica que los bomberos de Málaga tengan muy difícil intercambiar sus puestos de trabajo con de igual categoría en otras ciudades. Los bomberos piden además la reducción de guardias anuales de las 75 que actualmente desempeñan, a 68-70, la media nacional. Triguero explica que esta reducción de guardias permitiría equilibrar el mayor gasto por la reclasificación.

Los sindicatos exigen la implicación directa en la negociación del alcalde, que hasta ahora se ha limitado a señalar su disposición al diálogo, sin hacerlo personalmente. En estos dos meses y medio de encierro, la situación se ha enconado, como muestran las pintadas en los mismos camiones de bomberos exigiendo la marcha del jefe, la supuesta aparición de amenazas en su casa y la denuncia a Fiscalía por la organización del servicio. No parece el mejor punto de partida para una actualización del servicio que el ayuntamiento viene retrasando durante años, como muestra el hecho de que el Reglamento que rige sea de 1959 y esté pensado para el ámbito castrense.

“No hemos tenido más remedio que llegar a la huelga”, explica Triguero. El paro, en cualquier caso, no se nota para el ciudadano, porque los servicios mínimos rozan el 100%, de modo que puede producirse la paradoja de que haya más servicios de bomberos que habitualmente.

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