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“Los pueblos quieren tener la última palabra en la lucha contra la despoblación”

Uno de los talleres del congreso versó sobre visibilidad del medio rural y despoblación.

Miguel Barluenga

Huesca —

Durante dos jornadas, 22 y 23 de junio, en el Congreso Nacional de Despoblación en el Medio Rural se han citado La España vacía, el ensayo de Sergio del Molino; la obra La lluvia amarilla de Julio Llamazares, y las canciones de José Antonio Labordeta y La Ronda de Boltaña. Literatura y música para alzar la voz y contar un problema crónico a quien quiera leerles y escucharles. Protestas nacidas desde la tristeza, la rabia y la voluntad de cambiar las cosas. En Huesca se han buscado soluciones prácticas y se ha repetido con insistencia otra palabra: “repoblación”. Los afectados han hablado y los aludidos, se supone, han escuchado.

Han sido varias ponencias, 40 nombres propios y unos 400 asistentes. Pero el mensaje ha calado más allá. Como el de Rafael Casal, el último nacido de Fonchanina, en el núcleo de Montanuy, quien señaló que “no encontraría un lugar mejor para vivir”, prácticamente aislado y a 1.500 metros de altitud. O el de La Galliguera, que vuelve a estar amenazada por el fantasma del abandono y la pérdida de zonas para habitar y desarrollarse si el proyectado pantano de Biscarrués se lleva a cabo. Lo rural ha sido reivindicado sin palabras huecas, pues como ha recalcado el presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, “las ciudades necesitan a los pueblos para su desarrollo”.

Los municipios afectados por la despoblación quieren ser los protagonistas de su propia salvación pero no pueden hacerlo solos. Necesitan a las instituciones que, paradójicamente, se han olvidado de ellos. Quieren abordar este “problema de Estado” en primera persona y gestionar directamente parte de los fondos que reciban tanto del Gobierno de España como de la Unión Europea. Es la principal conclusión. De estos debates han surgido 88 medidas concretas que se pondrán sobre el papel y se trasladarán al Ejecutivo de Mariano Rajoy mientras la España rural pierde cinco habitantes cada hora.

La importancia del acceso a Internet

Los objetivos que se han trazado en este segundo Congreso de Huesca -el primero tuvo lugar en Cáceres- contemplan la eliminación de las diferencias entre lo urbano y lo rural, facilitar el acceso de las localidades más pequeñas a Internet o adaptar la legislación a los núcleos de población más reducidos. Cuestiones que ahora necesitan desarrollarse. Así, las conclusiones contemplan que los ayuntamientos y las diputaciones deben ser las administraciones que lideren las medidas puestas en marcha para la luchar contra la despoblación y, asimismo, las que gestionen los fondos públicos destinados para ese fin.

Asimismo, que los fondos de la estrategia europea de crecimiento 2020-2030 deben ser gestionados en parte por los gobiernos locales. También se ha de invertir en comunicaciones, acabar con la brecha digital, realizar acciones que fomenten la creación de empleo con incentivos fiscales que logren atraer y fijar población y poner en marcha un estatuto del emprendedor rural.

“Hemos convencido a las instituciones”

¿Y ahora qué? Estas medidas ya están en manos de la recién nombrada comisionada del Gobierno de España para el Reto Demográfico, Edelmira Barreira, quien acudió el jueves a la inauguración del Congreso. También estuvo Juan Ávila, secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias, y que se muestra seguro de que “los municipios y las diputaciones hemos convencido al Gobierno central y a los autonómicos de que esta es una cuestión de estado que nos afecta a todos. Y los pueblos quieren tener la última palabra en la lucha contra la despoblación”.

Aquellos a quienes se han dirigido estos mensajes se han llevado deberes a casa. Edelmira Barreira, aboga por “compartir entre todas las Administraciones la búsqueda de soluciones a la despoblación”. La comisionada ha observado que el envejecimiento es un problema comunitario y que en España “va a ir a más”, de ahí que “vamos a ser cada vez más mayores y cada vez habrá menos niños”. Casi 5.000 municipios tienen menos de 1.000 habitantes. “Si algo hemos conseguido es que se esté hablando de despoblación y que los afectados tengan más voz que nunca”, admite.

2.541 muertes más que nacimientos

Mientras se celebraba este Congreso, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó que, por octavo año consecutivo, las defunciones superan a los nacimientos en Aragón. Al menos, las diferencias se han estrechado. En 2016 hubo 2.541 muertes más que nacimientos, 13.465 frente a 10.924. Pese a todo, esta diferencia se ha reducido respecto a los últimos años y se ha producido un 6,1 por ciento menos de decesos que en 2015. Aragón es la segunda Comunidad Autónoma con un descenso más agudo en los nacimientos (3,8 %), solo por detrás de Castilla y León (4,3 %).

La despoblación en el territorio es uno de los factores evidentes. La acción del Ejecutivo autonómico como enlace entre el Gobierno de Mariano Rajoy y Europa resultará clave. El presidente aragonés, Javier Lambán, se refiere a propuestas tangibles como “la discriminación fiscal positiva, impulsar los sectores de la nieve y la agroindustria y la extensión de la banda ancha”. “¿Por qué los ayuntamientos de los núcleos rurales tienen que cobrar menos de los fondos del Estado?”, se preguntaba Miguel Gracia.

“Pero no estoy aquí para llorar/vosotros sois mi pueblo y estos montes mi hogar/por eso sé que no basta llorar/si se nos cae la casa, ¡se vuelve a levantar!”, canta La Ronda de Boltaña en La casa vacía. Ayuntamientos y diputaciones saben que las conclusiones del Congreso son apenas un punto de partida y quieren más. Los afectados por la despoblación se saben imprescindibles para que las generaciones venideras habiten un territorio repoblado.

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