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Decepción en la concentración soberanista tras las palabras de Puigdemont

Decepción con Puigdemont en la concentración soberanista

Yeray S. Iborra

Jarro de agua fría en la concentración convocada junto al Parlament de Catalunya que debía mostrar apoyo a Carles Puigdemont en la declaración de independencia. En el paseo del Arc del Triomf se ha pasado del júbilo al silencio absoluto –además de tibios abucheos– en cuestión de segundos. Ocho, para ser exactos.

Ese es el tiempo que ha pasado entre que el president ha proclamado la independencia y, acto seguido, la ha suspendido para buscar el diálogo. La proclama de Puigdemont de obedecer el mandato del 1-O para que Catalunya se convirtiese en un “Estado independiente en forma de República” ha sido recibida con sonoros vítores y saltos. Por contra, la suspensión de la declaración de independencia ha provocado un silencio gélido que sólo han roto tímidos pitidos y unos pocos aplausos.

Dichos silbidos y aplausos no han sido inminentes. De hecho, la situación ha sido de confusión al acabar Puigdemont su discurso. Mientras algunos empezaban a quejarse y a mostrarse decepcionados, otros continuaban aplaudiendo y expresando que era una buena forma de rebajar la tensión. Con todo, poco a poco, y sin esperar a que acabara el pleno, el grueso de los manifestantes ha abandonado la concentración. Los han habido que no han podido contener las lágrimas.

Al disolverse la multitud, se han escuchado cánticos como “hemos votado y lo defenderemos” y “alerta Convergència, se nos acaba la paciencia”, ejemplo de la frustración con la que muchos han recibido la suspensión de la declaración de independencia.

“Nos vamos a casa, nosotros hemos venido hoy para celebrar la independencia, no para volver a intentar un diálogo que, ojalá me equivoque, no podrá ser”, decía Elena poco después de conocerse la suspensión de la independencia. La joven había pedido salir antes del trabajo para seguir la comparecencia de Puigdemont. Después de negar con la cabeza varias veces mientras pronunciaba las palabras, Elena se ha marchado a toda prisa por una de las calles adyacentes al Arc del Triomf.

“Hemos celebrado poco, pero aún así me parece lo más inteligente. No le ha quedado otra al Govern”, apuntaba Judith, una de las personas que se ha quedado frente a las pantallas gigantes, mientras escuchaba a la diputada de la CUP Anna Gabriel. Si bien la anticapitalista ha preferido la conciliación en su discurso, las organizaciones independentistas han sido las primeras en mostrar su rechazo a las palabras de Puigdemont. Arran lo ha tachado de “traición inadmisible” al considerar que frena “el mandato popular claro y contundente del referéndum”.

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