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El cambio climático hará que en 30 años los cultivos castellano-manchegos no sean rentables

Viñedos / Foto: Europa Press

Alicia Avilés Pozo

En una región altamente ligada a la agricultura y con un gran patrimonio forestal como es el caso de Castilla-La Mancha, los efectos del cambio climático serán “especialmente dañinos” debido a las peculiaridades de su climatología, propias del centro peninsular. Serán los cultivos de viñedo y olivos, en referencia a la industria agrícola, y los bosques y humedales, respecto al medio ambiente, los que sufrirán las consecuencias de la emisión de gases del efecto invernadero si no se ponen en marcha los mecanismos y tecnologías ya patentados para frenar estas previsibles consecuencias.

Así lo señala el informe “Cambio climático en Europa: Percepción e impactos 1950-2050”, publicado por Equo Europa y Los Verdes, y cuyo autor es el toledano Jonathan Gómez Cantero, climatólogo y geógrafo, quien explica que son el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones los dos principales efectos que tendrán un “impacto directo” en la agricultura. La ubicación de Castilla-La Mancha en plena meseta hará que la región sufra en 30 años de forma especial la falta de lluvias, y por lo tanto muchos de sus cultivos dejarán de ser “económicamente rentables”.

Concretamente, Gómez Cantero alerta de la incidencia que el cambio climático tendrá en la zona de viñedos de la provincia de Ciudad Real, así como en las áreas de cultivo de maíz colindantes también con Albacete, que se verán “enormemente afectadas”. “Esto agravará el hecho de que ya de por sí hoy en día sean insostenibles debido a la explotación de los acuíferos, los cuales también van a tender a desaparecer”, detalla. Y añade igualmente a la industria olivarera, que se verá “gravemente dañada”, no solo por el cambio del clima sino por nuevas enfermedades que afectan a los olivos y algunas especies de hongos que harán “que se tengan que tirar cosechas enteras”.

Mención especial hace el cilmatólogo a las consecuencias del efecto invernadero en la producción de miel en La Alcarria de Guadalajara, debido a la posible desaparición de las abejas por la llegada de insectos de otros países, especies invasoras que acaben con la autóctona, provocando serias repercusiones para las economías locales. Las olas de calor dejaran además secuelas en las explotaciones apícolas, con la muerte de miles de aves en granjas de toda Europa como ha sucedido en anteriores sequías, así como las consecuencias directas en cientos de cabezas de ganado.

¿Qué se puede hacer ante estas previsiones? Gómez Cantero tiene muy claro que la mejor opción es frenar el cambio climático a nivel mundial, pero ante sus inminentes efectos, otras soluciones pasan por la adaptación de las regiones a sus climas. En el caso de Castilla-La Mancha, por ejemplo, considera ilógico que desde hace años en la zona de Ciudad Real con Albacete, cientos de hectáreas de cultivo de maíz del Acuífero 23 se rieguen en pleno mes de agosto a las tres de la tarde, cuando el agua se evapora al instante. “Es decir, el cambio climático puede acabar con esas explotaciones, pero es que además no deberían haber estado ahí nunca”, detalla, y asegura que es buscar la adaptación a través de tecnología novedosa para maximizar los recursos de agua en horario nocturno, lo que permitiría a los agricultores ahorrar costes y además sería beneficioso para el medio ambiente.

Pero recuerda que la utilización de esta tecnología es imposible sin la involucración de las administraciones: “no se puede conseguir nada si un gobierno ni siquiera está concienciado de los terribles efectos del cambio climático”.

Humedales y bosques, a merced de la sequía

Por otra parte, en cuanto al medio ambiente, Gómez Cantero dibuja también un “escenario pésimo” para la zona central de España y especialmente para Castilla-La Mancha. “En esta región ya hemos sufrido sequías importantes que han hecho que las Tablas de Daimiel estuvieran con cero de agua”, recuerda, un hecho agravado por la falta de lluvias y por la mencionada explotación de los acuíferos. Se trata de un hecho irreversible, porque aunque ya no se exploten, las sequías van a seguir afectando a todo el sistema de humedales de La Mancha húmeda.

La situación se agrava en el caso de los bosques, que “se secarán mucho más en verano y serán mucho más propensos a sufrir incendios forestales”. Y pese a que la comunidad autónoma es una de las regiones de Europa donde el índice de incendios forestales es más alto en verano, la política ambiental es “desastrosa a más no poder”, cuando “tener un medio ambiente y una naturaleza protegida es el mejor colchón para adaptarnos a los efectos del cambio climático”

El informe se hizo público esta semana en Madrid y ha tenido enorme repercusión a nivel mundial. Promovido desde el Parlamento Europeo, será además la base documental con la que los partidos ecologistas y progresistas trabajarán de cara a la Cumbre del Clima (COP21) que se celebrará en París a finales de año.

Jonathan Gómez Cantero es geógrafo y climatólogo, especializado en el estudio de desastres naturales y riesgos ambientales. Formó parte del grupo español de revisores del 5º Informe de Cambio Climático del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC). Es investigador, vocal del Ilustre Colegio de Geógrafos de España y colaborador de varios medios de comunicación.

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