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Cultura: pilar del Estado del Bienestar

El conseller de Educación, Vicent Marzà (Compromís), y el President de la Generalitat, Ximo Puig (PSPV)

Moisés Pérez

Valencia —

Ni el clásico Estado de Bienestar, ni el extendido actual. Pese a las estrecheces financieras, el Consell quiere incorporar al actual Estado del Bienestar un elemento más que considera básico, fundamental y al mismo nivel que la sanidad o la educación. Se trata de la cultura. Y es una reivindicación clave dentro de su proclamado cambio de rumbo en la política cultural.

“Nos han hecho creer que teníamos que elegir entre pan y cultura cuando tenemos derecho a las dos cosas: a pan y a cultura”, ha defendido durante la presentación del código de buenas prácticas la directora general de cultura y patrimonio, Carmen Amoraga. Una idea que ha expresado reiteradamente durante todo el acto. “Es una parte fundamental del Estado del Bienestar. Al mismo nivel que la sanidad, la educación o la vivienda”, ha secundado Albert Girona, secretario autonómico de cultura y deporte.

Un relato trazado desde el Consell que precisa de una mayor inversión, “de priorizar la cultura”, como ha agregado el conseller del ramo, Vicent Marzà. No en vano, Girona ha criticado el recorte ejecutado en las partidas culturales por los anteriores gobiernos autonómicos del PP. “Se ha pasado de una inversión de 179 millones de euros en 2008 a dotar solo de 95,9 millones de euros en 2015, incluyendo la parte asignada a deporte”, ha señalado Girona.

Con el objetivo de que la cultura sea un derecho, se pretende que la gente que no puede gozar de la cultura lo pueda hacer. Que se universalice su consumo. Y para ello, desde el Consell se ha anunciado una política de precios que facilite la asistencia de personas mayores de 65 años, jóvenes, grupos y establecimiento de abonamientos que permitan, según la conselleria de cultura, “fidelizar el público que pide producciones culturales”. Generar nuevo público, en especial, joven, de asociaciones o que no suele ser habitual es una prioridad para el departamento de Marzà.

El Consell, además, quiere que la oferta se adapte a las necesidades de los consumidores. Y por eso, fomentará la participación directa del ciudadano a través de encuestas, de webs, de servicios de información y de atención al público. Incluso, lo hará indirectamente a través de distintos agentes culturales.

Impulso público

Desde esa filosofía, el secretario autonómico de Compromís ha apostado por “impulsar el sector cultural desde la iniciativa pública”. Sin embargo, Amoraga ha precisado que las ayudas a un sector cultural u otro no se harán sin estudiarlo previamente. Es decir, que cualquier subvención a un colectivo estará “avalada por criterios puramente científicos y contando con la opinión y participación también de los profesionales”.

Para ese cambio de rumbo por el que apuestan, han presentado el código de buenas prácticas. Todo, con el propósito de convertir el sector cultural valenciano “en un sector estratégico y fundamental en nuestra economía”, ha remarcado Girona. “La Comunidad Valenciana era conocida por el talento cultural y ahora tiene el estigma de la mala gestión”, ha afirmado Amoraga, quien ha rematado: “Debemos trabajar en esa dirección, en la de volver a ser referentes en el exterior por nuestra actividad cultural”. De ahí que se quiera limpiar y evitar que vuelvan a producirse las prácticas que “han empañado nuestra imagen”, en palabras de Amoraga.

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