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Bosal: El fracaso de la política contra el despiadado mercado

Los representantes de los trabajadores de Bosal junto a los portavoces de los grupos en Corts

Miguel Giménez

Sagunto —

Desde hace más de un año, el futuro de la planta que la multinacional Bosal -dedicada principalmente a la fabricación de componentes del automóvil- tiene en Sagunto estaba en el aire, una percepción que se confirmaba a comienzos de 2015, cuando la empresa informaba por carta a sus 222 trabajadores que iban a cerrar la factoría y rescindir sus contratos, dejándoles en la calle después de la declaración de concurso voluntario de acreedores con apertura de fase de liquidación el 23 de diciembre.

Pese a los esfuerzos de la plantilla, que incluso llegó a presentar un plan de viabilidad para la planta después de que la multinacional fuera reduciendo la carga de trabajo, Bosal -cuyas maniobras auguraban el desenlace que finalmente se ha producido- decidió cerrar sus instalaciones. En este tiempo se han producido infructuosas huelgas, protestas y multitudinarias manifestaciones en las que han participado miles de personas, primero en julio de 2014 y más recientemente el pasado 22 de enero.

Tampoco han faltado los movimientos políticos, con el respaldo explícito y unánime de todos los grupos políticos, a nivel municipal, autonómico y nacional -el último en mostrar su apoyo ha sido el diputado de UPyD, Toni Cantó, quien esta semana visitó Sagunto para reunirse con los trabajadores, y antes el diputado de Esquerra Republicana Joan Tardà, quien inclusó mostró una camiseta de apoyo a los trabajadores en el Congreso, o el líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante el mitin celebrado el pasado fin de semana en Valencia-.

Apoyo poco fructífero

Todos estos gestos y documentos aprobados por unanimidad se han quedado en meras declaraciones de intenciones a la vista de los acontecimientos. Así, en julio, los grupos en Corts Valencianes rubricaban una declaración de apoyo al mantenimiento de la multinacional belga, instando a todas las administraciones públicas a intentar buscar soluciones que garantizaran las instalaciones, un documento que había sido aprobado anteriomente por el Consistorio saguntino.

En diciembre, estas reuniones se trasladaron al Congreso de los Diputados, donde los trabajadores y CCOO trasladaron a los grupos parlamentarios la problemática industrial de Sagunto, de igual forma que también se produjeron entrevistas con el conseller de Industria, Máximo Buch.

Sin embargo, el resultado de estos encuentros -al igual que sucedió hace apenas un año y medio con otra multinacional instalada en Sagunto, en aquella ocasión Galmed, dependendiente de la alemana Thyssenkrupp, que pese a los pronunciamientos, apoyos y las presiones políticas también cerró su factoría en Sagunto- ha sido nulo, y ni las movilizaciones sociales y laborales, ni los pronunciamientos y declaraciones políticas han servido de mucho a la hora de evitar el desmantelamiento del tejido industrial en la comarca del Camp de Morvedre.

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