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Ertzainas trabajando... para las estadísticas

Una protesta contra el Plan Horizonte 2016 puesto en marcha por el equipo de Seguridad.

Aitor Guenaga

Bilbao —

El Plan Ertzaintza horizonte 2016, una modificación de las formas de trabajo en la policía vasca que debería servir, entre otras cosas para la adecuación de una policía que sale de ser objetivo de una organización terrorista, no termina de calar entre los más de 7.800 agentes que en la actualidad tiene la Ertzaintza. La consecución de una “policía de cercanía”, en palabras de la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, al final se ha convertido en muchas ocasiones en “trabajar para alimentar las estadísticas”, según denuncian los agentes consultados que trabajan a pie de obra. Todos los sindicatos -a excepción de Esan- vienen denunciado que la aplicación de este plan y las decisiones adoptadas por el director de la policía e inspirador del plan, Gervasio Gabirondo, han sumido a la Ertzaintza en “el caos organizativo”. Estas son algunas de las historias de primera mano de agentes y mandos de la policía real. La que está más allá de las estadísticas. La que ve, siente y padece el ciudadano vasco.

Kike es un viejo del lugar. Lleva 22 años trabajando en diversas comisarías guipuzcoanas. Ha visto cómo se ha gestionado este cuerpo con treguas de ETA y con etapas en las que los agentes eran diana de los terroristas. Con planes de todo tipo encima de la mesa, la sensación que transmite “y comparten los compañeros con los que trabajo en el día a día es que la Ertzaintza nunca ha estado peor. Es una sensación generalizada”. Cuando se le pregunta dónde están los problemas y, sobre todo, si esto está afectando realmente a la ciudadanía en el servicio que debe prestar la policía, Kike baja al terreno del día a día.

“No es una exageración. Los cambios que se han producido desde que se aprobó el plan de investigación están dejando las comisarías sin agentes. La semana pasada sin ir más lejos no teníamos gente y tuvimos que dar hora a varias personas para que vinieran otro día a poner las denuncias. Esto no lo he visto en mi vida”, admite Kike. “¿Es ese un buen servicio a nuestros ciudadanos?”, se pregunta este ertzaina.

Desde el Departamento de Seguridad niegan la mayor y aseguran, blandiendo la estadística, que las quejas de los ciudadanos por un mal servicio recogidas hasta septiembre en los 28 centros policiales de la policía vasca eran 46. Durante todos los meses que han durado las protestas de los sindicatos, el Departamento de Seguridad siempre ha atribuido esta campaña de denuncia a la cercanía de las elecciones, que tendrán lugar este jueves.

“Lo gracioso es que en una ocasión le tocó hacer cola en una comisaría vizcaína a un cargo local del PNV, que acabó marchándose desesperado tras esperar un buen rato con un gran cabreo y diciendo que iba a preguntar en Sabin Etxea qué estaba pasando en la Ertzaintza”, añade una fuente policial a la que le contaron lo sucedido en dicho centro policial. El nagusi (máximo responsable) de otra comisaría, también en Bizkaia, reconoce que la situación “nos están colocando al borde del precipicio en lo que a organización interna se refiere. Y parece que los que gestionan esto o no lo ven, o no lo quieren ver. No sé qué es peor”, apunta.

“La Ertzaintza que deseamos colocará en el centro de su actuación a los ciudadanos, apoyando especialmente a los que han sido víctimas de delitos, trasladándoles de forma proactiva y personalizada información sobre el caso o sobre las gestiones realizadas”, se asegura en el nuevo plan del Ejecutivo vasco.

Un agente destinado en Gipuzkoa pone otro ejemplo del “caos” que está siendo denunciado por prácticamente todos los sindicatos desde hace casi un año. “Con el nuevo sistema de investigación la gente que teníamos formada por ejemplo para las inspecciones oculares ha pasado de 24 a dos. Faltan ertzainas, y eso también lo notan las personas que, por ejemplo, ha sido objeto de asaltos en sus propiedades. Recientemente se produjo un robo en un bar y la primera patrulla que llegó le dijo a la dueña del local que no tocaran nada hasta que llegaran los expertos de investigación en inspecciones oculares. ¿Sabes cuánto tardaron en llegar? Cinco horas”, revela este ertzaina con también muchos años de servicio en la policía vasca.

Pero lo que realmente llega a enervar a muchos agentes es el trabajo enfocado siempre a “la estadística por la mera estadística, sin pies ni cabeza”. Esto, en realidad, parece un mal endémico en el cuerpo porque también con el PNV en el poder, el equipo del entonces consejero de Interior, Javier Balza, puso en marcha el sistema Egunsentia (amanecer, en euskera), que se llevó las críticas de todos los sindicatos y de los agentes de infantería -los cerca de 5.000 que están en Seguridad Ciudadana- por ese mismo motivo. Un sistema de trabajo que los sindicatos lograron paralizar. “Nos llevan a los 'briefings' por la mañana y miran las estadísticas y en función de eso, de dónde ven que se ha bajado en los servicios o dónde se ha subido, deciden los planes de trabajo. Están más preocupados por alimentar el ordenador que otra cosa y nos ha pasado que vamos a hacer un trabajo relacionado con la violencia de género, por ponerte un ejemplo, y sabemos positivamente que la mujer a la que vamos a proteger no se encuentra en el domicilio o nos mandan con la foto de su agresor que está desfasada por el paso del tiempo. O nos mandan a hacer una 'korrika' (paseo a pie) a las tres de la mañana a un sitio donde no hay nadie. Si esto no es ilógico, ya me dirás”, explica otro agente.

“Cierre de comisarías”

La política de “gestión compartida” de comisarías, cuyas bondades ha defendido en el Parlamento en varias ocasiones la consejera de Seguridad, tampoco es del agrado de los agentes afectados. Zarauz-Azkoitia, Tolosa-Beasain y Zumarraga-Bergara es solo el comienzo de una política que los propios ertzainas consideran “cierres encubiertos”.“Ha habido noches que en la comisaría que queda de 'hermana pobre' solo ha habido dos personas en su interior, la persona de los atestados y el de la puerta. La sensación que tenemos es que al final en todo este proceso, que solo busca rebajar gastos, la comisaría más pequeña va a acabar desapareciendo”, algo que siguen negando desde el Departamento de Seguridad. “El pasado verano hubo un día en la comisaría de Azkoitia que en el grupo de atestados solo había una persona trabajando. Nos estamos encomendando a la suerte, esperando que no pase nada”, denuncian los ertzainas.

No hay duda de que la nueva Ertzaintza sin la acción terrorista de ETA dará un vuelco importante al modelo policial en Euskadi. Lo que resta por saber en los próximos años -más allá incluso de 2016, que no deja de ser una fecha electoral en el País Vasco- es qué capacidad de adaptación tendrá este cuerpo policial a la nueva tipología de delitos y a las exigencias de servicio público crecientes de la ciudadanía. Y cuánto tiempo aguantarán los ertzainas. Y si las protestas, como cree la consejera de Seguridad, desaparecerán al día siguiente de las elecciones en la policía vasca, que se celebran este jueves.

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