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“Las leyes prometen la luna en servicios sociales, pero la realidad es la de un bazar todo a cien”

El consultor de servicios sociales, Fernando Fantova.

Eduardo Azumendi

“La realidad de los servicios sociales es muy fragmentaria, muy residual, parece que la gente no los ve como unos servicios para todo el mundo, sino para unos colectivos”. Fernando Fantova, consultor de servicios sociales y exviceconsejero de esta área en el Gobierno de Patxi López, advierte sobre la urgente necesidad de potenciar una de las patas que componen el estado de bienestar porque, de lo contrario, el resto como la sanidad, la educación y la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) “no van a funcionar”. Es la teoría que sostiene en su último libro ‘Diseño de políticas sociales’, en el que trata de dar “buenos consejos para alcanzar el mayor consenso en política social”.

“El ámbito específico de los servicios sociales ha tenido un desarrollo más lento al sanitario y educativo. Falta una definición más clara de cuál es su objeto. Las leyes hablan de la dignidad, inclusión, conceptos etéreos. Pero después todo es muy diferente. Las leyes prometen la luna en servicios sociales. La luna del bienestar, la inclusión, la cohesión o la dignidad, pero la realidad es de un bazar todo a cien”.

Fantova desarrolla este símil para dejar clara la situación de los servicios sociales en la actualidad. “Hubo una época en la que, en nuestras ciudades, empezaron a surgir los comercios de todo a cien, establecimientos en los que el precio de muchos de los productos era de cien pesetas, menos de un euro. Ofrecían una gran variedad de objetos baratos, normalmente de baja calidad. Frente a ellos están las tiendas de proximidad, que se apoyan en la calidad y, en todo caso, en la especialización. Para muchos ciudadanos, los servicios sociales son como un todo a cien y acuden por una gran variedad de necesidades, desde económicas, de vivienda, de alimentación o domésticas. Pero la gente que busca y se puede permitir calidad, esas necesidades no las resuelve en el todo a cien de los servicios sociales”.

Entre la luna que prometen las leyes y el todo a cien que perciben muchas personas, “los servicios sociales tratan de abrirse camino: haciendo frente muchas veces a expectativas desmesuradas o misiones imposibles; intentando identificar y visibilizar para qué son valiosos y para qué no lo son”.

Voluntad política

Voluntad políticaPara Fantova, el avance de los servicios sociales depende de la voluntad política, pero también de la conciencia ciudadana. “Hay que tomar conciencia de que hay una serie de aspectos de la vida, como los cuidados de las personas dependientes, niños, personas con discapacidad, inmigrantes….que hay que abordarlos desde un sistema organizado. Ya no se puede andar trampeando recurriendo a la economía sumergida. Hay que organizar los servicios sociales como se hizo con educación y sanidad. Y en ese sentido, hace falta conciencia ciudadana, desarrollo tecnológico, y voluntad política para entender que sin ese pilar del estado de bienestar los otros, como la RGI, la educación y la sanidad no van a funcionar”.

El acceso a los servicios sociales es un derecho subjetivo, reconocido en la ley y, por lo tanto, exigible ante los tribunales. Pero, “el progreso real de las políticas cuesta que vayan en esa línea. Ha ocurrido que cuando se aprobaron las leyes de Dependencia y de Servicios Sociales estábamos despegando. Sin embargo, llegó la crisis y ha abortado el despegue”.

Además de la crisis, Fantova reconoce que hay sectores sociales que no quieren seguir ampliando los derechos y los servicios porque consideran que ya se pagan demasiados impuestos y es mejor que cada uno se organice su vida. “Pero las áreas clave de la vida de las personas tienen que tener un sistema público de garantía y de promoción y protección porque si no la sociedad no funciona”.

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