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Pactos: Es hora de abrir la jaula

Rajoy, irritado por previsibles pactos que "no le gustan"

Rosa María Artal

La indignación del PP por la pérdida de poder local ha llamado a intervenir hasta a sus principales líderes. Parecen intentar recomponer en los pactos lo que les han negado las urnas. En un rasgo arriesgado en democracia, el presidente del gobierno descalifica a otras fuerzas políticas y manifiesta su disgusto por los acuerdos que se prevén: No le gustan. Ha encontrado un culpable: los medios que hablan de lo que no tienen que hablar -la corrupción del PP-. Tampoco entiende que las cadenas de televisión privadas “den cobertura a miembros de Podemos y afines”. Y esa frase, pendientes de concesiones licencias gubernamentales, suena a coacción. Otros medios más serviles le secundan y toman parte en la negociación de los pactos para llamar a “Podemos y afines” extrema izquierda radical y meter en ese saco al líder del PSOE, Pedro Sánchez, lo cual va más allá del colmo. Tanta izquierda radicalmente extrema por doquier irrita a Rajoy y le lleva a afirmar que esto es “muy peligroso para la estabilidad de España”. Siempre ha confundido España con él mismo, como el Rey Sol.

La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría –tan exquisita que jamás opina de política en ruedas de prensa del gobierno… si se trata de su partido pillado con las manos en la masa- carga también contra “la izquierda radical”. Todos en su opinión, salvo –sugiere- Susana Díez. Lo que está sucediendo es “muy preocupante”, corrobora como su jefe. Y por si acaso toca ser designada por el altísimo para sucederle.

Muy preocupante para empezar es tener un gobierno que no respeta ni los resultados de las elecciones ni a otras opciones políticas y que pretende una suerte de censura a la información y a los derechos ciudadanos. Consumada en la ley mordaza y reforma del Código Penal próximos a entrar en vigor. O en la nueva ocurrencia de prohibir tomar imágenes de detenidos. Todas esas acciones, milimétricamente premeditadas, que han llevado a Jueces para la Democracia a calificar esta legislatura como la peor de la historia. La asociación progresista de la judicatura añade como lacras de este tiempo una “mayor impunidad para la corrupción y un CGPJ correa de transmisión de los partidos”.

La corrupción. Difícilmente se puede llegar a más –y nuestra capacidad de asombro está ya largamente saturada- que a situar como delegado del gobierno, delegado del PP.S.A, en la Comunidad Valenciana a un sujeto de las características de Serafín Castellanos, hoy detenido. Según El Mundo y con datos de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), formaría parte también de una trama corrupta que esta vez explota la extinción de incendios, en régimen de auténtico cártel hasta con conexiones en Portugal. Allí donde hay montes y cerillas, hay negocio.

Es un no parar. Cajas B durante años, acreditadas por múltiples fuentes, con poderosos tentáculos que callan buena parte de los medios. Y que los ciudadanos vemos, atónitos, sepultar en el olvido pese a su intragable calibre. Un partido que -sustentando el gobierno además- es sentado en el banquillo en un juicio por corrupción que le toca como beneficiario pero que sitúa a sus empleados encausados en la calificación de “organización criminal”. Y que tampoco abre portadas cuando sí lo hacen asuntos de menor envergadura y trascendencia de otros políticos. Tampoco las máquinas trituradoras de documentos o los intentos de “tamayazos”. Resucitan intensos los rumores, perfectamente verosímiles, lo que dice todo de la calidad de nuestra democracia. ¿Cuántos más habrá, por cierto, hasta el sábado que se constituyen las nuevas corporaciones? O después...

Dicen estar preocupados pero es a los ciudadanos a quienes nos asedia ese sentimiento en tanto no cambien las cosas. Las mayores cotas de desigualdad social. El paro. La destrucción de empleo. La creación de puestos de trabajo basura. Los recortes. El brutal aumento de la deuda pública y el saqueo de la hucha de las pensiones. El cierre de empresas que aún continúa. Los desahucios. Es difícil hace más daño en tan poco tiempo.

Los parados mayores de 45 años pueden echarse a temblar porque el 71% de ellos ya llevan más de un año sin trabajar. Con un paro juvenil del 53% ¿qué futuro permite esa corta y precaria vida laboral? ¿El exilio? ¿El que ya empieza a echarles y maltratarles? Los emigrantes forzosos deben de andar preparando un monumento a la preocupación de Rajoy y Sáenz de Santamaría.

Es de imaginar la angustia de los padres que han visto entrar a sus hijos pequeños en la pobreza en cifra récord desde que gobierna el PP. La de tantos españoles que han caído en la misma bolsa. Las ayudas llegan solo al 35% de los hogares y la cuantía media es de 420 euros. Es de suponer su inquietud. Y su rabia al ver los sobresueldos en A, que confesó Rajoy cobraba “todo el mundo”, más los B acreditados por la justicia.

Los copagos en sanidad –y el deterioro de las prestaciones- que están inquietando ya a personas que creyeron tener cubierto ese servicio tras toda una vida, o los años que sea, cotizando. Los enfermos de hepatitis C, el cáncer que se está poniendo ya en el punto de mira.

Esto es lo que millones de españoles están experimentando o ven a otros sufrir, si tienen conciencia. Esto y mucho más. Solo la soberbia, el alejamiento de la realidad y la desvergüenza pueden permitirse calificar de “preocupante” la búsqueda de soluciones para salir de ese pozo. Y enderezar el rumbo de un futuro que camina inexorable por veredas de mayor precariedad si se siguen las mismas pautas. Digan lo digan los bien pagados servidores del sistema.

Nada de lo sufrido hasta ahora les basta. No hay presunta recuperación que les sacie. El FMI vuelve a pedir más copago en sanidad y educación, abaratar aún más el despido y los derechos laborales, y subir el IVA. Es el camino trazado. Camino sin fin.

Así que lo que realmente intranquiliza es que el PP se quede. Puede que el futuro no sea fácil, pero sin duda no incluye seguir como estamos. Y, no nos engañemos, la única regeneración posible para el PP pasa por una especie de embalsamamiento que sustituya todas sus vísceras podridas. Es este Partido Popular el que se rechaza, es él quien realmente da miedo.

Y un inmenso tedio. Vivimos como el oso en la jaula de un zoo de medio pelo, topando eternamente con los mismos atropellos y recetas: idénticos miedos, fantasmas y excusas. Es hora de abrir la puerta y henchir los pulmones.

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