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María José Requena, la pionera que abrió las puertas de la Urología a las mujeres

La doctora María José Requena, jefa del servicio de Urología en el hospital Reina Sofía de Córdoba.

Carmen Reina

En una sociedad que tenía totalmente aceptado que los hombres podían ser ginecólogos, que una mujer se dedicara a la Urología era poco menos que ser un bicho raro. Pero la doctora María José Requena nunca se planteó el qué dirán y eligió esta especialidad. Ella fue la primera mujer en España en ser jefa del servicio de Urología en un hospital hace algo más de tres décadas. Lo hizo –y sigue siéndolo- en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, desde donde abrió las puertas a las mujeres en una especialidad aparentemente “reservada” para los hombres.

La doctora Requena cuenta que, desde que tenía 14 años tenía claro que quería ser médico y, cuando comenzó sus estudios en la Universidad de Sevilla, empezó a conocer la Urología de la mano de un especialista a la que estuvo adscrita en las rotaciones de cirugía. Recordando esos inicios, explica que nunca se planteó que la Urología fuera un campo vetado, que ella fuera a ser vista de manera distinta por ser mujer y dedicarse a ello.

Sencillamente, tuvo claro que quería ser cirujana y, con su experiencia en las rotaciones de la Universidad, pensó: “Una opción dentro de la cirugía será la Urología”. Dicho y hecho. Aprobó el MIR y cuando, hace tres décadas en Madrid, ante el tribunal tuvo que elegir plaza “levanté la mano y dije: Urología, en Córdoba. En ese momento oí un murmullo en la sala que me sorprendió”, recuerda. Fue el primer momento en el que fue consciente de los comentarios a su alrededor por querer dedicarse a esta especialidad.

Pero lo tenía claro: “Urología, Córdoba. Y a Córdoba me vine”, recuerda ahora sobre su determinación de entonces. A su llegada al Hospital Reina Sofía, vivió otro de esos momentos en los que se daba cuenta de que la miraban por dedicarse a su especialidad. Rememora cómo, en los primeros días en el hospital, “iba a la cafetería y todo el mundo se volvía para mirarme: ‘Es la uróloga, es la uróloga’”, decían.

La doctora Requena, sin embargo, no dejó que nada de eso hiciera mella en su decisión ni en la tarea que tenía por delante. Fue consciente de que había elegido una rama médica acotada hasta entonces a los hombres pero no por ello dejó de trabajar para conseguir lo que quería profesionalmente.

“Yo no lo veo como una carrera de obstáculos, lo veo como una carrera de superación personal. Nunca entendí que no pudiera hacer lo mismo que hacía un varón por el hecho de ser mujer”, explica, sencillamente. “Quizás eso ha hecho que no me pusiera límites”, argumenta sobre cómo, “profesionalmente, creo que he llegado donde podía llegar”.

“Despertábamos sospecha”

Esa carrera de superación personal, como a ella le gusta denominarla, no solo tuvo que ver con la Urología en sí y el hecho de ser mujer, sino también en el campo de la cirugía al que ella quería dedicarse. Recuerda cómo, entonces, la desigualdad entre hombres y mujeres también se marcaba en las reuniones y congresos médicos a los que acudía. Cuando terminó la especialidad, en 1987, “el papel de la mujer en la cirugía empezaba, pero había pocas”, recuerda. Pero “no solamente es que hubiera pocas mujeres, sino que las que estábamos despertábamos sospecha”, dice para ilustrar cómo, en esos tiempos, los trabajos y comunicaciones que presentaba en los congresos eran observados por los varones desde su particular atalaya y sin dar credibilidad a sus investigaciones.

Desde entonces han pasado ya 30 años. Tres décadas en las que la doctora Requena se ha dedicado a lo que quiso, a la Urología y la cirugía, y ha llegado a ser la mujer que abriera las puertas de esta especialidad a otras muchas. Ahora, como jefa del servicio en el Reina Sofía, su trabajo empieza en la consulta tratando a pacientes y va hasta la mesa de operaciones, en quirófano, donde es especialista también en trasplantes de riñón.

“Para mí es un balance muy positivo”, dice sobre su trayectoria.Y·o no quería separarme nunca de la asistencia. Fue mi vocación, mi vocación era estar con los pacientes“. Y en esa tarea sigue, habiendo saltado todos los obstáculos: ”Que por encima de todo estén los pacientes. Ese ha sido mi cometido durante mucho tiempo“.

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