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'Verdugos impunes', la foto fija de los crímenes del franquismo

Javier Tébar y José Babiano, coautores de 'Verdugos impunes'. |

Juan Miguel Baquero

El franquismo nació de una guerra y acabó matando. Franco construyó un país ‘atado y bien atado’ a la violación sistemática de los derechos humanos. Pero los crímenes y su impunidad no son un problema de ayer, sino “de la democracia”, como dicen los autores del libro Verdugos impunes. Porque el aparato represivo alcanzó los últimos estertores de la dictadura y filtró sangre hasta los primeros pasos de la Transición. Y muchas víctimas “siguen vivas”.

La violencia fue una constante del régimen y la obra pone negro sobre blanco los hechos históricos que atestiguan los atentados continuados contra la sociedad española. Entre cejas, siempre, estuvo el movimiento obrero. Y el franquismo lo hizo creando estructuras estatales con finalidad represiva, modificando la legislación vigente y con la colaboración de las fuerzas policiales, clases dirigente y el estamento eclesiástico.

Verdugos impunes. El franquismo y la violación sistémica de los derechos humanos (Editorial Pasado & Presente) es una suerte de memoria pericial que surge de la petición de la Coordinadora de Apoyo a la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo (CeAQUA) de cara a la presentación de nuevas querellas contra los delitos del franquismo que siguen impunes.

La “idea central” del proyecto “es que el franquismo fue un régimen que de manera sistémica, estructural, violó los derechos humanos”, explica José Babiano, coautor junto a Gutmaro Gómez, Javier Tébar y Antonio Míguez. Creando, además, “un catálogo de víctimas y de violaciones muy amplio” que van “desde la tortura o los fusilamientos sin juicio al robo de bebés o violaciones de mujeres como botín de guerra”, añade.

De la represión militar al TOP

Verdugos impunes hace “un recorrido cronológico de todos esos fenómenos multifacéticos de la represión”, ratifica Tébar a eldiario.es Andalucía durante la presentación del libro en la Fundación Estudios Sindicales y Cooperación de CCOO, donde los autores estuvieron acompañados de la periodista Alicia Almárcegui, del Centro de Estudios Andaluces.

Por eso, la aportación “abarca desde el inicio de la guerra hasta la finalización del propio régimen, introduciéndose incluso en los años de la Transición”. Un “informe pericial de contexto” sobre una represión dual, de carácter militar y civil a través del Tribunal de Orden Público (TOP). “Contamos una historia del franquismo desde el punto de vista de los derechos humanos”, dice Babiano.

¿Y por qué, pese a los evidentes crímenes contra la humanidad, España permite esos ‘verdugos impunes’? “Porque el Estado no se ha enfrentado a ese pasado, como en otros países, y por eso pervive, no se ha clausurado”, apunta Javier Tébar. “Es un país que todavía no ha afrontado ese tema, no es un problema de la Transición sino de la democracia, de hoy, es un expediente que está abierto, no se trata de revivir nada”, opina José Babiano. La pregunta siguiente es por qué España ignora su propio pasado con la impunidad como “cultura política”, como define Babiano.

Las víctimas “no quieren venganza”

Y en esa lucha contra la impunidad entra la Memoria Histórica. “La gente que se querella no quiere venganza, quiere justicia”, dicen. “Las víctimas buscan verdad, justicia y reparación, que son principios de Naciones Unidas, no es una cosa de locos españoles que quieren remover algo”, aporta José Babiano. Recomendaciones que España desoye de manera reincidente.

La Querella Argentina, por ejemplo, “es un producto de la necesidad, de las peticiones de la sociedad, surge de ahí, no de una querella antigua y esa idea de ‘eso hay que olvidarlo’, no, surge de un problema de hoy”, indica Javier Tébar. Los crímenes y su impunidad no son cosa del pasado. “Hay muchas víctimas vivas, como torturados, bebés robados y sus familias, presos…”, añaden.

De ahí la génesis de Verdugos impunes de la mano de la Coordinadora de Apoyo a la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo. “El primer documento de tipo técnico está hecho para adjuntar a la querella y presentarlo en el juzgado”, según Babiano. Los coautores hacen después un ejercicio: “cambiar formalmente el texto para convertirlo en un libro y llegar a un público más amplio que pueda conocer qué fue el franquismo y las violaciones de derechos humanos”.

Contar cómo el “aparato de represión inicial de origen y naturaleza militar” evoluciona, como el propio país, aunque la violencia de Estado “se prolonga durante todo el régimen”. Cómo la “persecución sistemática de grupos sociales, de adversarios políticos y sociales a través de prácticas genocidas” arranca de una particularidad del franquismo: “su propio origen en la guerra”. Y cómo el terror muta atado a un “nacionalcatolicismo reaccionario y represivo” que alcanza un paradigma “en el tratamiento radicalmente patriarcal con las mujeres”.

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