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PERFIL

Ramón de Carranza Fernández, el ex alcalde de Cádiz al que participar en el golpe del 36 le costará un estadio

Ramón de Carranza

Lucrecia Hevia

El callejero y la memoria histórica han puesto el nombre de Ramón de Carranza Fernández de la Reguera en primera línea de actualidad. El Ayuntamiento y parte de la oposición están de acuerdo en que la aplicación de la Ley de Memoria Democrática e Histórica pasa por el cambio de nombre de una de las principales avenidas de la ciudad y del estadio de fútbol, de propiedad municipal. “Firmó personalmente informes incriminatorios para reprimir a quienes fueran sospechosos de haber pertenecido al Frente Popular, a un sindicato o simpatizar con el Gobierno de la Segunda República”, aseguran en la justificación de la decisión por parte del Ayuntamiento.

Pero ¿quién fue Ramón de Carranza Fernández? ¿Cuál fue su papel durante la II República? ¿Fue activo durante el Golpe de Estado de las fuerzas militares? ¿Qué hizo como alcalde de Cádiz durante el primer año de la Guerra Civil?

“No me da la gana”

Año 1936. Elecciones generales en la II República española. Cuenta el historiador Diego Caro que el Frente Popular (que agrupa las fuerzas políticas de izquierda) gana las elecciones. Ramón de Carranza Fernández logra ser uno de los dos diputados en Cortes por Cádiz en representación del Frente antirrevolucionario que agrupa a partidos de derecha y monárquicos. Tenía 73 años y le tocó presidir la mesa de edad del Congreso. Dice el diario de sesiones que alguien en la bancada pidió que dijera un !viva la República¡ y que él contestó: “No me da la gana”.

La anécdota parlamentaria no deja de ser representativa de la relación de Ramón Carranza con la II República. Porque este hombre nacido en Ferrol en una familia vinculada a la Armada tenía un perfil militar y profundamente monárquico. Como explica el historiador y biógrafo de la Universidad de Cádiz Joaquín Piñeiro, se sintió atraído por la política en 1898. Desde entonces ocupó diferentes cargos en el Congreso y el Senado, pero no fue hasta 1927, durante la dictadura de Primo de Rivera, que se convirtió en el alcalde de Cádiz siendo responsable de “un ambicioso programa de obras públicas” que “transformó la ordenación urbanística de la ciudad” porque “sentó parte de las bases de la reurbanización del Cádiz de extramuros, la zona franca y el puerto a partir de 1927”.

Sin embargo, la proclamación de la II República se puede decir, a juicio del profesor Caro, que le pilló por sorpresa. De hecho, en las elecciones de 1931, mientras en toda España ganaban los partidos republicanos, en Cádiz no obtuvieron ningún escaño, con un pucherazo sonado y documentado. El resultado demostraba que Ramón de Carranza, cabeza de lista, seguía controlando el Ayuntamiento. Sin embargo, el Gobierno ordenó repetir las votaciones en los casos de fraude y los monárquicos quedaron fuera. Hasta 1933, no volvería a la vida política activa Ramón de Carranza siempre en las filas de lo que podría ser la derecha más reaccionaria, en el partido de Renovación española.

“Represión administrativa”

Llega el día del golpe de Estado, el 18 de julio de 1936. Se desconoce que Carranza actuara personalmente, pero sí hay documentos que certifican que miembros de su partido estuvieron comprando armas en Italia los días y semanas antes del golpe. Dos días después del Golpe, Carranza era nombrado alcalde de Cádiz y gobernador civil (cargo este último que sólo compatibilizaría hasta el 6 de agosto). No tardó ni diez días en organizar “una suscripción en el domicilio de Acción Ciudadana para recabar fondos para las tropas rebeldes a la República”, para mostrar su clara adhesión, explica Piñeiro.

Su mandato municipal en esta ocasión fue bastante breve  (apenas un año, por su estado de salud) pero decisivo: “su actividad fue, obviamente, no obstaculizar las actuaciones” de los golpistas, “lo que incluía la represión de los que se destacaron en defensa del orden vigente”. Fue el encargado de organizar “una Comisión Depuradora para la destitución de los funcionarios municipales interinos” que perteneciesen a alguno de los partidos del Frente Popular, y para la contratación posterior de sustitutos. “La Comisión llegó a expulsar a más de 100 trabajadores sólo en Cádiz”. Es lo que se llamó la “represión administrativa”, explica Caro, frente a la “represión caliente que hacían los militares”, extremo en el que se basa la eliminación de su nombre en Cádiz. “También fue el encargado de dictar normativas de actuación para la población civil similares a las de otras poblaciones dominadas”.

En cualquier caso, Ramón de Carranza se alineó claramente con el levantamiento antes y después de manera activa. Piñeiro señala que hizo hijos adoptivos de la ciudad en septiembre de ese año a los generales Queipo de Llano (conocido por la sangrienta represión en Andalucía), Varela (quien dirigió la sublevación en Cádiz) y López Pinto, y fue el padre de la creación de una “guardia cívica” para auxiliar a las tropas franquistas en Cádiz, y mantuvo durante ese año dos reuniones con Franco en Salamanca y Burgos para “mostrar adhesión y gestionar asuntos de Cádiz”.

Su nombre entró en el callejero de la mano de su hijo, José León de Carranza, también alcalde franquista entre 1948 y 1969.  Pero como si la historia estuviera esperando para hacer bucles con el destino, Carranza, que como alcalde “dictaminó la restitución de los antiguos nombres de las calles cambiados tras la proclamación de la II República”, será retirado del nomenclator gaditano antes de que termine el año 2017.

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