Andalucía disecciona el cambio climático con más de 2.500 estaciones meteorológicas
Ni siquiera el presidente de Estados Unidos se resiste ya a reconocer la existencia del cambio climático y a luchar contra él. Es más, cuando han proliferado las dudas sobre esta crisis climática, como ocurrió durante la última ola de frío sufrida en Estados Unidos, Obama no tardó en dar un paso al frente y demostrar su existencia con vídeos ampliamente difundidos en medios de comunicación y redes sociales.
Como fenómeno global, Andalucía tampoco permanece al margen de los efectos del primer cambio climático en la historia de la Tierra que ha sido provocado por el hombre al liberar a la atmósfera gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono o el metano, procedentes principalmente de los combustibles fósiles. Se calcula que el cambio climático elevará la temperatura media de la región hasta casi 4 grados a lo largo de este siglo.
Andalucía es, por su situación meridional y costera, una de las regiones más sensibles a los efectos de este calentamiento global antropogénico y cuenta por esa razón con su propia Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático, con la que la comunidad pretende paliar sus efectos adversos a medio y largo plazo poniendo en práctica una batería de medidas.
Para hacer frente al aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones que la región sufrirá a lo largo de este siglo, Andalucía dispone de más de 2.500 estaciones meteorológicas, gestionadas por la Red de Información Ambiental de Andalucía (Rediam) de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
La base de datos de Información de Climatología Ambiental (CLIMA) reúne información de once magnitudes, como temperatura, humedad, precipitaciones o presión atmosférica, y cerca de 700 variables (clase de nubes medias, existencia de escarcha o temperaturas a 0,10 metros de profundidad). Según Francisco Cáceres, jefe de servicio de Información y Evaluación Ambiental de la Junta de Andalucía, “en estos momentos los retos del sistema CLIMA se centran en la incorporación de la información de redes de estaciones de aficionados en el sistema, para que densifiquen aún más la red, y la instalación de microestaciones para el estudio de los microclimas urbanos”.
Gracias a toda la información que se recopila, se pueden realizar mapas climáticos y llevar a cabo predicciones de cara a las próximas décadas en cuanto a valores como las temperaturas, las precipitaciones, la sequía, la erosividad o la desertificación. Las predicciones se hacen teniendo en cuenta dos escenarios principales: uno en el que se mantienen las tendencias de desarrollo socioeconómico y emisiones de gases de efecto invernadero actuales y otro en el que desarrollo es regional y sostenible.
Suben las temperaturas...
En caso de que se logre reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, en menos de 30 años se conseguiría disminuir el ascenso de las temperaturas. Las temperaturas media aumentarían entre 1,6º y 3,9º, las temperaturas medias de las máximas crecerían más que las mínimas y su aumento oscilaría entre 0,3 grados y 1,5 por década. A comienzos del siglo XXII, el incremento de las medias máximas llegaría a los 5,4 grados.
Mientras que el noreste de Andalucía sería el más afectado con un incremento de entre 6º y 8º en la Sierra de Cazorla a final de siglo, la Costa del Sol Occidental y Almería se ‘limitarían’ a 2 o 3 grados para esa misma época. El verano y la primavera serán las estaciones más afectadas. El verano se prolongaría durante los meses de junio y septiembre.
“Respecto a las precipitaciones, nuestros escenarios hablan de una reducción generalizada de las mismas que puede ser de entre un 13 y un 26%. La provincia de Almería sería la menos afectada por esta disminución de precipitaciones, mientras que las provincias de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén (Valle del Guadalquiviir) serían las que más verían reducirse sus precipitaciones.”, indica Cáceres.
El clima de Andalucía, mediterráneo, se caracteriza por la irregularidad de sus precipitaciones y temperaturas a lo largo del año y de un año respecto a otro: el cambio climático acentuaría esa intensificación. La región tendrá que enfrentarse también a “periodos de sequía más frecuentes, largos e intensos, alternándose con años de abundancia de lluvias”, destaca el especialista. La aridez será otra consecuencia lógica, que aumentará entre un 25 y un 55%.
Como las plantas verán reducido el tiempo en el que pueden realizar actividad fotosintética, especies emblemáticas como, por ejemplo, el pinsapo verán reducida su “área de distribución potencial, viéndose ésta desplazada hacia zonas más altas”. El cambio climático se convierte así en un elemento fundamental a la hora de tomar decisiones sobre conservación de especies animales y vegetales de Andalucía.