Córdoba: “Para Europa el pueblo sirio es como un negocio”
“La Unión Europea está negociando con los refugiados como si fueran un producto. Mercadeando. Para ellos el pueblo sirio es como si fuera un negocio”. Quien habla con esa crudeza es Mohamed Nouri, un hombre de mediana edad natural de la ciudad siria de Homs que, junto a su familia, vive en Córdoba desde hace varios años y que ahora ve en la distancia cómo los familiares que allí le quedaban huyen del país aterrorizados por la guerra. Este miércoles, junto a sus hijos, Azzam y Samara, han puesto voz a la concentración de repulsa por el trato que la Unión Europea está dando a los refugiados que llegan a sus fronteras y contra el preacuerdo con Turquía para la devolución de éstos.
Esta familia siria, como otras tantas en Europa, sigue en la distancia cómo sus hermanos, tíos y primos han tenido que salir del país. “La mitad de Homs está destruida por la guerra, por los bombardeos. Se han visto obligados a salir de allí”, narra Nouri y pone voz a sus compatriotas que en las fronteras de la Unión Europea ven cómo se levanta un muro contra su expectativa de llegar a países sin guerra donde tener un futuro. “Lo están pasando muy mal, los niños no tienen para comer, a las mujeres las tratan muy mal. Ellos no querían salir de su país pero se han visto obligados por la matanza que han visto”.
Nouri agradece la muestra de apoyo de la ciudadanía cordobesa en la concentración celebrada a la vez que en otras decenas de ciudades en todo el país, donde vecinos, representantes políticos, sindicales, del ámbito académico y social se han sumado a este acto de repulsa contra las políticas de la Unión Europea con los refugiados. “Es la primera vez que siento que hay alguien con nosotros”, agradece Nouri, quien trata de explicar sus sentimientos: “Tengo mucho dolor por mi país. Cuando uno pierde su tierra es como si perdiera su vida”.
Este hombre sirio se dedica al comercio mientras su hija Samara cursa Educación Secundaria y su hijo Azzam estudia Economía y Administración de Empresas. Sus vecinos en Homs también eran “trabajadores, médicos, ingenieros…”, cuentan. “Tenían su casa y su trabajo y se han visto obligados a salir de su país”, dicen para explicar ante la sociedad española que “somos gente normal. No somos terroristas”, dice el joven Azzam contra quienes siembran el miedo asemejando a los refugiados a los terroristas islámicos. “Queremos vivir en paz. Trabajamos, cuidamos de nuestros hijos, vivimos en pisos, salimos de fiesta….somos gente normal”, reitera.
Y como gente normal, como personas, quieren que se trate a los refugiados de su país y de otros lugares que llegan a las fronteras europeas huyendo de las guerras. Junto a la ciudadanía congregada frente a la Subdelegación del Gobierno en Córdoba, han pedido sencillamente que la Unión Europea no firme el preacuerdo al que había llegado con Turquía para devolver a los refugiados que lleguen a Europa, sin atenderlos y con una contrapartida de miles de euros para el país turco.
“Europa está huyendo de su responsabilidad con los emigrantes que huyen de la guerra”, señalan quienes ven en la actitud del viejo continente la pérdida de los valores se solidaridad y justicia que se plantaron para hacer crecer la Unión Europea.