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El PP de Granada mueve ficha y trata de rearmarse pensando en las próximas citas electorales

El PP recupera a Juan García Montero, el político que denunció a la formación por presuntas injerencias en las primarias locales de 2019

Álvaro López

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El Partido Popular de Granada sigue tentándose la ropa después de su caída al abismo en los últimos meses. Desde que se salieran del bipartito en la ciudad de la Alhambra, la posición de la formación ha quedado debilitada. Para revertir la situación y volver a la primera línea, el presidente provincial, Francisco Rodríguez, ha tirado de manual y ha hecho un movimiento inesperado recuperando a uno de los hombres que más polémica ha suscitado entre los populares en la última década: Juan García Montero. Un fichaje que llama la atención entre la militancia y que se ha fraguado prácticamente en silencio, según explican fuentes del partido. Algunas voces dan por hecho que su vuelta puede significar que acabe siendo el delegado de Cultura si el PP revalida la Junta de Andalucía.

Sin embargo, García Montero, que fue concejal precisamente de Cultura en el Ayuntamiento de Granada, vuelve al PP después de irse por la puerta de atrás. Lo hace en un momento en el que el Partido Popular trata de rearmarse de cara a las próximas citas electorales. Primero habrá que pasar por las urnas en Andalucía y después habrá que votar para los comicios locales. En ambos escenarios el PP de Granada quiere estar fuerte y olvidar los recientes sinsabores que ha probado tras un 2021 convulso que bebió directamente del pasado más reciente. Un convulso pasado en el que Juan García Montero tuvo mucho que ver.

El nuevo viejo fichaje de los populares fue el gran rival del expresidente provincial Sebastián Pérez. En 2017, trató de competir con Pérez para hacerse con el mando del PP de Granada. Aquello se interpretó desde el primer momento como una jugada de ajedrez en la que estaba participando el exalcalde José Torres Hurtado a través de Juan García Montero. La explicación se encuentra apenas un año antes. En abril de 2016 el exregidor fue detenido mientras ejercía su cargo de primer edil en el marco de la ‘Operación Nazarí’ en la que la Policía Nacional le considera “cabecilla de una trama criminal” con presunta corrupción urbanística y en la que los mentideros políticos creen que Sebastián Pérez tuvo influencia a la hora de que se señalara a Torres Hurtado. Las aspiraciones de Pérez de ser alcalde de Granada chocaron siempre con las del propio Torres Hurtado, de ahí que se sospechase que había puesto de su parte para que la investigación policial apuntase hacia el regidor.

Un pasado que vuelve

Aquello evidenció una ruptura en dos del PP de Granada entre los que estaban del lado de Torres Hurtado y quienes estaban con Sebastián Pérez. Así, se llegó a aquellas primarias que acabarían dejando en el camino a Juan García Montero y reeligiendo a Pérez como presidente provincial. Lo ocurrido se saldó con una denuncia de García Montero por presuntas injerencias de la dirección del partido para impedirle que presentase su candidatura en igualdad. Y casi dos años después de que el ambiente fuese irrespirable, García Montero abandonó el PP a pocas semanas de las elecciones municipales de 2019, montando su propia formación para aspirar al Ayuntamiento de Granada. Aquello acabaría restándole votos a Sebastián Pérez que se presentaba, por fin, como candidato a alcalde por el PP y que vio como su viejo rival volvía a ponerse en su camino para dañar sus aspiraciones. De hecho, la composición aritmética del Consistorio obligó a que PP y Cs llegasen al acuerdo de bipartito (con Luis Salvador de Ciudadanos como alcalde) que el pasado junio saltó por los aires.

Juan García Montero acabaría terminando con la carrera de Sebastián Pérez en el PP de forma indirecta. La debilidad electoral de Pérez, azuzada por las disputas internas con García Montero y el posterior bipartito en el que se vio forzado a participar y darle la alcaldía a Luis Salvador de Ciudadanos, acabaron por minar la posición del presidente dentro de los populares. Aunque la denuncia por la presunta manipulación de las primarias se saldó a su favor porque la Audiencia de Granada entendió que Juan García Montero ya no tenía potestad para alegar por aquello ya que se había marchado del partido, la caída en desgracia de Sebastián Pérez se fue acelerando por el hombre que ahora regresa a la que fue su casa.

Porque Sebastián Pérez, que primero dimitió como presidente provincial y después fue dejando sus cargos dentro de los populares hasta ejecutar la maniobra que desembocó en la salida del PP del bipartito, es ahora el pasado de la formación, justo cuando Juan García Montero vuelve explicando a elDiario.es Andalucía que no ha habido “ningún pacto” y que la vuelta se ha producido “por un sentimiento común” entre él y la nueva dirección. Francisco Rodríguez, mandatario granadino del Partido Popular, ha confiado en él en un gesto que a simple vista parece simbólico pero que para algunas fuentes del partido conlleva un pago. Hay quienes le ven camino de un cargo en la Junta si las elecciones lo permiten, ya que no entienden que haya vuelto a un lugar en el que dejó muchos enemigos puesto que prácticamente todos los que estaban del lado de Torres Hurtado ya no siguen en el PP de Granada. De hecho, en su entorno más próximo la sorpresa es mayúscula porque pocos esperaban su regreso: “Lo ha negociado personalmente sin hablar con nadie”.

Motivación electoral

En el PP provincial se felicitan por su regreso y dicen que era algo que “tenían claro” porque el partido “es su casa”. Al mismo tiempo, la imagen que tratan de exportar es la de ser un partido de centro derecha, tratándose así de desmarcarse de Vox, que en los últimos meses ha marcado la escasa agenda local de la que ha podido hacer gala la oposición granadina al PSOE del alcalde Francisco Cuenca. Algunos dentro del Partido Popular de Granada, de hecho, califican el fichaje de Juan García Montero como “el primer gran acierto de Francisco Rodríguez en la capital” porque, de momento, ahí es donde tendrá peso debido a su conocimiento de los entresijos del Consistorio. Empieza como militante, pero se da por hecho que acabará ocupando algún cargo.

En clave provincial, fuentes populares sostienen que el regreso de García Montero es un intento de reunificar al partido, sellando disputas abiertas en los últimos años. De paso, gana peso el argumento de que su fichaje es un ataque velado de la dirección andaluza del Partido Popular a Sebastián Pérez, conscientes de que el expresidente tuvo mucho peso para que cayesen electoralmente y a la postre acabaran rompiendo el bipartito que tenían con Ciudadanos. Un panorama que ha dejado unas cenizas sobre las que trata de construir el aparato provincial no sin ciertas tensiones, sobre todo con los militantes. Francisco Rodríguez continúa siendo un líder poco carismático, según dicen en el seno de la formación, y su amistad con la alcaldesa de Motril, que en otoño reconoció a este diario haber utilizado dinero público para pagar una condena, motivo por el que fue denunciada ante la Fiscalía, no le está ayudando a mejorar su imagen pública.

En clave local, el representante de la Junta de Andalucía en Madrid, Vicente Azpitarte, la directora de la Alhambra, Rocío Díaz, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, siguen siendo los principales nombres que suenan como candidatos a la alcaldía de Granada por parte del PP, pero no son ya los únicos. Hay voces que no descartan la irrupción del secretario provincial, Jorge Saavedra, sobre todo teniendo en cuenta que, por momentos, ha ejercido más de oposición al alcalde Francisco Cuenca que los propios ediles que tiene el PP en el Ayuntamiento de la capital granadina. Los cuatro están en la terna y alguno de ellos ya ha hablado con Juan García Montero para saber cuáles son sus intenciones, según ha podido saber este medio. De momento, no parece que sean municipales.

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