Jóvenes andaluces comprometidos con el futuro y con su tiempo: “Necesitamos la escucha que nos merecemos”
Son jóvenes, sí. Pero no solo tienen el foco en “minucias y redes sociales”. De hecho, Guillermo (16 años) y Kheira (15) son ejemplo de que en Andalucía, hay adolescentes comprometidos con “los temas que nos afectan a todos” y que están dispuestos a participar en la esfera política con voluntad y ganas de aportar su visión para construir un futuro mejor, enarbolando la bandera blanca y verde de la esperanza. Ambos son miembros del Consejo Local de la Infancia y la Adolescencia de La Rinconada (Sevilla) y el pasado 1 de febrero se reunieron con el presidente del Gobierno en La Moncloa para trasladarle las inquietudes de la juventud con una reivindicación: “Que se nos tenga en cuenta”.
Tras la publicación de la tercera edición del Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia de Unicef España, la redacción de elDiario.es Andalucía ha celebrado un encuentro con estos dos jóvenes sevillanos para conocer de primera mano las opiniones y preocupaciones propias de esta generación, que exige su lugar en el tablero del cambio. Coincidiendo con los resultados del barómetro, Guillermo señala la Covid-19 como el primer problema que inquieta a los jóvenes, en la medida en que, señala, les ha afectado “directamente”. “Nos rompieron un curso por la mitad y eso nos ha marcado en nuestra etapa educativa”, recuerda. Junto a este asunto, las nuevas generaciones manifiestan especial concienciación respecto al medio ambiente, tal y como lo expresa su compañera: “Es uno de los temas que más nos interesa y que queremos remediar o mejorar, porque nuestra vida se basa en el planeta y si las personas nos dedicamos a tratarlo como lo estamos tratando, pues no hay mucho futuro”.
En este sentido, perciben que los temas que preocupan a su generación “coinciden” en parte con los de los mayores (como la economía o la inseguridad que recoge el barómetro de Unicef), pero también hay otros relegados a un “segundo plano” en las prioridades de los adultos y que a ellos les conciernen más, como es el caso de la crisis climática, quizás “por la perspectiva de futuro que tenemos”, según estima Guillermo. Su contacto con la actualidad también despierta su preocupación. “Ves las noticias: desastres naturales, campos deforestados, etc. Y te das cuenta de que a lo mejor no es necesario que se destruya tanto el medio ambiente porque hay formas de regular el consumo”, añade Kheira.
Los que recibimos la educación al fin y al cabo somos nosotros. Nos dejan opinar, sí, pero no sirve de mucho si ellos toman las decisiones
De ahí que defiendan la importancia de que los políticos tomen en consideración su mirada aunque no reporten votos, pues puede ser útil para detectar y solucionar problemas. El medio ambiente y la educación fueron dos cuestiones que llevaron también en noviembre a la mesa de parlamentarios andaluces con quienes mantuvieron un encuentro. “Los que recibimos la educación al fin y al cabo somos nosotros. Nos dejan opinar, sí, pero no sirve de mucho si ellos toman las decisiones”, zanja Kheira.
Tanto ella como Guillermo son miembros del Grupo asesor de niños y niñas de Unicef España, que tiene como función asesorar a Unicef sobre participación infantil, siendo referentes a la hora de idear y realizar actividades de participación infantil, proponer acciones, temáticas y metodologías con enfoque de género, inclusión, autogestión, etc. En este sentido, aunque advierten que cada vez se abren más vías de participación para las personas jóvenes, ambos comparten la opinión de que sigue siendo una asignatura pendiente en el contexto de la política.
Reivindicaciones con impronta joven
“Yo pienso que se podría escuchar más a nuestra generación, la verdad. Pienso que depende también del sitio donde se viva o de los tipos de recursos que tenga a la hora de participación, pero pienso que la clase política debería implicarse más en el tema de escucharnos, porque al final somos el futuro, las nuevas generaciones, y es importante que se tome en cuenta nuestra ideas, propuestas, y nuestras preocupaciones sobre distintos temas”, comenta Guillermo al respecto.
En relación con el sistema educativo del que forman parte, este joven opina que hay centros en los que “se debería renovar el material con el que se imparten las clases y los recursos interactivos” aunque se congratula de que en España “la educación está adaptada a los nuevos tiempos”. Kheira, por su parte, no ve bien que haya “un solo maestro para 30 niños que no tienen el mismo nivel, con distinta formación académica”. “La ratio es también un problema”, apunta Guillermo en esa línea. “Es difícil seguir el ritmo de la clase con tanta gente, para el profesor y para nosotros”.
Kheira, reivindicativa, suma peticiones: “Hace falta más consejo orientador”. Y se explica aludiendo a “los que estamos en 4º de la ESO y el año que viene tenemos que elegir un bachiller”: “La mitad de nosotros no sabemos qué coger, y estaría bien que nos guiaran de manera personalizada. A veces necesitamos ayuda de un profesional y orientador está especializado en eso y estaría bien que fuera un poquito más cercano”. En todo caso, acto seguido dice que va a coger arquitectura y luego hará un magisterio. De su lado, Guillermo apostará por hacer Derecho, asegura.
Igual que cuando uno está malo va al médico, si alguien se siente mal debería ser atendido y que los psicólogos sean buenos y que no haya dos meses de espera
Más recursos para salud mental
“En los consejos escolares somos tres niños y todos los demás son profesores y demás. Ahí tenemos cinco minutos en reuniones de dos horas para decir todo lo que piensan todos los niños”, resalta ella acerca de la participación del alumnado en los centros educativos. Extrapolándolo a la política, “somos parte de la sociedad, parte de un país y deberíamos ser escuchados para que nuestras ideas sean tenidas en cuenta. Aunque no votemos, estamos aquí, y todos formamos parte de una ciudad. Debería haber más facilidades para participar para personas de nuestra edad”, señala Guillermo. “Ahora tenemos más oportunidades de que nos escuchen, pero hace falta más”, comenta al hilo Kheira.
Precisamente, de su encuentro con Pedro Sánchez guardan un buen recuerdo. “Fue muy cercano. Esperábamos que fuera más serio y fue como una charla”, comenta Kheira. “Muy distendido, la verdad. Nos escuchó, habló con nosotros, nos enseñó la Sala del Consejo de Ministros. Estuvo muy bien y pudimos compartir con él nuestras ideas”, añade Guillermo satisfecho. Educación, medio ambiente, salud mental, desigualdades, pobreza, zonas rurales y participación fueron los temas que trataron con el presidente.
Respecto a la salud mental, una cuestión que crece a raíz de la pandemia, también entre los más jóvenes, Guillermo opina que es un tema que “debería normalizarse” y “que tiene que abordarse desde la atención primaria y ofrecer recursos”. “Eliminar tabúes, charlas de concienciación en los centros, etc. No debe ser un problema que tenga la sociedad. Al revés, debería de ser un medio para solucionar los problemas de mucha gente”, manifiesta. En el mismo sentido, Kheira considera que “igual que cuando uno está malo va al médico, si alguien se siente mal debería ser atendido y que los psicólogos sean buenos y que no haya dos meses de espera”. Y a pesar de que aprecia un avance (“se está normalizando en nuestra generación”), a juicio de Guillermo aún “hace falta un cambio de mentalidad sobre todo, en personas también jóvenes, no solo en adultos”.
Hay que enseñar que no hay roles de hombre y mujer, y que simplemente cada uno se exprese libremente, siempre respetando al otro
Raíces de los estereotipos de género
En otro orden de ideas, estos jóvenes también se muestran sensibilizados con la igualdad y abogan por una sociedad sin estereotipos de género. Precisamente, la tercera edición del citado barómetro ha incluido un bloque complementario sobre esta cuestión, cuyos resultados han evidenciado que algunos de ellos perviven entre los menores de edad. Algo que Guillermo y Kheira corroboran, aunque no solo lo perciben en las generaciones más jóvenes, sino también entre los mayores, “sobre todo en algunos maestros”, coinciden en afirmar, apelando a los valores que han recibido.
Por eso, Guillermo está convencido de que para erradicar estos estereotipos hay que apostar por la educación “Eso se debería tratar en casa, pero también en los centros educativos porque a veces los niños están influenciados por su familia y no tienen esa concepción de igualdad de condiciones”, expone Guillermo para afirmar rotundo: “La base está en la educación”. Y continúa: “Hay que enseñar que no hay roles de hombre y mujer, y que simplemente cada uno se exprese libremente, siempre respetando al otro”. Un valor que reconocen se aborda durante las charlas que se están impartiendo en colegios e institutos, aunque cuestionan su potencial transformador. “Las charlas se están dando y los maestros están intentando poner su granito, pero ahora hay que ver que los niños lo lleven a la práctica. Si luego ves algo que no está correcto, tienes que actuar en vez de quedarte callado”, sostiene Kheira, quien confiesa que ella suele “soltar la charlita de que eso no está bien” cuando detecta actitudes o comentarios machistas en su entorno.
Asimismo, admiten que más allá de las conferencias que reciben de vez en cuando, el día a día en el aula está limitado a los contenidos académicos. “En la clase se da la clase y ya no hay más”, declara la joven. De ahí que ambos propongan que los docentes incorporen la cuestión de género a sus clases o tutorías. “Creo que debería de potenciarse la educación en feminismo”, subraya Guillermo, demostrando que ellos entienden este concepto como sinónimo de “igualdad entre hombres y mujeres”.
Nuestra generación está siendo educada más valores que hace 30 años y necesitamos la escucha que nos merecemos
Mirada en el futuro
Además de las propuestas que han tenido ocasión de trasladarle al presidente, Guillermo y Kheira tienen otras tantas reivindicaciones y reflexiones de mejora que aportar. Por un lado, ella sugiere que antes de seguir destinando esfuerzos a “progresar e innovar”, hay que tratar de “mejorar” la vida de esa “otra parte de la sociedad que no lo está pasando tan bien”. “Hay muchísima gente en España que es pobre y luego ves otra parte de la gente en España que es súper rica y vive en casas gigantes y no tiene ningún tipo de preocupaciones”, describe instando a trabajar por reducir la brecha social y garantizar “más igualdad” en todos los ámbitos de la sociedad.
En línea similar, Guillermo trae a colación la cuestión de la economía. “Es algo que nos afecta a todos en nuestro día a día, los precios, los impuestos...” Y también el mundo laboral al que en un futuro cada vez más cercanos se van a incorporar. “Nos preocupa la igualdad de oportunidades que podamos tener o si va a haber trabajo de lo que estudiemos”, abunda el futuro estudiante de Derecho. En este punto, los estudiantes explican que en la actualidad, la elección de estudios superiores no solo está condicionada por “las salidas laborales”, como habitualmente. Ahora las nuevas generaciones también tienen que “pensar en si ese trabajo va a tener futuro”. Kheira lo desarrolla de la siguiente forma: “Si estudio lo que me gusta, pero en cinco años lo va a hacer una máquina, a lo mejor no me renta”. “Eso al final te condiciona y hay gente que cambia de elección y se mete en otro sitio”, reconocen los chicos llegando al final de la conversación.
Se despiden lanzando un mensaje para aquellos que piensan que los adolescentes solo tienen interés en el móvil, el botellón o el conflicto Shakira-Piqué. “Están equivocados. Los jóvenes no tenemos la cabeza sólo en redes sociales, también estamos preocupados por temas que nos afectan a todos, como los que hemos dicho antes - educación, salud mental, economía, política, participación-”, defiende Guillermo. “Y aunque seamos jóvenes y adolescentes, sabemos que estar todo el día en internet no nos va a hacer el futuro, tenemos que estudiar para luego trabajar”, agrega Kheira desmarcándose de generalizaciones. Además, “nuestra generación está siendo educada en incluso más valores que hace 30 años”, opina el joven para demandar “la escucha que nos merecemos y necesitamos”. En definitiva, jóvenes permeables a los problemas del mundo, “realmente preocupados por la situación actual” y unidos a su tiempo por un firme compromiso con el futuro, a pesar de la edad.
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