35 libros para compartir con tus hijos este verano
El verano es ese tiempo en el que las horas no importan, ese tiempo (siempre insuficiente) en el que nos decidimos a hacer cosas que, quizás, no nos da tiempo durante el curso. Por eso el periodo estival es ideal para que unos y otros recuperen el sano hábito de la lectura, por separado o juntos. Las editoriales, que cada vez sacan a la luz títulos más atractivos y cuidados, parecen dispuestas a ponerlo fácil.
Una forma recurrente de satisfacer las exigencias de todos es acudir a los títulos de autores “para adultos” que eventualmente escriben para niños o jóvenes. La editorial Siruela, por ejemplo, edita la nueva incursión en la narrativa infantil de Santiago Roncagliolo –premio Alfaguara con Abril rojo– titulada Matías y los imposibles, donde los personajes de cuento cobran vida para ayudar a un niño que ha perdido a su abuelo. El periodista Jesús Marchamalo propone por su parte una visión lúdica del lenguaje en La tienda de palabras. En el mismo sello pueden encontrarse los Cuentos para niños de la recordada Mercé Rodoreda, autora de ese clásico de la literatura en catalán que es La plaza del diamante. Y en septiembre verá la luz El río baja sucio, un libro para adolescentes (o no tanto) del escritor y cineasta David Trueba.
Otro autor celebrado, Isaac Rosa, acaba de lanzar la segunda edición de W (Edebé), la historia escrita a cuatro manos con su hija Olivia.la historia escrita a cuatro manos con su hija Olivia. El catálogo de esta editorial incluye novedades de ficción pura como El caso del gato negro, sexta entrega de la saga El joven Poe de Cuca Canals, Los zorros del desierto de Pierdomenico Baccalario –un misterio en el que se dan cita el general Rommel y el mismísimo Antoine de Saint-Exúpery, aviador y autor de El principito– junto a títulos que podrían encajar en la categoría de autoayuda como Mis miedos, ¿amigos o enemigos? de Isabelle Filliozat.
En una línea afín, Parece una hormiga, del escritor e ilustrador por Pablo Otero, se presenta como una invitación a explorar el subconsciente. La casa que lo lanza, Kalandraka, tiene como lema “libros para soñar”, y ciertamente tiene acostumbrado a su público a libros maravillosos. Junto al de Otero, saca también este verano Zlateh, la cabra y otras historias, siete cuentos tradicionales judíos recreados con todo su sabor oral por la pluma de Isaac Bashevis Singer y con ilustraciones de Maurice Sendak que remedan los grabados antiguos.
Impedimenta apuesta por trabajar también diversos aspectos de la personalidad en Mi miedo y yo, de la jovencísima Francesca Sanna, que ya sorprendió con El viaje; y acaba de sacar también Charlie y Ratón, los dos hermanos concebidos por Laurel Snyder, con la deliciosa estética retro de Emily Hugues. Fulgencio Pimentel, por su parte, ha dado a la imprenta Duelo al sol, de Manuel Marsol, el primer español galardonado en el Festival Internacional de Ilustración de Bolonia: un original duelo de excusas inspirado en el spaghetti western.
No menos deliciosa es la recopilación que Pepitas de Calabaza ha hecho de Padre e hijo, de E.O. Plauen: “las tiras cómicas más entrañables jamás dibujadas” según los editores, una oda divertidísima y atemporal a los placeres, los obstáculos y el eterno absurdo de la vida familiar y la inocencia perdida, que fue objeto de censura y persecución por parte de los nazis.
Ediciones de la Torre es uno de los pocos sellos que se niega a dar por perdidos a los jóvenes para la poesía. Para estas fechas acaba de lanzar Poemas gamberros, y otros no tanto, de Antonio Gómez Yebra, versos en los que el yo poético es un niño de diez años al que no le gusta demasiado estudiar, pero encontrará su propio camino de rendención.
Un subgénero que viene pegando fuerte es el de la educación para la igualdad. Anaya ha publicado en los últimos tiempos títulos como Pioneras, de Espido Freire; Como tú, de Fernando Marías; La aventura del 8 de marzo y Los Biblionautas y el Día de la Mujer, de Ana Alonso; o Mujeres de la Cultura, de Rosa Huertas, todos ellos con un mensaje que debería llegar a la sociedad entera desde la más temprana edad.
Días de música
Otra forma infalible de encontrarse con los hijos leyendo: asomarse a la vida de los ídolos musicales compartidos. Desde las biografías de Bowie o Freddie Mercury publicadas por Random a los libros dedicados a Metallica o Los Ramones, de Reservoir Books. Hasta Mario Vaquerizo ha querido sumarse a la tendencia publicando sus Cuentos para niños rockeros: 50 cuentos sobre las historias más fascinantes de músicos: de Mozart a Elvis, pasando por Alaska y Lola Flores.
Por otra lado, los clásicos son siempre apuesta segura. Mientras la editorial Nórdica se suma al bicentenario de Herman Melville –justo el próximo 1 de agosto– con su edición de Bartleby, el escribiente, mientras que su Moby Dick tiene este año reediciones en Alianza, Austral, etc. Adolfo Serra pone a prueba la capacidad de interpretación con su versión sin palabras de Caperucita Roja (Nórdica), mientras que Fernando Vicente ilustra las inmarchitables Aventuras de Sherlock Holmes (Alma). Los padres y madres, claro, tendrán ocasión de “releer” todos ellos, que es lo que se hace con los clásicos.
Aventuras en cómic
Y cómo no, siempre queda el cómic para atrapar la atención de toda la familia. Norma, sello de referencia en el mercado español, recomienda especialmente la trilogía Luces del Norte, adaptación de la obra de culto de Phil Pullman La materia oscura; o la saga El castillo de las estrellas, aventura ambientada en el maravilloso universo ucrónico creado por Alex Alice, que deslumbra con sus páginas íntegramente pintadas a la acuarela. Quienes no tengan prejuicios hacia el manga disfrutarán sin duda con la serie ¡Yotsuba! de Kiyohiko Azuma, las aventuras de la niña más traviesa de Japón; o Mouse Guard: Leyendas de la Guardia, las emotivas y excitantes aventuras de los ratones creados por David Petersen. Los más clásicos pueden volver sobre los inagotables Mortadelo y Filemón de Francisco Ibáñez, esta temporada de vuelta con un Especial Mundial de Baloncesto 2019, como siempre en Bruguera.
Por último, a quienes envidien a sus hijos por los clásicos cuadernos de vacaciones, cabe recordarles que Blackie Books lanza un año más, además de Mi diario de verano para los peques, el auténtico Cuaderno de vacaciones para adultos, con ilustración de Cristóbal Fortúnez y textos de Daniel López Valle: tests, pasatiempos y juegos de lógica para que este verano no haya apenas espacio para el aburrimiento.