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Réquiem por Juanjo Pizarro, el rock sevillano al límite

Juanjo Pizarro, con el grupo Brigada Ligera.

Alejandro Luque

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“Fue nuestro Keith Ricards”, afirma el periodista Jorge Molina. “Siempre nos impresionó esa pose chula sobre el escenario, dentro de la sobriedad, con sus gafas de sol de espejo. Y su toque de pocos acordes, pero contundentes y afinados”.

Con esas pinceladas podría esbozarse el retrato de Juanjo Pizarro, leyenda del rock sevillano que falleció ayer a los 59 años tras una vida dedicada a las seis cuerdas, a menudo llevada al límite según los cánones del género. Nacido en Fuente de Cantos (Badajoz) en 1962, su hermano mayor, Luis, que fue concejal de IU en el Ayuntamiento de Sevilla, recuerda la irrefrenable vocación que le llevó a hacerse músico.

“Aunque en casa todos hemos sido rockeros, la estrella evidentemente era él. Desde muy chico se empeñó en que le regalaran una guitarra y ya en los primeros 70, con diez años, estaba trasteando cosas por los Beatles y los Rolling. No pasó por los cantautores”, evoca Luis Pizarro. “Tenía mucho instinto para la música, una cualidad natural. Los demás hermanos fuimos sus seguidores, seguimos sus pasos mirándolo de lejos”.

De Silvio a Dogo

No habría empezado aún a afeitarse Juanjo Pizarro cuando se integró en su primer grupo serio en su barrio de Nervión, Entresuelos, liderado por Carlos Cepeda, padre del reputado guitarrista Charlie Cepeda. Y Luis recuerda que ya en el festival Salta la Tapia de 1978, en Sevilla, se grabó un vídeo donde puede verse a un Juanjo quinceañero acompañando a Silvio, con el que acabaría trabajando de manera estable con la banda Sacramento.

Pero sin duda su gran apuesta sería la de Dogo y los Mercenarios, el hito del punk que fundó junto a Juan Diego Fuentes, más conocido como Dogo. En una entrevista con éste realizada por Fran G. Matute para la revista Jotdown, recordaba que, cuando todavía era el líder de Los Canijos, Pizarro se le acercó un día y le dijo: “No sabéis tocar, pero tenéis un rollo de puta madre. ¿Me puedo subir con vosotros al escenario?”. Hicieron el Johnny B. Goode de Chuck Berry y así empezó todo.

Claro que lo de Pizarro fue simultanear proyectos. Cuando crea Dogo y los Mercenarios ya tocaba en Brigada Ligera, junto a Pive Amador, y no tardaría en sumarse a la Dulce Venganza de Benito Peinado. “Todo en paralelo”, subraya Luis Pizarro, quien añade a la lista su paso por la última etapa de Pata Negra. “Conoció a los Amador a través de Ricardo Pachón, quien también le acercó a gente como Lole y Manuel o Camarón. Y cuando los hermanos se separaron, se quedó con Rafael”.

Además de músico, Juanjo Pizarro fue el productor de grupos como Reincidentes –donde su hermano Manolo toca la batería–, Parachokes, Maita Vende Ca, Emiliano Zapata o Miguel Caldito, entre otros. También llegó a formar parte de las filas de Def Con Dos.

“Era una personalidad con mucha sensibilidad, con las carnes muy abiertas hacia el mundo, viviendo muy intensamente”, apunta Luis. “Todo le afectaba mucho, era muy intenso, muy poeta, y de ahí le han venido algunas dificultades, de esa vida desgarrada y excesiva”.

Pive Amador, que además fue manager de Dogo y los Mercenarios, comentaba que “para mí fue un muy buen músico y guitarrista, un gran compañero, un verdadero amante de la música, un magnífico productor discográfico, y un gran aficionado, como su querido Silvio, al alcohol, que es lo que lo ha matado”.

Un hombre querido

No obstante, la causa de la muerte de Pizarro, cuyas causas todavía tendrá que dilucidar hoy la autopsia, apuntan a un problema cardiovascular fulminante. “Hemos tenido preocupación por su salud muchas veces, pero al final se ha ido de golpe y porrazo”, añade Luis. “En la vida somos todos un complejo de factores que interactúan, y nuestra biografía interviene en nuestro destino”.

“Fue un hombre muy popular, muy querido por todos. Era raro encontrar a alguien que hablara mal de él, y en cambio siempre estaba dispuesto a compartir su guitarra, a enseñar un acorde. Era la antítesis del músico endiosado”, concluye Luis. “Tenía sus puntos dificilitos como cualquiera, pero siempre se llevó bien con todos y se le recuerda por esa bonhomía. En las redes sociales lleva cayendo todo el día un chaparrón de comentarios de rockeros hablando gloria de él”.

Uno de esos rockeros veteranos, el sevillano Pedro García-Mauricio, lo despedía así en su muro de Facebook: “Ya hay en el Universo suficientes músicos sevillanos para tocar y tocar... DEP Juanjo. Los que aún estamos aquí podríamos dedicarle, cuando se acabe el Covid, un Conciertazo”.

  

 

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