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'Hotel La Fuga': las kellys salen a escena

Ensayo de 'Hotel La Fuga'

Consuelo Durán

Sevilla —

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La crisis del coronavirus ha truncado los ensayos, pero en cuanto la situación lo permita volverán a encontrarse para el primer espectáculo de la compañía Verso Suelto, creada por tres andaluces y que ha convertido en protagonistas de un musical a “las kellys”. En clave de comedia y humor negro, se homenajea a todo un colectivo cuya lucha se ha convertido en paradigma de la precariedad laboral en nuestro país y que ya tuvo hasta su documental.

“Efectivamente, alcanzamos la recaudación que nos propusimos en la campaña de crowdfunding, que se suma a nuestras inversiones personales, tanto económicas como de capitalización del trabajo, para llevar a cabo el proyecto. Todo el material es completamente original nuestro: las historias, los diálogos y letras de canciones, la música, las coreografías, la escenografía...”, cuenta Antonio Villar, el guionista y parte del trío que ha dado vida a Verso Suelto. Tenían todo listo para estrenarlo entre abril y mayo, pero ya saben que de momento es imposible.

Pese a ello, antes de que toda esta nueva realidad se nos viniera encima, consiguieron en unos meses superar los 6.500 euros que esperaban para poder estrenar una obra en la que tres actrices se meten en la piel de diez mujeres -lo que no es más que una extensión de la realidad de este sector donde cada una trabaja por lo menos por tres- encargadas de preparar las habitaciones de un hotel en decadencia en la costa levantina. Alló las camareras de piso tienen que bregar día a día con el caos que van dejando los clientes.

“Detrás de la creación de Hotel La Fuga hay un proceso largo y cuidadoso que ahora está listo para encontrarse con su público”, agrega. Elena Morínez, encargada de la composición musical, y Myriam Osuna, de la coreografía, son los otros dos pilares de este proyecto. “Queríamos también poner el foco en personajes femeninos, que tantas veces se quedan en un segundo plano. Historias protagonizadas por mujeres que nos hablan de sus propios problemas o que ofrecen su perspectiva en temas que nos afectan a toda la sociedad”, subrayan, satisfechos de poder retomar esta semana los ensayos.

Como es su primer espectáculo, han buscado “experimentar con los estilos musicales y género”. Por ello apuestan por una estructura dramática de retablo o antología. “Tenemos la historia de una chica que vive enamorada de su mejor amiga, la de una joven que no termina de despegar laboralmente y se echa en los brazos de una gurú del pensamiento positivo, y la de dos compañeras de trabajo que se encuentran un cadáver en la bañera. Tres historias con temas y tonos muy distintos, de lo más emocional a lo más absurdo, que nos plantean la cuestión de las transiciones ¿cómo sacamos al público de esta atmósfera que hemos creado durante 20 minutos y lo preparamos para una nueva? Y en un nivel más práctico, ¿cómo ordenamos la habitación que han dejado estos personajes para que sirva para la historia siguiente”, apostilla Antonio Villar.

Y es entonces cuando la respuesta les salió sola gracias a otra pregunta: “¿Quiénes ordenan las habitaciones de los hoteles? Las camareras de piso. Coincidió que en aquel momento (porque llevamos tres años dándole forma al espectáculo), las kellys empezaron a organizarse y a aparecer en prensa. En seguida supimos que era una realidad que queríamos tratar en la obra”.

"Estas personas son más que camareras de piso, son más que el trabajo que aportan al sistema. Tienen vidas y aspiraciones al margen de su jornada laboral"

Son, pues, su hilo conductor y maestras de ceremonia. Pero más allá de su situación laboral, querían abordar la parte humana. “Estas personas son más que camareras de piso, son más que el trabajo que aportan al sistema. Tienen vidas y aspiraciones al margen de su jornada laboral. Es por eso que entre las otras historias que desarrollamos en el hotel, que serían los platos principales del espectáculo, tenemos momentos de intimidad con las kellys en los que cada una refleja sus propias inquietudes, que son las que tiene cualquier persona”, cuenta, a la vez que aclara que “no es una obra de tesis”, sino que su principal aspiración es entretener.

“Pero tampoco queremos hacer teatro de espaldas a la realidad. Si con este musical conseguimos, mínimamente, que el público sea consciente de cómo trabajan, de que dentro de cada uniforme hay una persona, y la próxima vez que se alojen en un hotel las tratan con la cortesía y el respeto que merecen, además de facilitarles el trabajo, pues ya habremos contribuido un poco”, concluyen.

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