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El lío de cerrar un puente: Cádiz se quedará sin uno de sus tres accesos por carretera en pleno verano

Archivo - Imagen de archivo del Puente Carranza, en Cádiz capital.

Pedro Espinosa

Cádiz —

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La inauguración del puente José León de Carranza fue una enorme fiesta en Cádiz y Puerto Real. Estas dos localidades quedaban unidas por primera vez gracias a una infraestructura que, entonces, era un hito para la ingeniería española. 55 años después ese puente presenta achaques que han sido calificados por la Demarcación de Carreteras como “grave peligro”, de ahí que haya tenido que tomar la drástica decisión de cerrarlo, al menos, durante cuatro meses. No es nada baladí. La ciudad de Cádiz es un istmo conectado al resto de la península por tres accesos por carretera. En plena temporada turística, perderá uno de ellos.

El 8 de diciembre de 1966 un helicóptero sobrevoló la base de Rota, cruzó la bahía de Cádiz y en un espacio concreto entre Puerto Real y Cádiz dejó caer un bloque de hormigón. Ese bloque fue la primera piedra del puente José León de Carranza, que se inauguraría tres años más tarde, el 28 de octubre de 1969, en una jornada de celebración, que se remató en un abrazo sobre el tablero de la infraestructura entre los vecinos de Cádiz y Puerto Real que se juntaban entonces, por primera vez, por carretera.

En el diseño participaron ingenieros como Eduardo Torroja, el abuelo de la cantante Ana Torroja, y Antonio Durán, y, en su momento, fue un puente récord por tener el tramo móvil, de 90 metros, más grande del mundo. Un puente levadizo para que pudieran pasar los barcos que querían entrar en la bahía, muchos de ellos hacia el astillero de San Fernando. Cuenta con 1.400 metros de longitud, está formado por 27 pilas, cada una de ellas sustentadas en cinco pilotes, con una cabecera, y, en total, 164 vigas, de 150 toneladas cada una.

Cada día, desde aquel 28 de octubre de 1969, el puente se ha ido cuidando y conservando. 26 personas trabajan a diario en el control y mantenimiento del José León de Carranza, que se enfrenta al mayor grado de corrosión posible, el que los ingenieros denominan C-5M, por la afección del mar y del viento. La corrosión aquí en la bahía de Cádiz es siete veces mayor que la que puede sufrir una infraestructura en el interior de España. Es, por esto, que requiera de tanta atención.

En 2018, el entonces Ministerio de Fomento incluyó el José León de Carranza en un listado de infraestructuras con patologías graves, con dos puntos negros, en las vigas del acceso desde Cádiz y en mitad del propio puente. En una escala del 0 al 100 señalaba la gravedad de esa enfermedad en 81 y 87, respectivamente. En un reciente escrito de la Demarcación de Carreteras a la Jefatura Provincial de Tráfico, enviado la semana pasada, se anunciaba la necesidad de cerrar el puente cuatro meses para subsanar la “situación de grave peligro”.

Ese plazo de cerrar completamente el puente durante cuatro meses lo ha confirmado el actual Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible en un comunicado en el que ha concretado que esta infraestructura cerrará a las 21 horas del domingo 17 de marzo. Para este arreglo, se ha previsto una inversión de 3,16 millones de euros. Es una decisión de enorme trascendencia para una ciudad, Cádiz, que sería una isla si no estuviera conectada por una autovía a San Fernando.

A esa carretera se le unió en 1969 el José León de Carranza, para unirla al polígono El Trocadero de Puerto Real, y en 2015, el Puente de la Constitución de 1812, otro hito de la ingeniería, que desde entonces conecta la capital gaditana con la barriada del Río San Pedro, también en Puerto Real.

A Cádiz entran a diario una media de 45.000 vehículos, que suben a 65.000 en verano. Según datos facilitados la semana pasada por el Ayuntamiento de Cádiz, el puente José León de Carranza tiene una media diaria de paso de vehículos de 15.000, de los que 165 son autobuses. Todas esas cifras suben en verano. Si los plazos del Ministerio de Transportes se cumplen, el puente no podrá reabrirse hasta el 17 de julio, aunque el Gobierno ya aclara en su comunicado que esta previsión está sometida al desarrollo de la obra.

El lío enorme que supone quedarse sin este histórico acceso, ruta habitual de trabajadores, estudiantes, pacientes de hospitales y turistas, ha suscitado un enorme malestar en el Ayuntamiento, gobernado por Bruno García, del PP, que se ha quejado de la falta de información por parte del Gobierno para poder coordinar un plan de transportes alternativo. “Nos adaptaremos, pero nos hubiera gustado tener la información con más tiempo”, se ha quejado este jueves García, cuyo partido, el PP, reclamó la pasada semana en pleno esta información que el Ministerio comunicó este lunes pasado por la tarde, a 13 días de cerrar el puente.

El Ayuntamiento y la Junta ya han actuado por su cuenta. Este miércoles sus representantes se reunieron para organizar, sobre todo, los viajes en autobús, ya que, al quedarse sin el José León de Carranza, todos tendrán que pasar por un único puente. El gobierno municipal pide que se puedan usar los seis carriles del Puente de la Constitución de 1812 y está pensando cómo organizar los tráficos en la rotonda donde termina tras una pronunciada pendiente, junto al Corte Inglés, un punto negro desde que el pasado mes de octubre un autobús se quedara sin frenos y matara a cuatro personas.

Los hosteleros miran con preocupación el posible caos circulatorio. “Si hace falta que hagan tres turnos en la obra, que los hagan”, ha reclamado Antonio de María, el presidente de la patronal Horeca, para tratar de que el problema, que admite “como insalvable”, dure lo menos posible. El próximo paso para intentar solventar todas las dudas surgidas es una reunión de coordinación convocada por la Subdelegación del Gobierno el próximo martes 12 de marzo. De ese encuentro, con una larga lista de citados, saldrá el plan definitivo para coordinar el lío de cerrar un puente cuatro meses 

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