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“No tengo naíta para los niños”: la crisis del coronavirus pone en riesgo a los más pobres

Imagen de archivo de un comedor social

Néstor Cenizo

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“Patxi, llámame, que no tengo naíta para los niños, para que coman”. “Patxi, me hace falta que me des algo, que no se puede salir por esto del coronavirus y no tengo nada en la nevera y no puedo ir a rebuscar”.

Patxi Velasco pasó la mañana del lunes recibiendo y contestando muchos mensajes como estos. Es director del Colegio María de la O, en Los Asperones (Málaga), uno de los barrios más deprimidos de España, pero además de director, es algo más: una tabla a la que se agarran decenas de familias que confían en Velasco más que en cualquier institución.

Este lunes, primer día con el colegio cerrado, los niños y niñas no recibieron la comida y la cena del PRAI (Programa de Refuerzo de la Alimentación Infantil), que a diario suministra la Junta de Andalucía. Algunos directores de centros de compensatoria pidieron a la Junta de Andalucía que se mantenga el servicio para cubrir estas necesidades alimentarias.

Se trata de familias cuyos ingresos esporádicos dependen de la chatarra o de aparcar coches en llanos. “Ayer me echó la Policía y no tengo para comer en la casa. Que me echéis una mano. Que yo dinero no quiero, sólo alimentos para mis niños, para que coman. Dependo de un llano y yo no puedo estar aparcando porque no sale nadie a la calle. Aparte de la seguridad de mis niños. Por favor, ayúdame. Por favor. Muchas gracias”, decía otro mensaje.

“Asperones ya estaba en situación de emergencia alimentaria, y la emergencia sanitaria está provocando que muchas familias no puedan buscarse la vida”, explica Velasco, que es consciente del riesgo de repartir comida acumulando grandes aglomeraciones de gente. Por eso, una posible solución es el reparto domiciliario. “Algo se va a aprobar. Hay conciencia de que hay que hacerlo, el problema es cómo”.

Fuentes oficiales de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social confirmaron que el tema estaba en la agenda, y pasadas las nueve de la noche la Junta de Andalucía aseguró que garantizaría las tres comidas de los niños en riesgo de exclusión social restableciendo el servicio mediante una contratación de emergencia. 18.000 niños andaluces reciben estas tres comidas diarias.

“Hacemos un llamamiento porque hay personas que no tienen nada que comer”

La crisis del coronavirus golpea a todos, pero a los más vulnerables puede tumbarlos de inmediato sobre la lona. Por eso, los comedores y entidades sociales de las zonas más deprimidas de Málaga se afanaban ayer por establecer un modelo de respuesta. Curro López, de Asociación Lagunillas-Cruz Verde asegura que alimentos tienen, y que los ha ofrecido a otras entidades. Los voluntarios de su asociación querían abrir, pero muchos de ellos son jubilados, personas en edad de riesgo. Así que su propuesta iba a ser repartir con un retén de cuatro personas.

La quincena de voluntarios de la asociación reparte unas 800 raciones diarias en un local propio, que López pretendía habilitar con un mostrador a la puerta. “Creemos que la población necesita esto. Lo que no queremos es aglomeración”. No obstante, todo dependía de un criterio superior: ¿pueden estas entidades seguir haciendo su labor?

Por la tarde, el ayuntamiento no había dado respuesta a si iba a permitir estos repartos, con qué garantías y en qué condiciones. “Es una vergüenza”, protesta Jesús Iglesias, Chule. ChuleÉl es el fundador y alma máter de Er Banco Güeno, Er Banco Güenouna antigua sucursal bancaria que desde hace siete años es un comedor social en La Palmilla, otro distrito con altos niveles de pobreza y exclusión social. Dice que han repartido hasta que el Estado ha dicho que todo el mundo debe quedarse en casa, y que teme que le multen si sigue haciéndolo. Por si acaso, ha preparado un agujero a través del que podría dispensar los alimentos sin contacto directo.

“Son muchas criaturas que tienen mucha necesidad. Hacemos un llamamiento porque hay personas que no tienen nada que comer”, alerta Chule, antes de pedir material para repartir a domicilio con seguridad.

En Los Asperones, Misioneros de la Esperanza hicieron su reparto habitual. Según explica Eva Muñoz, “igual que cualquier otro día”. Pero advierte: “Eso ha sido hoy, mañana no sabemos. Tampoco sabemos si vamos a poder seguir o no”. El reparto se ha hecho en un salón, con repartidores pertrechados de mascarilla y guantes, respetando distancias y sin aglomeraciones. A quienes no venían con mascarillas individuales se les ha entregado la ración depositándola sobre una mesa en el exterior.

Personas sin hogar

La crisis sanitaria también golpea duro a las personas sin hogar. Verónica Gomis lleva en esa situación desde el 7 de enero. El 26 de noviembre, el ayuntamiento le concedió una ayuda al alquiler condicionada (como todas las del plan) a la presentación de un propietario dispuesto a arrendar. Ella encontró casa el 27 de diciembre, pero entonces le dijeron que no había fondos, según cuenta. El 31 de diciembre se dio por extinguido el plan que contemplaba esas ayudas.

En su día, el ayuntamiento explicó a este medio que no era un problema de presupuesto. “Cualquier usuario demandante de ayudas debe finalizar el trámite para poder recibirla (esto requiere aportación de cierta documentación para las oportunas comprobaciones)”, respondió el consistorio, que rehusó dar más explicaciones por ser un caso específico.

“Si me hubieran tramitado la ayuda no estaría pasando por todo esto. Estoy en la calle por una negligencia”, exclama Gomis, que ha levantado un refugio bajo un puente. Ha comprado comida, luces, pilas, pan. Lo básico. Pero está desesperada ante el cierre de todo, que la expone a carencias básicas. “¿Los de la calle vamos a estar 15 días son bañarnos? Si están los bares cerrados, ¿cómo cargo el móvil?”.

APDHA advierte de “consecuencias severas”

En cualquier caso, esta emergencia ha pillado al ayuntamiento en plena transición al tercer Plan de Ayudas al Alquiler Social para familias en situación de exclusión social. El precio de los alquileres en la provincia se ha encarecido en los últimos años. Según el último informe del Observatorio del Alquiler del Ministerio de Fomento, Málaga es la provincia andaluza donde más caro es alquilar. Esto ha provocado dificultades de acceso a la vivienda, con 20.000 personas inscritas en el registro de demandantes de la ciudad, 1.800 de ellas en situación o riesgo de exclusión social.

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) lamentó, también este lunes, que las medidas contra el coronavirus tendrán “consecuencias severas” en las familias que ya estaban en situación precaria. APDHA pidió por escrito a la Consejería de Salud y Familias medidas específicas para las personas sin hogar. La asociación propone protocolos de atención y seguimiento para la salud, agilizar el empadronamiento y el acceso a tarjeta sanitaria, ampliar recursos adoptando medidas que garanticen el derecho a techo, continuar los comedores sociales y establecer un servicio específico de atención telefónica.

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