El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
La participación de las personas en cualquier medio es variable según la curva de campana de Gaus. El interés puede aumentar o disminuir tanto por razones personales como por razones intrínsecas a la asamblea.
Por tanto es conveniente que la calidad de las asambleas tengan un rigor aceptable por la mayoría, porque si no el interés y la participación decae. Los conflictos debidos a una información deficiente, el personalismo, y la falta de transparencia producen abandonos, así como caer en maximalismos que no facilitan o imposibilitan la realización de proyectos.
El interés por la asamblea y por los grupos de trabajo reside en que cada persona recoja e interiorice una información que no encuentra por otros medios, y que su experiencia sea gratificante, tanto por los contenidos como por el talante en las exposiciones, además de coincidir en el interés de encontrar vías de solución para las problemáticas sociales.
“Nos vemos en el bar” es una expresión que indica un contexto diferente al de una asamblea que es distendido al estar alejado del enfrentamiento personal en público y que permite una reflexión “in situ” en un lugar más íntimo donde tienen cabida las rectificaciones y las puntualizaciónes. Permite deshacer los malentendidos que en una exposición mas amplia y categorizada no se permiten por la limitación de tiempo. Porque para que una asamblea sea operativa tiene que estar elaborada de antemano y muy bien ordenada y secuenciada.
La asamblea responde a otro modelo de cultura política que incluye el debate, la reflexión, los acuerdos y la toma de decisiones colectivas, pero que todos sus miembros están educados en el “ordeno y mando” obedeciendo sin rechistar a un modelo autoritario.
Solo aquellas personas que en procesos de maduración intelectual hagan revisión de su propia cultura autoritaria recibida entenderán las dinámicas asamblearias.
Pero también hay otro factor en lo pedagógico que debemos contemplar. Y es que aunque las personas esten educadas en una cultura autoritaria y patriarcal, su objetivo es desprenderse de ella.
Una respuesta se manifiesta de forma colectiva en el compromiso social y el interés con otro modelo político, y su materialización implica una reeducación compartida porque la tarea es de construir una filosofía de vida con otra visión del mundo que no sea individualista y egocéntrica.
La otra respuesta al modelo patriarcal es el pasotismo en el que se manifiesta desinterés por unas relaciones y una política autoritarias, pero que también niega la búsqueda de alternativas a ello.
La no educación implica que al salir del pasotísmo y tener la obligación de dar respuesta a cualquier tema, se repiten miméticamente los modelos autoritarios rechazados. Con el pasotismo, que es acrítico por definición, el autoritarismo se reproduce de forma hereditaria instalándose en la sociedad como “lo normal”. La indiferencia y la falta de educación cívica solo desaparece en esta opción cuando el modelo de compromiso obtiene resultados y los hace evidentes.
De lo micro a lo común y comunitario, y allá donde se ejercita lo cotidiano y de lo relacional, se manifiestan a través de la asamblea y lo presencial que se debe articular con las actividades realizadas en el territorio por parte de sus miembros. En el documento “Sumando Podemos”, lanzado desde Zaragoza para Vistalegre 1, se propusieron varios niveles de participación.
El votante que solo se limita a votar por afinidad en elecciones oficiales.
El simpatizante que es favorable a un proyecto político común y financia un proyecto.
La persona que participa en las asambleas, foros, redes con la finalidad de informarse.
Y el militante.
Pero hay que definir de otra manera la militancia porque en la sociedad hay personas que son militantes por el bien común y son todas aquellas cuya aportación es voluntaria sin recibir nada a cambio. Su ámbito es muy amplio en todos aquellos temas de ayuda de la sociedad en los que consideren necesario actuar y no obedecen a una definición partidaria.
En este entorno es donde debemos situar el concepto de militancia política.
Militante político serán aquellas personas que consideran prioritario trabajar y definir otro marco político que dé respuestas a la sociedad desde la política.
Su participación depende de él y su compromiso se define en el marco de las actuaciones que quiera comprometerse voluntariamente, y no es exclusivo que se circunscriba a temas internos partidistas sino que puede estar vinculado a un partido y realizar tareas a la comunidad. También es la persona que en su proceso de autoformación no depende de consignas que dirijan su actuación, sino que trabaja en sintonía con un colectivo seleccionando proyectos comunes.
Este doble compromiso si no lo gestiona con lo personal, produce agotamiento y por mucha conciencia política que posea entrará en contradicción personal, y por lo tanto se agotará ante unas tareas que se le hacen inabordables.
Es preciso contemplar a la hora de reparto de tareas que este sea equitativo y para ello, aunque nos pese, se tendrán que contemplar el número de miembros participantes y su grado de compromiso. Otro dato fundamental para evitar las deserciones está en que las agendas sociales y grupales se pongan en consonancia con las personales.
La relación del grupo de trabajo, asamblea o círculo debe ser constante con los cargos electos en instituciones, de manera que se construyan propuestas institucionales desde la inteligencia colectiva. Las personas más expertas en diferentes temas tendrán la posibilidad de enriquecer ese trabajo desde el contraste de ideas, y el debate que surja permite a los cargos políticos que tengan apoyo y contacto con la realidad. Esto no quiere decir que los cargos no tengan autonomía en la toma de decisiones sino que con este debate serán las más acertadas. El debate bien llevado crea lazos entre las personas que participan y aumenta la calidad en las relaciones, construyendo con datos lo que entendemos como “confianza entre las partes”.
“People have de power”, la gente tiene el poder canta Patti Smith y así es como se construye.
*Rubén Enciso, Gentes de Apoyo y Opinión (GAO)
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