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Entra en vigor el nuevo mapa sanitario de Asturias: más centralización y dudas sobre si habrá recursos para sostener el cambio

Médicos concentrados delante del HUCA por la huelga.

Raquel L. Murias

Oviedo /Uviéu —

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El Gobierno de Asturias ha aprobado este jueves los decretos que reestructuran la Consejería de Salud y el Sespa para adaptarlos al nuevo mapa sanitario, que pasa de ocho a tres áreas —Occidente, Centro-suroccidente y Oriente—. La medida, presentada como una gran reforma administrativa destinada a ofrecer una atención “más eficiente, innovadora y equitativa”, reabre también el debate sobre la falta de personal, la presión sobre la Atención Primaria y las listas de espera, asuntos que siguen siendo las principales urgencias del sistema. Hospitales como el de Jarrio, en el noroccidente asturiano, vienen denunciando desde hace años la falta de personal y los retrasos en consultas y operaciones y temen que esta reestructuración traiga consigo más recortes en servicios en los hospitales más pequeños, es decir: Cangas del Narcea, Arriondas y Jarrio.

La consejera de Salud, Concepción Saavedra, defendió que la nueva organización permitirá “fortalecer la coordinación y el trabajo en red”, aumentar servicios y agilizar la gestión. Aseguró además que el rediseño no conllevará el cierre de ningún centro de salud ni hospital. Sin embargo, el cambio supone una centralización sin precedentes, al concentrar buena parte de la toma de decisiones en solo tres áreas, lo que genera inquietud entre profesionales y algunos ayuntamientos, especialmente en la zona rural.

Telemedicina e inteligencia artificial

Saavedra calificó la reforma como “la mayor modernización del sistema en décadas”, diseñada para responder a la Asturias del siglo XXI y aprovechar la telemedicina, la inteligencia artificial y la historia clínica electrónica. El Gobierno sostiene que los pacientes “no notarán cambios inmediatos”, más allá —afirma— de una reducción de burocracia y una atención más ágil. La nueva estructura deberá estar plenamente operativa el 31 de marzo, cuando finalicen los cambios de plantilla y nombramientos

El nuevo organigrama del Sespa crea una Dirección de Atención, Evaluación y Cuidado de la Salud, que agrupa Primaria, Hospitalaria y Cuidados con el objetivo de garantizar la continuidad asistencial, especialmente para pacientes crónicos. Esta dirección contará con subdirecciones específicas de Atención Primaria, Hospitalaria, Cuidados y Coordinación Sociosanitaria y Salud Pública.

Tres áreas sanitarias

La Atención Primaria tendrá, por primera vez, direcciones propias en cada una de las tres áreas, con la intención de darle mayor liderazgo. Una apuesta que contrasta con la realidad cotidiana de los centros de salud, marcada por la escasez de médicos, agendas saturadas y cupos por encima de lo recomendado.

El Sespa incorpora también una Unidad de Gestión de Tiempos Asistenciales para atacar las listas de espera —quirúrgicas, de consultas y de pruebas diagnósticas—, una de las grandes debilidades del sistema. La duda entre profesionales es si el rediseño organizativo será suficiente sin contrataciones estables ni un aumento real de plantillas. Otra novedad es la creación de una Unidad de Atención Integral al Paciente Paliativo, que pretende asegurar cuidados dignos al final de la vida tanto en hospitales como en domicilios; una Oficina de Captación de Profesionales, para intentar atraer y retener talento ante la competencia de otras comunidades; y una Subdirección de Central de Compras, que sustituirá los ocho centros de aprovisionamiento actuales por una única logística centralizada.

Servicio de Acción Comunitaria

En lo que respecta a la Consejería de Salud, el cambio principal es la creación del Servicio de Acción Comunitaria, integrado en la Subdirección de Salud Pública. Este servicio será clave para desarrollar políticas de participación, prevención y equidad, una de las líneas estratégicas más demandadas por colectivos sociales y organizaciones sanitarias.

El Gobierno insiste en que esta reforma permitirá un sistema “más accesible y más seguro”. Sin embargo, las organizaciones profesionales y sindicales recuerdan que la verdadera prueba llegará cuando haya que dotar estas nuevas estructuras de personal y medios suficientes, especialmente en un contexto de envejecimiento acelerado, dispersión territorial y aumento crónico de la demanda.

El nuevo mapa sanitario ya está en marcha. Falta por ver si la reordenación administrativa será capaz de resolver los problemas de fondo que arrastra el sistema: más profesionales, menos burocracia, mejor atención primaria y listas de espera asumibles.

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