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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Aclaremos: Gaza es lo importante y los wasaps, lo accesorio

Miles de personas se manfiestan en Londres por el 77 aniversario de la 'Nakba' palestina EFE/EPA/DAVID CLIFF
19 de mayo de 2025 22:20 h

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“Palestina se desangra ante nuestros ojos”, dijo el sábado Pedro Sánchez en la cumbre de la Liga Árabe, reunida en Bagdad, quizá el dirigente europeo que de manera más dura ha plantado cara a Israel. Las cifras son espeluznantes. Fuentes independientes calculan que desde 2023 han muerto más de 61.000 personas, entre ellas 17.000 niños. Añadan 111.000 heridos, casi 9.000 son niños, además de 14.000 desaparecidos, que muchos de ellos, sin duda alguna, habría que sumar a los fallecidos. Sólo desde el jueves pasado, mientras la representante de Israel, Yuval Raphael, vociferaba en el grotesco festival de Eurovisión, incluida la bochornosa votación, han caído más de 500 víctimas en la franja de Gaza. Y el hambre, forzada por el criminal bloqueo que mantiene el régimen de Tel Aviv de la ayuda humanitaria. Oigan a Josep Borrell: “Sabemos que hay dos millones de personas que están muriendo de hambre, porque es lo que están haciendo, matándolos de hambre, y el mundo no reacciona. ¿Qué nos pasa? Hemos perdido todo el sentido de la humanidad”.

Netanyahu, sus ministros tan ferozmente religiosos y sus militares, dicen que profesionales, un horror y una vergüenza. “Tomaremos todo Gaza”, dice el desahogado. ¿Genocidio? Pues claro. Al tiempo, Elon Musk está de salida de la Casa Blanca, pero al frente del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge) va a sustituirle un tal Russell Vought, un pterodáctilo recién llegado desde el Jurásico donde corrió y voló hace unos 150 millones de años. Quizá el mayor destrozo que ha dejado el loco de Musk bajo las directrices del más loco en jefe, Donald Trump, ha sido acabar con los fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), unos 60.000 millones que dejarán de percibir los países más pobres del Tercer Mundo. A todos esos salvajes, Trump, Musk, Vough, les importa una higa el destino de esas pobres gentes, por lo que es más que dudoso que haya rectificación en este campo como lo ha habido en la conocida como guerra de los aranceles. Y usted, que tiene dos dedos de frente y unos gramos de humanidad, se preguntará por qué Europa, tan digna, tan de Beethoven y de Proust, no puede asumir esa cantidad para evitar que se mueran de hambre, tal cual, de hambre, niños de tres o cuatro años. Ursula von der Leyen, con gran prosopopeya, nos conminó a los europeos a que pusiéramos 800.000 millones para un imprescindible rearme, cañones y más cañones. ¿Qué tal si un 10% de ahorro en ese descomunal gasto, quizá unos cuantos carros de combate menos, los destinamos a dar de comer a los hambrientos del Tercer Mundo, a llevarles médicos y hospitales? Una Europa, por cierto, que se salva del auge de la extrema derecha en Rumanía y seguramente en Polonia, pero que cae en Portugal.

Qué doloroso es ver este panorama cruel mientras los ciudadanos del primer mundo nos tomamos unas gambitas tan contentos –carpe diem– y nuestros políticos se divierten con estupideces y maniobras de baja estofa, más propias de vulgares delincuentes que de señores y señoras educados en colegios de pago. Pongamos por ejemplo a los diputados del PP a las órdenes de Alberto Núñez Feijóo, no saben ustedes con quién están hablando. Ahí tienen el rechazo al Tratado franco-español, tirado a la basura por un mero empeño ridículo y bochornoso de negarle al Gobierno el pan y la sal. Claro que se alió con Vox, y contó con la inestimable colaboración de Puigdemont, ¿alguna vez nos libraremos de políticos como él?, y de los muy revolucionarios de Podemos, cuanto peor, mejor, vengan a mí los cielos, Lenin y Bakunin unos tipos reaccionarios. Votamos con los pies porque así le rascamos tres votos a Sumar. ¡Viva el vino y la alegría!

Decimos del PP. Veremos en qué acaba el Congreso de julio. ¿Tiene algo que decidir en ese estupendo sarao? Pues sí, algunas tontunas organizativas, pero sobre todo una menor y otra mayor, descartada la posibilidad de que abandonen su sucia y carroñera política de asedio personal –¡qué asco!– al presidente Sánchez, arropado con mantos de armiño por jueces indignos y medios de comunicación basura. La menor es qué hacer con ese muerto andante, peste que suelta por donde aparece, que es Carlos Mazón, la desvergüenza con patas. Pero la mayor es la madre del cordero, el intríngulis que deberá despejar el gran líder de esta derecha que tanto queremos: ¿nos juntamos con Vox, más de lo que ahora ya estamos, que no es poco, véase Valencia, o jugamos a ser un partido liberal y demócrata, lejos del metafascismo de los discípulos de Abascal, Santiago y cierra España, dispuesto a huir de los herederos del nazismo, como ya ha hecho la derecha alemana? 

Pasa que los votos no le van a dar nunca, o eso dicen los expertos demoscópicos, para poder gobernar en solitario y sólo con una coalición con Vox podría llegar al Gobierno, una vez rota cualquier posibilidad de entendimiento con los nacionalistas, decisión solo atribuible a la torpeza del jefe popular. Así que ahí le quería ver, amigo Feijóo. Vaya usted a las urnas con una oferta a los electores de su figura como futuro presidente del Gobierno con Santiago Abascal de vicepresidente, ministra de la Presidencia Cuca Gamarra –o Miguel Tellado– y de Asuntos Exteriores Hermann Tertsch. Anímese, anímese. Tenga en cuenta que a estas alturas de la vaina, ya hemos visto y oído mucho, no sirve nadar y guardar la ropa, me presento solo, pero luego hago lo que me dé la gana con vergonzantes alianzas, que el respetable ya no está para engaños tan burdos. Le van a exigir que aclare el posible contubernio, no sólo los socialistas y la izquierda en general, que también, sino los ciudadanos de toda condición vayan o no a votarle. No va a poder salir de ese Congreso de julio, usted mismo, en su misma mismidad, se ha metido en la trampa, sin una definición clara y cristalina sobre este asunto: amamos o repudiamos a Vox, vamos en el mismo barco o emprendemos rutas distintas, tú a Boston y yo a California. Y ahora, ya, a estas alturas de la película, nadie, aquí ni en Europa le va a consentir la indefinición. A cantar la gallina.

Antes de irnos, refirámonos a cómo la bazofia informativa consigue marcar el rumbo a todos los medios –a casi todos– y más concretamente, porque al Ojo le parece de extrema gravedad el sucedido, a los medios públicos, que sin pudor ni el más mínimo rigor profesional actúan de esplendoroso altavoz, tal que con los decibelios atronadores de un concierto de verano, de cualquier basurilla que se publique por ahí. Pongamos que hablo de las conversaciones de Sánchez con Ábalos. Quizá se entienda la publicación por parte de El Mundo, es su línea habitual de generoso reparto de estiércol. ¿Alguna duda sobre su alma negra como el carbón? Así comenta la jugada su articulista estrella, Jorge Bustos: “Llegará el día en que Pedro y Begoña, desahuciados del colchón, opten con garantías al casting de La isla de las tentaciones. Pero entretanto no piensan ahorrarles a los españoles ni un solo capítulo de su lenta agonía entre los muros del búnker”. Bien. Pero nada, absolutamente nada, justifica que los informativos de Radio Nacional de España y los telediarios de Televisión Española, su dinero y el mío, abran día sí y noche también, con semejante inanidad, que nada descubría ni nada encubría, simple combustible para la derecha montaraz de Feijóo y Vox, que ya hemos hablado de ella. ¿De verdad que los programas mañaneros de TVE o el debate político nocturno de 24 horas deben llenar su espacio durante horas, y no exagero ni un poquito, con semejante patochada? Es posible, y ni tan siquiera estoy seguro, de que se puedan airear en los medios públicos, o simplemente en los rigurosos y profesionales estas conversaciones privadas. Pero en su justa medida, que los terneros de dos cabezas sólo ameritan un breve.

Consiguen engañarnos y les seguimos como borregos. Nos marcan la agenda y ahí vamos, en fila india entonando la melopea que nos han metido en la sesera. Manda el morbo. Pero como el Ojo tantas veces ha repetido, el deber de los profesionales honestos y responsables en una sociedad democrática consiste, entre otras cosas, en no contribuir a que la vida sea un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada, como un día nos dejó escrito Shakespeare en Macbeth. Cada cosa en su sitio: las importantes, en primer lugar, las basurillas intranscendentes en el furgón de cola, para que las recojan los basureros. Gaza por delante, Ucrania después, varias páginas; los wasaps, un párrafo, al final. Jerarquizar y ordenar, he ahí el más importante mandato del buen periodismo. 

Y si no lo hacemos, nos ganarán, y nos triturarán los propagadores de bulos, basurillas y miserias varias. O ponemos pies en pared y no nos dejamos intoxicar por estúpidos lavados de cerebro, o nos comen como las arañas a los cándidos insectos que no se dan cuenta de que han caído en una viscosa red mortal. La ciudadanía, algún día, nos lo demandará de malas maneras. Hoy ya nos los avisa con su desafección. 

Adenda. Los hay desvergonzados, descarados y hasta procaces. Francisco Camps –¡ay, señor!– quiere volver a la escena política y presidir la Comunitat Valenciana y, si se anima un poco, optar a la presidencia del Gobierno de España. Qué tío. En su época de president y jefe máximo del PP valenciano ocurrieron varias cosas. Un apretado resumen: Gürtel, Correa, el Bigotes, Fitur, el viaje del Papa, el dinero robado a las oenegés, los trajes, un Infiniti FX50 de 65.000 euros… Para abreviar: los populares valencianos tuvieron imputados, y varios de ellos en la cárcel, a tres ex presidents de la Generalitat, dos expresidentes de las Corts, que también fueron consellers, once ex consellers, tres expresidentes de diputación y tres exalcaldes. ¿Dinero despilfarrado? Unos 12.500 millones de euros. Un récord que incluso supera a la chulapa de Esperanza Aguirre, nada vio, nada supo de los muchos sinvergüenzas –algunos todavía en prisión– que poblaron su rondalla. Les aconsejo dos magníficos libros sobre la corrupción valenciana de Sergi Castillo, Tierra de Saqueo y Yonquis del dinero. 

Y el amiguito de alma del presidiario El Bigotes, tan ufano, quiere volver, con la frente marchita y la sien que platearon las nieves del tiempo. Sería, eso, sí un digno sucesor de sí mismo, en primer lugar, pero también de Eduardo Zaplana o Carlos Mazón. ¡Qué primorosos dirigentes ha lucido el PP, honra y prez de la clase política, siempre tan dados a acusar de corrupción a los demás!

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