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Crampones Vampire de Simond

Crampones Vampire de Simond

Adriano M. Cófreces "Pincho"

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En 1860 se fundaba en Francia la firma Simond, fabricante especializado en material “duro”. Nacida y crecida a los a los pies del Mont Blanc, la vocación alpina de la compañía es algo innato, y durante los casi 170 años de historia se han convertido en especialistas en material “duro” de montaña: piolets, mosquetones, crampones, etc.

Crampones como es el caso del producto que presentamos en esta ocasión, el Vampire, un modelo técnico modulable en el que podremos escoger entre ir con todas las puntas o en modo monopunta.

El Vampire, crampón de doce puntas automático y de acero, destaca por su competitivo precio respecto a sus competidores directos. Podemos hablar de una diferencia de 60 euros tranquilamente con otros similares.

Polivalente gracias a sus puntas delanteras modulares, y con un peso tan ajustado que va 10 gramos por arriba o por debajo de la competencia, pensamos que es una opción a tener muy en cuenta a la hora de renovar el material o comprar nuestro primer par de crampones técnicos.

Como ya hemos apuntado, nos encontramos ante un modelo muy técnico, perfecto para escalar corredores de nieve, cascadas de hielo o rutas mixtas alpinas. Por otra parte, no lo recomendaríamos como único par si también nos dedicamos a la montaña más normal y tumbada, puesto que un perfil tan agresivo y técnico nos penalizaría a la hora de caminar, y al final, cada cosa está pensada para su terreno.

Su peso, 1.090 gramos con los antizuecos, se reduce algo al dejarlos en modo monopunta. Para comparar un poco la escasa diferencia con sus competidores directos, destacar que los Petzl Lynx pesan 1.080 gramos y los Grivel G14 1.065 gramos, lo que nos da una idea de lo ridículo del resto.

La composición de su estructura es casi en su totalidad de acero, siendo las puntas frontales las únicas fabricadas en acero inoxidable. Eso implica, que una vez se vaya perdiendo la capa protectora, hay que limpiarlos y aceitarlos ligeramente cuando no vayamos a usarlos durante tiempo.

La tornillería es también de acero inoxidable, y lo único fabricado en aluminio son las piezas tubulares de separación de puntas frontales, para aligerar algo el sistema.

Ajuste y detalles

El ajuste a la bota es de tipo automático, con cepo delante y fijación clásica detrás, y se adapta perfectamente a todo tipo de botas, desde alpinismo hasta esquí de travesía, siempre que sean totalmente rígidas.

El encaje en la puntera es ciertamente ancho, y puede hacer que haya que ajustarlo en cada modelo de bota de una forma diferente, gracias entre otras cosas a la posibilidad de ajustar en longitud el cepo ya que dispone de dos orificios de acople.

La talonera es de aluminio, con ajuste micrométrico, siendo éste sencillo y regulable con un dedo. También dispone como la puntera de dos orificios a diferente distancia para ajustar a los distintos tipos de botas y suela, y que la precisión sea extrema.

La adaptación al número de calzado se hace mediante una barra taladrada a diferentes longitudes, y con un sencillo resorte que se levanta con un dedo, así que se regula de una forma rápida y sencilla. Es importante comprobar que la barra que trae de serie el crampón es válida para nuestro calzado, ya que para números grandes hay que solicitar que venga con unas barras “XXL”, más largas que las de origen.

Las doce puntas con las que cuenta el Vampire tienen diferentes finalidades. Por una parte, las frontales modulares son verticales con refuerzo superior horizontal para las zonas de nieve. Las frontales fijas, aparte de ayudar gracias a su inclinación a estabilizar mejor en hielo vertical, tienen unos dientes de sierra que aumentan la “mordida” y apoyo en terreno irregular. Hay otras cinco puntas laterales estándar, de orientación longitudinal, para aumentar el agarre en diagonales, y tres de retención, “cruzadas”, las dos traseras y la exterior central, que también va a “contramarcha”.

Los Antiboot, recios y flexibles, vienen a la vez con un sistema de sujeción de grapas que lo fijan perfectamente.

La correa es la misma que monta la marca en todos sus crampones, y como ya hemos dicho en otros tests de Simond, es una faceta a mejorar sin duda alguna por su parte. El tirador de afloje de la misma, muy fino y pequeño, complica de forma bastante engorrosa la maniobra de descalzado en caso de que esté congelado, algo, por otro lado, bastante normal en un crampón.

Sensaciones sobre el terreno

En escalada en hielo: penetración perfecta, posibilidad de ajuste de longitud de puntas, se agradece la ayuda de las segundas puntas frontales.

En escalada en nieve: evidentemente, la mejor opción es ir en doble punta, y el refuerzo horizontal de las puntas frontales ayuda a no cortar en exceso la nieve.

En escalada en terreno mixto: no es un crampón ultrapreciso, como pueden ser otros específicos, pero cumple su función perfectamente. Lo hemos probado tanto en rutas mixtas como de dry-tooling.

En terreno diagonal y travesías: muy buen comportamiento, gracias a su asimetría. Las tres puntas interiores de cada crampón están alineadas para proporcionar un agarre máximo en desplazamientos de canto. Por el contrario, las tres puntas siguen el contorno de la bota para asegurar una buena estabilidad.

En terreno poco inclinado: ahí es donde puede pinchar algo el crampón, pero como ya hemos comentado, es un modelo pensado para las actividades técnicas con predominancia vertical.

En terreno con nieve pesada y en solanas: cuesta que se formen grandes zuecos, pero aun así, si la nieve está muy pesada y pegajosa, en la parte delantera tienden a hacerse algo.

En definitiva, el Vampire de Simond, tras una buena temporada de uso, nos ha resultado el crampón perfecto para terreno técnico dada la enorme diferencia de precio que presenta respecto a sus rivales directos, y la mínima diferencia en los aspectos de uso y disfrute.

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