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Manuel Jabois, sobre los crecientes problemas de salud mental: “Procuramos cuidar nuestro cuerpo pero el cuidado de la cabeza es todavía un tabú”

Manuel Jabois

Claudia Sáez

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“No queremos hablar de nuestros problemas emocionales porque aún siguen estigmatizados, porque vamos al médico a curarnos pero no queremos decir que acudimos al psicólogo”. Así lo ha sentenciado Manuel Jabois, uno de los ponentes que forman parte del curso 'Salud mental y otras formas de ficción. Relatos para sobrevivir' este miércoles 14 de julio en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). A él le han acompañado el actor Eduardo Noriega, las escritoras Laura Ferrero y Marta Sanz, o el director del Instituto Cervantes de Londres, Ignacio Peyró.

Jabois ha cuestionado dónde se encuentra “el límite entre la cordura y la locura”, y ha asegurado que “nos cuesta hablar del malestar emocional porque aún sobrevive un viejo estigma, se considera una información privada, y tenemos problemas por contar que hemos ido al psiquiatra”.

Asimismo, ha señalado que tiene un conflicto muy grande con su profesión cuando encuentra en las páginas de los medios muertos “en extrañas circunstancias”, porque “una enfermedad mental no es algo que evadir, sino que debemos informar de ello”. Además, ha explicado que “se necesita dar más cobertura a problemas como el suicidio, que están creciendo y es la primera causa de muerte no natural entre nuestros jóvenes, y debemos intentar visibilizar ese deterioro de la salud mental”.

Sobre si después de esta etapa de pandemia contaremos con novelas que hablen sobre ella, el periodista ha considerado que “ahora mismo se está informando de la pandemia, por lo que la ficción necesita más distancia para elaborar historias sobre esta etapa. Leer es vivir la vida de otros, y ahora mismo nadie mejor que cada uno está elaborando su propia novela de la pandemia, con sus problemas, familiares fallecidos, etc”.

A esta reflexión se ha sumado la escritora Laura Ferrero que, aludiendo a la segunda parte del curso, 'relatos para sobrevivir', ha afirmado que “la literatura es distancia, estamos muy pegados en el tiempo para escribir ya sobre la pandemia, tenemos que poner tiempo en medio para crear en unos años una ficción que queramos leer”.

Desde su invención, el cine y la literatura han fomentado la creación de mitos que han perpetuado una imagen de la locura como algo espantoso, oscuro, incluso a veces descrita como género que sirve de trampolín para llegar a los films de terror. Para Ferrero, “las enfermedades mentales suelen estar asociadas a tabús y clichés que no acostumbran a ser ciertos”. En sus novelas, y para la construcción de sus personajes, ha indicado que se interesa, sobre todo, “por aquello que nos da miedo contar”, y por ello uno de los personajes de su último libro tiene un trastorno bipolar, “porque no quiero que se escondan, aunque sean nuestras vulnerabilidades”, ha sentenciado.

Por su parte, los encargados de hablar sobre cine han sido Marta Sanz y el propio actor Eduardo Noriega. En el caso de la primera, ha querido centrarse en “el cine como espejo deformante”, porque ha indicado que “existe una cierta espectacularización de la esquizofrenia en el cine, pero es interesante plantear la idea de que los modos de representación de la realidad a través de la cultura terminan formando parte de nuestra manera de entender la realidad, por lo que conviene agudizar el sentido crítico, para darnos cuenta de que lo cultural no es algo inofensivo, va formando parte de nuestro ADN y tenemos que tener cuidado”. Además, ha apuntado a las veces en que “no relacionamos la depresión en la sociedad con cuestiones que tienen que ver con el sistema, sino con que se piense que esas personas estén locas y se las estigmatice”.

La escritora ha querido poner el foco también en la necesidad de inversión pública en el sistema sanitario para tratar estas patologías, ya q que “en un momento de evaluación absoluta de los sistemas de salud, es ahora cuando debemos llamar a que la atención primaria se encargue de la salud mental”.

Noriega se ha mostrado de acuerdo con las ideas que Sanz ha planteado sobre el cine, asegurando que “en el cine se mezclan esos espacios de la locura y la cordura, se juega con esa fina línea”. Y recuerda a un maestro que señalaba a la actuación como una “patología actuada”. “Para el estado ideal creativo de la actuación somos nosotros los que debemos crear, pero al final nos dejamos llevar un poco por el personaje, hay un lugar donde nos gusta jugar con esa finísima línea que divide lo cuerdo con la locura”, ha reiterado Noriega.

Al hilo, ha querido recordar que afortunadamente “cada vez somos más conscientes como sociedad de lo que significa un trastorno mental, ya no es todo ”ese loco del pueblo al que se le aparta“, sino que somos conscientes de que todos tenemos pequeños trastornos mentales”, y ha mostrado que “el cine es un reflejo de ello, porque hace años se utilizaba algo como la psicopatía asesina, que poco existe en la realidad, pero ahora ya se reflejan personas con trastornos reales dentro de nuestra sociedad”.

Ignacio Peyró ha aportado su visión desde el punto de vista británico, lugar donde reside actualmente. “En Gran Bretaña se están haciendo campañas muy exitosas sobre las enfermedades mentales, para poner en la mente de la gente que es algo que existe y que no se cree un silencio tan espeso como en nuestro país”, ha subrayado Peyró, que ha indicado que “hasta se han utilizado a personajes púbicos para visibilizarlo”. Asimismo, se ha mostrado preocupado por un contexto de pandemia donde “muchos se han encontrado solos, se nos ha dado una experiencia de clausura, una soledad impuesta”. “Pero la soledad no viene de la pandemia, y es que existe una soledad epidémica en nuestra sociedad, tanto en jóvenes como en adultos, teniendo efectos psicológicos y físicos, con los consiguientes problemas de salud pública”, ha concluido Peyró.

Re-pensar la salud mental

Todas estas ideas se desarrollaran esta semana en las ponencias individuales que cada uno realiza en la UIMP, dentro de un curso que, como ha explicado el director de la Fundación Manantial, “pretende contar una historia de la locura optimista, de la vitalidad y lo más humano posible dentro de un contexto atravesado por la pandemia de la COVID-19, que tanto ha puesto en valor la salud mental”. “Esta situación está siendo una oportunidad para ver de qué manera se relacionan y se influyen la realidad y la ficción, lo tangible y lo intangible, lo visible del virus sanitario y menos evidente por su impacto emocional, una incertidumbre que nos está sumiendo en grados de miedos, ansiedad y otros problemas de salud mental muy elevados”, ha asegurado el director.

En definitiva, en el curso se buscarán títulos de libros, de series y de películas que ayuden a iluminar, a pensar y, sobre todo, a comprender los aspectos más vulnerables del ser humano a través de manifestaciones como el dolor, los celos, los vínculos, los miedos, los sueños, la soledad o la frontera entre la realidad y la fantasía, “y alejarnos de la imagen negra y sensacionalista que a veces nos devuelve la gran pantalla. Nuestro objetivo es dar una vuelta a los tópicos, contribuir a pensar la salud mental desde otro ángulo”, han reiterado desde la fundación.

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