Un año solicitando un homenaje para los exiliados de campos nazis de concentración en Fuentealbilla
José Antonio Peñaranda no supo hasta ser adulto que su tío bisabuelo, Vicente Maestro Murcia, fue víctima en las campos de concentración nazi. Maestro es una de las personas de la localidad que acabaron en estos centros tras la represión de la posguerra. Y ahora, busca que en la localidad se lleve a cabo un homenaje similar al que se ha instalado de manera reciente en la capital provincial, donde 25 Stolpersteine recuerdan a las 25 víctimas del holocausto nazi en la localidad.
“Llevamos más de un año solicitando homenaje para los exiliados de campos de concentración nazi en Fuentealbilla”, asegura, pero lamenta que se les da un “poco de largas”. “Tras haberse hecho un homenaje en 2010 cuando se puso una placa en la pedanía de Bormate, parece ser que es suficiente”, señala. Efectivamente, en ese año se realizó un homenaje, a instancias de Pierrette Saez, viuda de José Saez Cutanda, quien pasó por Mauthausen tras haber sido apresado por los alemanes en 1940. Tras la liberación de los campos, se quedó en Francia.
“El alcalde esgrime que con eso es suficiente y que no sería oportuno otro homenaje”, recalca Peñaranda. Pero la intención, afirma, es que se autorice a poner los adoquines de memoria en la puerta de los últimos domicilios conocidos de las personas. El coste de los adoquines, que suele ser de unos 100 euros, afirma que se podrían hacer a través de manera voluntaria. “No pedimos que se sufrague el gasto, sólo que se autorice la colocación de los adoquines”, afirma Peñaranda.
El tío bisabuelo de Peñaranda, Vicente Maestro Murcia, nació el 15 de enero en 1913. Se alistó voluntariamente al declararse el golpe de Estado contra la República, cuando era labrador en Burjassot en Valencia. “Se alista voluntario y se pierde su pista hasta que se exilia a Francia. Allí pasa por los campos de refugiados franceses con pésimas condiciones y luego se alista en las compañías de trabajadores extranjeros, porque la alternativa era seguir en los campos o trabajar en la infraestructura para luchar contra el ejército nazi”, explica.
Peñaranda lleva años trabajando en la búsqueda de información de su familiar, para conocer mejor la historia de su familia. Ha encontrado extensa documentación, en los archivos de Guadalajara y Burjassot, así como de Francia o Alemania. Entre otros, ha localizado el certificado de defunción, en el que se señala que Maestro Murcia murió en Gusen, el 28 de septiembre de 1941. En el documento se señala también la última dirección de Maestro, en la calle de San Vicente de la localidad.
“No se les reconoció la nacionalidad y acabaron en los campos con el triángulo invertido azul, que era la manera en la que se reconocía a las personas expatriados. Lo que ocurrió fue que Franco y los dirigentes franceses no se quisieron hacer responsables de los prisioneros de guerra y por eso son enviados a campos de concentración de tercera categoría”, señala.
Vicente no fue el único de la familia que sufrió la represión, recuerda Peñaranda, incluido su bisabuelo al que sí llegó a conocer. “Hemos estado en la ignorancia. Pero como yo, mucha gente, por la problemática de la dictadura. Las familias no querían decir nada por si a los hijos o los nietos se les escapaba en la escuela. Entonces se fue olvidando lo que ocurrió. En mi familia, ni siquiera mis padres lo sabían”, concluye.
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