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Blog dedicado a la crítica cinematográfica de películas de hoy y de siempre, de circuitos independientes o comerciales. También elaboramos críticas contrapuestas, homenajes y disecciones de obras emblemáticas del séptimo arte. Bienvenidos al planeta Cinetario.

‘El renacido (The Revenant)’, de Alejandro González Iñárritu: Hasta el último aliento

Cartel de 'El renacido (The Revenant)'

Alicia Avilés Pozo

A estas alturas a nadie se le puede escapar que Alejandro González Iñárritu es un intenso. Tiene una intensidad, además, difícil de medir, porque le traspira por todas partes. Desde 'Amores perros', donde su salvajismo visual era lo más explícito que podía ofrecer al público, ha recorrido un camino de lo más variopinto donde los mejores recovecos eran los apuntalados por los guiones de Guillermo Arriaga, hasta que el ego de ambos hizo trizas este inmenso tándem. La falta de miedo del cineasta mexicano por su vuelo en solitario ha quedado clara desde 'Biutiful', y fue reconocida el año pasado por la Academia de Hollywood en 'Birdman', su película más particular y estrafalaria, en nuestra opinión. Creemos entonces que con 'El renacido', Iñárritu escarba en lo que mejor se le da: la imagenEl renacido. Todo en ella es una explosión para la vista, para lo inmenso y para lo necesariamente silencioso.

Se ha servido en esta ocasión de la obra literaria homónima del analista político y escritor estadounidense Michael Punke, donde cuenta las vivencias del explorador Hugh Glass en los territorios nevados de América del Norte durante 1823, cuando los enfrentamientos de americanos y franceses con tribus nativas todavía se hacían a machete y fuego. Leonardo DiCaprio es el encargado de poner su sufrimiento (el rodaje vino a ser así como una expiación de nieve, heridas e hipotermias) al servicio de este atractivo personaje, en un papel que ya todo el mundo considera (por fin) que se llevará el premio a la Mejor Interpretación Masculina en los próximos premios Oscar. Y su trabajo es realmente espectacular. No sabemos si alcanza las diez frases en todo el metraje, pero consigue que solo nos demos cuenta al final.

A su lado se encuentra esa bestia de la interpretación llamada Tom HardyTom Hardy, casi irreconocible y como villano perfecto, amoral y perfectamente asesinable. Ambos se ponen en las manos de Iñárritu con una devoción y niveles de exigencia nada cómodos. En 'El renacido', el director abunda en sus primeros planos semideformados, muy del gusto también de su compatriota Alfonso Cuarón, y no da respiro a su propia incontinencia técnica. Glass, el aventurero malherido y abandonado a su suerte, respirando solo para poder vengarse; y Fitzgerald, el hombre de la media cabellera, inmutable y dispuesto a todo por una tierra allá en alguna parte. En realidad, los dos bastiones de un western que no es un western, o que es un western del norte, donde no es posible sobrevivir salvo si ya has muerto al menos dos o tres veces.

En los bosques, llanuras y montañas de los paisajes de la película se pierde toda la vista del espectador. De ahí el silencio del que hablábamos. Solo los magistrales tam-tam y violonchelos contundentes de Carsten Nicolai y Ryûichi Sakamoto llevan el ritmo de la agonía de Glass arrastrando sus recuerdos hasta el último aliento. No lo notamos, pero es ahí donde la película deja luego todo su poso: horas, días después de verla, nos asalta esa mirada de miedo y muerte, y algunas secuencias magníficas como las protagonizadas por el vientre de un caballo, por una amistad inesperada o por un duelo final atascado en el infinito del agua-nieve.

Así que ahí tenemos de nuevo esa intensidad de Iñárritu. Haciendo poesía congelada. Desatando la furia íntima de alguien del que apenas sabemos nada salvo que antes amaba y ahora odia. Sabemos que su cine escala sin vergüenza por lo pretencioso, que cojea en sus guiones extremadamente enrevesados o extremadamente simples y que hace del sufrimiento una caja registradora. Pero es que nos puede y nos agrieta. Preferimos su paseo por el desgarro de Glass que el aspaviento de comedia bizarra que intentó con 'Birdman' y de ahí quizás, también, nuestro renovado entusiasmo. Que esa intensidad siempre le acompañe.

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