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ENTREVISTA

Pablo Buratti, el guionista gráfico que dibuja las películas de Almodóvar antes de que se rueden

Pablo Buratti

Fidel Manjavacas

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La ciudad de Toledo acoge durante este mes de noviembre una nueva edición del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA). Además de proyecciones de películas o presentaciones de libros, otro de los puntos fuertes del mismo son los encuentros de cine' Reyes Abades' que realizan con estudiantes de distintos centros educativos. En uno de ellos, titulado ''Storyboard: del papel a pantalla', ha participado Pablo Buratti, un guionista gráfico que ha trabajado en casi toda la filmografía del diriector manchego Pedro Almodóvar.

No obstante, Buratti, natural de Corrientes (Argentina), ha trasladado en sus dibujos las ideas de otros cineastas como J.A. Bayona, Álex de la Iglesia, Julio Médem, Alex Pina, Reed Morano o Terry Gilliam, entre otros. Su trabajo, explica en una entrevista, “facilita la logística de rodaje para el equipo técnico y la narrativa para el director”. “Dibujo desde que tengo uso de razón y me dedico al cine desde que la perdí”, explica también sobre cómo nació la relación entre ambas disciplinas artísticas en su vida.

Se dice usted que es el ilustrador que ve las películas antes que Almodóvar. ¿Cómo es trabajar con el director manchego?

Bueno, es muy cariñoso el titular. El hecho de poder estar planificando lo que va a ser luego el rodaje con alguien con una personalidad como la de Pedro te acerca a esa primera idea que tiene él de la película de manera especial. Tener la capacidad de estar en el momento en el que él va concibiendo sus imágenes, ideas, y participar en ese proceso creativo tiene un valor agregado. Desde el lugar que me toca es entusiasmante.

Hablamos de perfiles de cineastas que trascienden el propio ámbito cinematográfico y que son iconos culturales. Debe haber muy pocos a nivel mundial que realmente generen ese efecto. Evidentemente, cuando estoy ahí lo encaro con total naturalidad, pero cuando tomas cierta distancia ves que esto es muy diferente a cualquier otra situación en la que te encuentres. Es casi una 'máster class' poder convivir en un proceso de trabajo en el que vas a los ensayos, trabajas con actores, ves localizaciones, diseñas con él o tratas de concretar las ideas que tiene respecto a la puesta en escena, y eso es un privilegio.

¿En qué consiste el trabajo del 'storyboard artist' -guionista gráfico-?

Consiste en tratar de meterse en la cabeza del revisador, poder interpretarla y poder bajar a papel las ideas que va concibiendo para preparar su rodaje y las escenas que luego va a filmar. Es una herramienta, como el guion literario es también en sí una herramienta que va más allá de canalizar la historia, que facilita la logística de rodaje para el equipo técnico y la narrativa para el director, quien se encuentra con su primera idea de la película, su primer montaje, el encuadre o la visualización de una escena con esos dibujos. Materializar ese proceso es un poco el oficio que nos toca.

¿La creación de esos dibujos va a más allá en ocasiones de la imaginación del propio director? ¿Aporta ideas que quizás no tiene en su mente?

Sí, totalmente, aunque eso depende mucho de las puertas que te va a ir abriendo cada realizador en particular. No es lo mismo coincidir en un primer proyecto que en el tercero, cuarto o quinto, donde ya hay una simbiosis y una mayor complicidad. Pero así todo, en un 'briefing', que es el proceso de transcripción de las ideas que el realizador quiere que luego dibujes, hay muchas zonas muertas. Es como que básicamente uno tiene una estructura de la escena y hay que completar determinadas partes de esa escena que no están tan bajadas a limpio, que no están tan clarificadas.

Luego ya en el estudio, con el conocimiento del realizador y con saber cómo más o menos planta la cámara y cómo trabaja su narrativa, uno puede soltarse un poco la melena y empezar a aportar cositas que puedan ayudar a terminar de construir eso. Una vez que te vuelves a juntar con el realizador se descarta o se mantiene según le haya parecido. Y en el mismo proceso de 'briefing' si van surgiendo cosas que uno cree que puede plantearlas se hace, y muchas veces funcionan y otras no.

¿Cómo empezó su relación con el cine? ¿Fue antes la ilustración o todo vino en conjunto?

Dibujo desde que tengo uso de razón y me dedico al cine desde que la perdí. Desde muy pequeño. Pero el dibujo nunca fue para mí una idea de desarrollo profesional, siempre fue un hobby, un placer, algo a lo que recurría cada vez que necesitaba concentrarme en mis cosas y aislarme un poco del mundo. Y el cine me lo crucé casi por casualidad ya más adulto. Estudié producción audiovisual pero ya estando en la Escuela de Cine empecé a vincularme de vuelta con el dibujo en los trabajos prácticos que hacíamos, en cortometrajes o haciendo 'stories', y ahí empecé a reencontrarme con ese niño que dibujaba y a descubrir un nuevo medio para expresarme a través del dibujo que fue el audiovisual. Cuando empecé a conectar esas dos pasiones, estos dos lugares de interés, fue cuando empecé a descubrir un espacio que antes no había concebido. Después fue un poco de perseverancia, suerte y todo lo que entra en la coctelera para poder mantenerme en el oficio.

El dibujo nunca fue para mí una idea de desarrollo profesional, siempre fue un hobby, un placer, algo a lo que recurría cada vez que necesitaba concentrarme en mis cosas y aislarme un poco del mundo

La charla que se ha programado con alumnado de centros educativos de Toledo se títula 'Del Papel a la pantalla'. ¿Es un poco lo que ha pasado en tu trayectoria? ¿Cómo fue esa transición?

Fue pasar de un lugar en el que uno trabaja muy ensimismado, que lo sigo teniendo porque trabajar en el estudio son muchas horas aislado rodeado con el papel. Ahora la única diferencia es que lo digital sustituyó al papel. Pero a partir de ahí todo lo que estoy generando es para luego ser visto en una pantalla. La idea es que lo que yo pueda aportar sirva como herramienta para esa transición de lo que pensamos en una mesa de trabajo a lo que se tiene que desarrollar en un set de rodaje y después se pueda ver en una pantalla de cine o televisión.

¿Qué quiere transmitir a los jóvenes interesados en este campo? ¿Es una profesión un poco desconocida en el mundo del cine?

La idea que quiero transmitir a través de esta charla es no solo contar cual es mi actividad sino cual es mi devenir en la misma, cómo un chaval de provincias que veía el cine como algo demasiado exótico y lejano y que nunca había concebido el dibujo como un lugar aplicado en el campo profesional de las artes audiovisuales, un día se encuentra con ese tesoro y solamente por animarse y por perseverancia, cabeza dura, puede llegar a encontrarse con un terreno de trabajo bastante desconocido para la gente en general.

En el cine tenemos la mala costumbre, entre comillas, de que solo vemos lo que la pantalla te muestra, y lo que hay detrás es un momento especial en el que se está empezando a producir mucho material y a mostrar mucho de lo que hay detrás de cámara, pero hay pequeñas actividades que son desconocidas y la idea es alentar a estos chicos que vienen de artes plásticas de que el terreno de que hay detrás de la pantalla es tan amplío que pueden entrar muchos oficios y actividades.

¿Qué sensaciones tiene cuando visualiza la película? ¿Vienen a la cabeza esos dibujos y cómo han transitado hacia escenas reales?

Al principio me acuerdo que estaba muy atento a aquello que habíamos dibujado cómo resultaba. Después por cuestiones del oficio fui dejando esa actividad porque ya tenía que pasar a otros proyectos. Pero ahora al publicar el libro sobre el trabajo con Almodóvar -'Storyboarding Almodóvar' (Dolmen Editorial, 2021)-, tuve que hacer el ejercicio de enfrentar fotogramas con viñetas de cada uno de los proyectos que incluye el libro y fue muy grato ver precisamente cómo todo ese material que habíamos elucubrado semanas o meses antes del rodaje, luego en pantalla casi un año después tenían una proximidad y una cercanía, no solo a nivel de estructura, sino incluso a nivel de encuadre y de puesta de cámara muy cercano.

Eso, sin duda, es una retroalimentación muy positiva y especial porque te afianza en la idea no solo de que estás interpretando bien a la persona con la que trabajas, sino también entendiendo de qué va la película en la que estás involucrado. Es un placer ver esa cercanía, pero también es un ejercicio muy interesante ver cuando no hay esa cercanía, entender el por qué de esos cambios en el proceso de planificación y rodaje, donde intervienen tantos factores que es interesante entender cuál es la toma de decisiones en ese aspecto. El libro quiere contar un poco eso, separarse de la idea de qué cerca está un fotograma de un dibujo y entender por qué está tan lejos también, así como conocer todo el proceso creativo que hay entre medias para dar con esa idea.

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