La maduración de la uva marca la cuenta atrás para la vendimia en La Mancha
La maduración de la uva en La Mancha entra en su recta final y con ello comienza la cuenta atrás para el inicio de la vendimia, aunque con disparidad entre unos municipios a otros ya que hay que tener en cuenta que la Denominación de Origen La Mancha la zona vitivinícola más extensa del mundo
Tras una primavera generosa en precipitaciones, la uva alcanza su punto final en unas semanas que serán claves para el fruto, determinadas por las temperaturas que se registren en estas semanas. Según la DO, “de momento, la calidad del fruto es óptima a pie de campo, en una cosecha, halagüeña en cantidades, que se ha visto, quizás, mermada por la acción del pedrisco en zonas muy localizadas”.
Envero en la tinta tempranillo
El proceso del envero (transición entre el crecimiento de la uva y su maduración, en la que pasa del verde a tonalidades rojizas o doradas) es uno de los procesos más plásticos y visuales del viñedo que está marcado por el refranero popular; “Por Santiago y Santa Ana, pintan las uvas…y para la Virgen de Agosto van estando maduras”.
Cada variedad presenta evoluciones diferentes, incluso la propia maduración del fruto es distinta de una comarca a otra. En tintas, la variedad tempranillo (o cencibel) suele ser una de las primeras en ser recogidas, junto a otras varietales blancas, de gran potencia aromática, como la chardonnay, verdejo o moscatel.
Así, en municipios como Villarrubia de los Ojos, provincia de Ciudad Real, racimos de la variedad tinta tempranillo ya están en pleno envero, lo que significa una estimación en calidades y tiempo de la siguiente vendimia.
Los técnicos en bodega aprecian en la uva tempranillo sus aromas y frescura en boca, con una juventud frutal que tiene sus devotos en los mercados exteriores para los vinos DO La Mancha.
Los colores del envero
Con el envero la uva no solo adquiere el color apropiado a su variedad, sino que también se adentra en la recta final de la propia maduración. La baya gana en compuestos fundamentales para el mosto como los azúcares, modelando su acidez hacia los parámetros finales que determinarán su recogida definitiva.
En las próximas semanas, llegará el trabajo más exhaustivo y paciente de los técnicos de campo, cuyas salidas de muestreo irán encaminadas a vigilar la maduración de la uva.
Aunque en plena canícula, los viñedos manchegos están adaptados a los rigores térmicos del verano, el escenario ideal, según técnicos y viticultores, es mantener las temperaturas estivales en niveles habituales, con noches frescas, ya en agosto, por debajo de los 20 grados.
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