Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Quemados y quemadas

Paisaje

0

“El hombre moderno es un lodo que ninguna mano es capaz de modelar”

Nicolás Gómez Dávila.

A pesar de la ideología, mejor contra las ideologías, comérsela, degustarla y luego vomitarla. Un sí a las conjunciones, por azar; él dijo: “¿Qué coincide cuándo con qué?” Pequeñas ideologías de bolsillo, aguzadas y llenas de erratas del espíritu, mortíferas, enfermas de mundo, contagiosas. Un gran sí a las conjunciones, entre aquellos que no se servían de la ideología. Se podía hablar, tener largas conversaciones de convalecientes de la ideología. En un hospital del lenguaje, los heridos y convalecientes de su propio lenguaje. Y podían llegar a amarse en los largos silencios del mediodía.

Algunas lenguas nos sorprenden. De G. C. Lichtemberg: “Debería hacernos reflexionar el hecho de que en alemán 'acaudillar a alguien', einen anführen, significa lo mismo que 'engañar a alguien'”.

Zaddiq, la palabra a la que aspiraba, ser en esa palabra, serlo, después ya seguro de sí mismo, darle otros nombres en la que esconderla, hasta olvidarse él de sí mismo.

Día de todos los Santos, como todos los años, en algún pequeño cementerio perdido en el país del río. Crisantemos en vez de rosas. La flor de la longevidad, la felicidad, la vida y la muerte. Aquí representa la vida y la alegría, la perfección y el sol. El eco de alguien, a él le llegan las palabras de un amigo muerto. Canetti: “Lo asquea el orden de desaparición de los muertos. ¿Quién lo determina?”. Hermes le había dado permiso para elegir cualquier cosa que deseara, excepto la inmortalidad, después oía de nuevo el eco antiguo del amigo: “La memoria de todas las vidas como don de los dioses”. El amigo finalmente no tenía una tumba donde acudir a hablar con él.

El sol por la raña de Amenes, y aquí un Rulfo del frío. Por una pequeña ventana que sirve de boca, atizando una lumbre dormida, y entonces me acordé de que “no tenía ganas de nada, solo de vivir”.

El ojo podrá muy pronto ver la velocidad vegetal a escala, y la mano pesar el sol, por ejemplo, las de judías creciendo en el huerto alrededor del palo tutor, también amar será un erizamiento demasiado veloz alrededor de las cosas quietas.

El cementerio de Berrocalejo es el más pequeño de todo este país del rio. Llama la atención que los muros del recinto sean de tapial y adobe enjalbegados, cuando esta parte del país es una penillanura granítica de batolitos y berrocales, moles y peñas. Los antiguos excavaban sus tumbas en estas rocas para descansar. No estáis aquí y no podéis verlo, desde esta ventana se ven muy bien el “Huevo' y 'el Corazón de Petra', 'El Yunque' y 'La Espalda de Adam'. Hay muchas peñas con nombre aquí. La naturaleza imita a la naturaleza, la erosión tiene una gran fuerza plástica. La muerte lo vacía todo, incluso estás rocas duras. En su labor de vaciado incluye a la vida.

Cuando él cita a Wittgenstein es igual a cuando le cito a él. Nos alegramos casi de lo mismo, no podemos dejar el hallazgo en baldío. ¿En esos silencios a tres quien será el silencioso que los escuche?

Como el humo de la lumbre la escritura, aquí sube hacia arriba y no puedes hacer nada, dirigirla hacia ti, pero como cuando estás sentado junto a ella, y el humo, te pongas donde te pongas, te busca.

El que ríe en el río, pues en el río solo se puede reír, es el que ríe para siempre hasta que se seca, como el río.

Grisalla, noviembre avanza, el relieve entre el horizonte y el cielo lo avigora, si no fuera por la hierba nueva, que ahora sale con fuerza explosiva, y los olivos con su verde ceniciento, viviríamos durante algún tiempo mirando estos espacios con los ojos y la mirada de los perros. Los escaramujos, con sus puntos rojos, o rosas caninas o tapaculos, en otros lugares gabarderas, salvan de la gama de grises y blancos apagados. Más allá, en las hondonadas y arroyos los chopos amarillos alumbran los espacios oscuros. También el efecto de relieve llega a la conciencia. Una realidad monocromática, hasta la vileza. He dejado de oír la radio después de tirar la televisión en un punto limpio. Nosotros mismos somos basura, generamos tanta basura como emociones. Grisalla de las emociones. La sierra al fondo, de un azul pálido, sin nieve.

Hace ya mucho tiempo, en la niñez. Despeja, se despeja el cielo. Desde ayer la nieve se funde, el destino se acelera, caminas deprisa, y allí esos lugares de nombres imposibles, de Luelmo a Salce. No, ya no te pierdes. Aun la ensoñación de la niñez perdura. Le dices a otro quemado, allí los lugares de interés. Algora, Medranda, La Toba, Imón, Rello, Bustares, Campisalbos, Galve de Sorbe. Cualquiera sabe que guardan esos viejos lugares de pequeños cementerios. ¿Pesan, nos aligeran? Deja que suenen en ti como aire que roza la tierra. Bajo el cielo costras del pasado, más allá parecía que llegara lo innominado. Se había detenido todo al final del verano, de todos los veranos. El silencio bajaba hacia la tierra que parecía dormir para siempre.

Epitattei ten siopen, ordenaba el silencio, a partir de ahí la escucha.

Al fin ha visto lobos, pero ha sido un encuentro fortuito. Ya no los volverá a ver más en lo que le reste de vida.

Roto como un palo, que llegó de un trozo de madera desde algún bosque talado, de algún lugar que no recuerdo y ardió muchas veces he llegado hasta aquí. Palabras del quemado. Él también escribió en algún momento sus “fiumi” y sus “Velaziones”

Ella o él, desde algún lugar remoto del Norte de la provincia de Guadalajara, a finales de octubre. -Dentro de otro me quedaría en un momento de honda belleza, mientras contempla aquel paisaje a la hora propicia un poco antes de anochecer, en el día de San Quintín, cuando octubre se encamina. Luego lo dejaría a solas, y sin saber dónde estoy, perdido allí, quizás, bajo un cielo lleno de madrigueras- Otro quemado o quemada.

Tohu, desierto, deberíamos aquí buscar otra palabra más áspera, del arenal al campo de yeso, o desde el descampado, y cuando el aire trae las semillas, estas son arrastradas entre el polvo todavía durante un tiempo.

En las escuelas ahora, cartas a mano, cultivar la lentitud de la palabra, el amor que llega del lenguaje, incluso la muerte presta sus alocuciones y palabras más llenas. Inyecciones de platonismo. La lentitud de la mano al escribir busca una luz nueva. Otra asignatura: cultivar un huerto, también la mano, las manos. Ahí hay veinte libros y una linterna. Cultivar y escribir a cerca de ello.

También está cambiando la forma de llover, como la de amar, vaciados de cielo, alijar agua. Se ama menos, pero se le destina una energía mayor. Tromba y crecida repentina del riachuelo. Las aguas se llevan la basura acumulada en el cauce.

Palabras de otro quemado: Un artista, amigo de muchos años me visita un día en el lugar de Jola, lo primero que dice ¿No había otro lugar más perdido y alejado que este? Me enseña las manos, las ha perdido, están aquí, aún lo son, pero desearía que le implantaran las de R. y al menos uno de los ojos de Nolde. Ahí, en agua helada hay que meterlas. En las noches que hiela siéntelas.

Ahora no hay correspondencia que tratar, me refiero a cartas y postales escritas a mano. Solo correos electrónicos y mensajes de voz, pero me cuido mucho de contestarlos en el mismo día, incluso los más importantes. Lo hago pasado un tiempo prudente. Es importante darle un espacio a la correspondencia. Hay mucho que debe reposar.

El que pueda distinguir unas semillas de otras irá muy por delante, pero se cuidará de esperar. También puede vivir a dos o más ritmos, pero las semillas, especialmente las semillas nos esconden el cielo, nos lo esconden todo, pero es una espera a la que se llega desde atrás.

Ahora, en el otoño, revisión de los hechos, es la época propicia para ello, los árboles pierden las hojas, las especies perennes se desprenden de carga. Lo anual no es suficiente, se llega casi al origen, la memoria se renueva. Los muertos están en el centro, hay flores de colores vivos.

Tendríamos que aprender a cerrar los ojos durante largo tiempo.

Con que fuerza regresan todos aquellos que han muerto demasiado jóvenes. Y da igual que fueran arrancados del mundo de golpe, o lanzados mar adentro por la corriente. Esas vidas truncadas y no acabadas, héroes en descanso o en reserva. En Kafka fueron suficiente sus cuarenta años para culminar una obra.

Durante la baja mar quedan al descubierto monstruos y cadenas montañosas, basura y moluscos de formas extrañas. En la resaca, aunque se muestran las cicatrices del tobillo, firmas de su época salvaje, y el brazo tatuado, tiende a cubrirse de nuevo con un lienzo negro, sobre todo en lugares donde el hombre se ha retirado demasiado.

Como en los deseos, por un momento se aplaza todo, y queda así, suspendido en el tiempo.

Calles de aire, travesías de aire donde se inflama tu cuerpo, desagradables en esta época del año. Corrientes de aire que te atraviesan. Y aquí viene lo bueno: No hay puerta que cerrar, es demasiado grande una puerta así, inimaginable, y de ahí viene lo bueno. De lo que es inimaginable llega la alegría. Al menos en esa ciudad, las calles del aire no tenían más nombre que ese.

Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Etiquetas
stats