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“Soy muy mayor y no puedo estar sola”: teleasistencia contra el aislamiento y la vulnerabilidad

Televida

Alicia Avilés Pozo

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La vida en el domicilio, la realización de acciones cotidianas que a la mayoría nos parecen sencillas o la falta de información y aislamiento pueden convertir el día el día en un sufrimiento continuo para las personas mayores, y también para aquellas que tienen algún tipo de discapacidad o que se encuentran en situación de dependencia y vulnerabilidad por diferentes motivos. La teleasistencia, junto con la ayuda a domicilio, se ha convertido, con el avance de las nuevas tecnologías, en una de las mejores herramientas para combatir las emergencias o la soledad.   

En Castilla-La Mancha se trata de un mecanismo gratuito -en otras regiones se financia mediante copago- y muy desarrollado debido al alto porcentaje de población envejecida. De hecho recientemente se ha renovado la Carta de Servicios de Teleasistencia en esta región. Pero, ¿en qué consiste exactamente y cómo funciona? La finalidad principal es facilitar el bienestar en el domicilio a las personas que se hallen en situación de vulnerabilidad, ya sea por su situación de dependencia, discapacidad, edad o aislamiento social.

Con carácter general, este mecanismo proporciona atención personalizada a las personas usuarias mediante el uso de tecnologías de la comunicación y de la información, con apoyo de los medios personales necesarios, y con respuesta inmediata ante situaciones de emergencia o de inseguridad. Pero, sobre todo, se trata de un servicio de atención permanente, las 24 horas y todos los días del año, prestado a través de telefonía fija o móvil, y atendido por personal específicamente preparado para dar respuesta adecuada a situación de emergencia o de necesidad social.

Carta de Servicios

La Carta de Servicios, que acaba de ser renovada, es muy amplia en el caso castellanomanchego. Por ejemplo, incluye la instalación de terminales domiciliarios, unidades de control remoto, dispositivos de detección de riegos, móviles o terminales adaptados a cada persona, como colgantes o pulseras que pueden pulsarse para pedir ayuda.

La atención es inmediata en situaciones de crisis o emergencia, cuando se activan otros recursos públicos como el 112, los bomberos, la policía o los sanitarios, así como recursos sociales de familia o vecinos.

La responsable territorial de Teleasistencia en esta comunidad autónoma, Arancha Ramos, detalla que se ha dado servicio a más de 56.000 personas en el año 2019, mayoritariamente mujeres en casi un 70% y con una edad media de 80 años. Hay dispositivos activados en 44.111 domicilios pero la cifra de atenciones es más alta porque la prestación se ofrece a todos los miembros de la unidad familiar.

“El servicio está pensado para cualquier persona vulnerable que quiera mantenerse en su domicilio. Suelen ser personas mayores, pero también hay muchos casos de enfermos crónicos, gente con discapacidad o en situación de Dependencia. En realidad, es válido para cualquier persona que necesite un apoyo”, destaca.

La ayuda básica es un dispositivo conectado a la línea telefónica del domicilio con un colgante o pulsera, pero a partir de ahí, se amplían las posibilidades. Anteriormente, la teleasistencia suponía este mismo servicio para todas las personas, pero ahora se presta una atención personalizada conforme a las necesidades del usuario y a su realidad cotidiana.

“Actualmente, las prestaciones pueden ser que las personas usuarias puedan llamar por teléfono, que reciban visitas domiciliarias con diferente periodicidad o incluso que dispongan de dispositivos periféricos para la detección de gas o humo, de caídas. También hay teleasistencia móvil para que puedan realizar actividades en la calle, todo derivado de lo que demanden y decidan las personas en función de su salud”, explica Arancha Ramos.

“Tuve varias caídas y cogí miedo”

Este es el caso de Carmen, una usuaria de Teleasistencia en Ciudad Real. El próximo mes de febrero cumplirá 80 años y vive sola en su domicilio. Tiene un hijo que vive lejos y solo puede acudir a verla de vez en cuando, por lo que hace seis años decidió solicitar un dispositivo de detección de humo y también lleva una pulsera para pedir ayuda. “Tuve varias caídas y cogí miedo. Soy muy mayor y no puedo estar sola, así que necesito poder pedir ayuda si me pasa algo”, comenta. Ahora dice estar muy contenta y sentirse “protegida”. Cuenta además con prestaciones de Ayuda a Domicilio por parte del Ayuntamiento, por lo que “sé que si me pasa algo en cualquier momento, vendrán a ayudarme, y ya vivo y duermo tranquila”.

Carmen siguió el procedimiento habitual. Solicitó el servicio a los trabajadores sociales, que son los encargados, junto con otros profesionales como psicólogos o terapeutas, de elaborar un informe con las necesidades de la persona en cuanto a salud, relaciones familiares, actividades de ocio, y también “sus sentimientos y su vida”, comenta la responsable del servicio. En función de todo ello, se ponen marcha unos dispositivos u otros, y algunos de carácter más específico en caso de maltrato o riesgo de suicidio.

Al estar estrechamente vinculada a las tecnologías de la comunicación, el objetivo de la Consejería de Bienestar Social es apostar por la renovación tecnológica permanente. En breve procederá a la sustitución progresiva del parque actual de terminales por otro de dispositivos de última generación y también quiere que se vayan introduciendo terminales con tecnología IP por los posibles “apagones” analógicos. El objetivo es “seguir siendo punteros en cómo ayudamos a quien más lo necesita”.  

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