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La confluencia entre Podemos e Izquierda Unida en Castilla y León, un idilio imposible

José Sarrión y Pablo Fernández, líderes autonómicos de Izquierda Unida-Equo y Podemos.

Luis V. Huerga

Cada día que pasa, una posibilidad menos para que, en Castilla y León, Podemos e Izquierda Unida-Equo alcancen el pacto para concurrir en las elecciones autonómicas del 26 de mayo en confluencia. La negociación está “estancada” desde hace tiempo y los líderes de ambos partidos en la Comunidad reconocen ser pesimistas, por lo que en Castilla y León todo apunta a que no sucederá lo mismo que a nivel nacional, donde Podemos, Izquierda Unida y Equo sí mantendrán para las generales esa confluencia, con el mismo nombre que en esta pasada legislatura, Unidas Podemos.

También en algunas provincias de Castilla y León podría ser una realidad ese pacto. Pero a nivel autonómico las diferencias entre Pablo Fernández, secretario general de Podemos, y José Sarrión, coordinador autonómico de Izquierda Unida-Equo, paralizan esa posibilidad a día de hoy. Agotarán los plazos hasta que haya que formalizar ante la Junta Electoral las candidaturas, pero lo cierto es que todo indica que ambas formaciones concurrirán por separado, a pesar de los muchos puntos en común a la hora de contemplar la realidad política y electoral de esta comunidad autónoma.

Muchos puntos en común, pero una diferencia: cómo conformar las listas. Podemos ha apostado, siguiendo el “acuerdo marco” a nivel nacional, por candidaturas pactadas, en las que Izquierda Unida-Equo en Castilla y León “ocuparía más puestos de salida” en las provincias de la Comunidad que lo que sucedió en la anterior convocatoria electoral, tal y como ha explicado en las últimas horas el líder autonómico de Podemos, Pablo Fernández.

Izquierda Unida no acepta este punto. El coordinador de la formación en Castilla y León, José Sarrión quiere que las listas se conformen a través de procesos de primarias abiertos y que sea la militancia de ambas formaciones quienes elijan a sus representantes. Ahí es donde radica la discrepancia. Este es el motivo por el que Podemos e Izquierda Unida se muestran, en este momento, pesimistas con respecto a la posibilidad de trasladar a Castilla y León el acuerdo nacional.

En este punto, la estrategia de cada una de las formaciones discurre por vías diferentes. Podemos da por hecho que concurrirá en solitario. “Lo ideal sería articular una candidatura lo más amplia posible. Si eso no sucede, Podemos está preparado para ser el catalizador del proceso del cambio”, ha declarado Pablo Fernández. Izquierda Unida, sin embargo, explora otra vía. La alianza con partidos “a la izquierda del PSOE”, sumando también a representantes de movimientos sociales, sindicatos o activistas a nivel individual para fortalecer esa más que probable candidatura en solitario, según ha señalado por su parte José Sarrión.

Izquierda Unida abre la “invitación”, aunque desde Podemos han asegurado que no tiene “comunicación de ningún tipo”. Podemos también cree que este movimiento de Izquierda Unida, en ese proceso de negociación “con no se sabe quién”, es “potestad” de esta formación, según Pablo Fernández. Para Izquierda Unida, no obstante, la posibilidad de que Podemos se sume a su “propuesta pública” está sobre la mesa, pero “con la única condición de la democracia”, según José Sarrión.

Diferencias en cómo elegir a los candidatos, pero puntos en común en cuanto a la política y el análisis electoral. Tanto Podemos como Izquierda Unida contemplan el panorama actual como un momento en el que se abre una posibilidad histórica para el cambio y que el Partido Popular pueda abandonar la Presidencia de la Junta de Castilla y León. Un PP a la baja, Ciudadanos con dudas sobre sus posibilidades de regeneración, y un PSOE que, según ha comentado en este caso Pablo Fernández, “vive muy cómodo en la oposición”.

La despoblación, la mejora de las condiciones laborales de los castellanos y leoneses afectados por la precariedad, la brecha salarial que afecta a las mujeres, el apoyo a los autónomos y las pymes, políticas fiscales para favorecer el dinamismo en las zonas rurales o la lucha frente a los proyectos de macrogranjas en varios puntos de la Comunidad son algunas de las cuestiones comunes entre Podemos e Izquierda Unida que dan por prácticamente imposible la alianza en Castilla y León.

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