Aragonès advierte a Sánchez de que el conflicto persiste y pide un acuerdo para “dar voz a la gente”
La derogación de la sedición y la rebaja de la malversación son solo una parte del camino. El próximo año debe ser el del acuerdo entre Generalitat y Gobierno para “dar voz a la gente” sobre el futuro político de Catalunya. Así lo ha expuesto el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en el discurso institucional que desde que asumió el cargo pronuncia por Sant Esteve, festivo en la comunidad.
El discurso navideño del president llega en plena resaca por la reforma del Código Penal y sus opuestas interpretaciones en Madrid y Barcelona. Mientras Moncloa la valora como la solución definitiva al contencioso catalán, en la Generalitat la ven tan solo como una parada en un trayecto que debe terminar sí o sí con algo parecido a una votación sobre la autodeterminación, extremo que el PSOE lleva tiempo rechazando.
Lejos de dar carpetazo al asunto, Aragonès ha remarcado que el conflicto “existirá” hasta que no se dé cauce al mismo desde la política. Una respuesta que no pasa por retomar la vía unilateral, sino por “abrir una nueva fase en la negociación y encontrar una solución al origen del conflicto político y a la incapacidad del Estado de dar respuesta a la amplia mayoría de catalanes que quiere decidir su futuro democráticamente”, ha aseverado el president desde la Biblioteca de Catalunya.
Aragonès ha insistido este lunes en la propuesta a la canadiense del Acuerdo de Claridad, que ya esbozó al inicio del curso político y que no entusiasmó al Parlament. Socialistas y Junts, entonces ya con un pie fuera del Govern, lo rechazaron. Pero a juicio de Aragonès este acuerdo sigue siendo la mejor manera de resolver el contencioso catalán.
En 2023, ha insistido el president, se debe conseguir “un gran acuerdo en Catalunya” que ofrezca “toda la fuerza y legitimidad” para defenderlo ante el Estado e internacionalmente. Para ello Aragonès se ha comprometido a llevar a cabo una “gran conversación” entre catalanes para “dar forma” al consenso que, según el president, existe en Catalunya “sobre la necesidad de resolver el conflicto votando”.
Para el president, esa gran conversación permitirá “visualizar un gran acuerdo sobre cuándo Catalunya debe poder volver a ejercer el derecho a decidir, sobre qué condiciones se debe volver a votar para que esta vez todas las partes se sientan incluidas y todo el mundo acepte el resultado”. Una referencia velada, pero nada menor, a que el 1 de octubre de 2017 no tuvo todas las garantías ni incluyó a todos los catalanes.
Ha encontrado también tiempo el president en sus siete minutos de discurso de sacar pecho por la reforma del Código Penal, aspecto que Aragonès ha ensalzado como un éxito de la etapa de diálogo abierta por ERC. “Se dijo que era imposible derogar la sedición, se dijo que era imposible modificar la malversación, y hoy la sedición ya no existe y se han limitado buena parte de los aspectos de la malversación que permitían perseguir la organización del referéndum del 1 de octubre”.
En clave económica, Aragonès no ha eludido en su discurso el hecho de que Catalunya empezará el año sin presupuestos, pese a tener, en su opinión, “casi todo el trabajo hecho”. Sin mencionarlos explícitamente, Aragonès ha pedido a los socialistas “no demorar más” su decisión sobre el apoyo a las cuentas. Una petición que llega después de semanas de negociaciones. Un pacto presupuestario sería una buena manera de empezar 2023 para el Govern de ERC en minoría, llegue o no el Acuerdo de Claridad durante el resto del año.
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