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Las denuncias por acoso sexual a menores por Internet crecieron un 30% durante el confinamiento en Barcelona

Cuatro detenidos por distribución de pornografía infantil

Oriol Solé Altimira

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El confinamiento obligado por el coronavirus encerró en casa a la población y también al delincuente. Mientras los robos por la calle disminuyeron, las denuncias por delitos informáticos aumentaron. La mayoría de denuncias por este tipo de delitos interpuestas ante los Mossos d'Esquadra han sido por supuestas estafas, pero también hay acoso de menores y pornografía infantil.

Las denuncias por acoso sexual a menores a través de redes sociales aumentaron un 29,6% durante los meses de confinamiento en Barcelona, según los datos de la Fiscalía de delitos informáticos, que vincula el crecimiento al mayor tiempo en casa de los niños y adolescentes provocado por el confinamiento. 

La media de denuncias por ciberacoso sexual se sitúa en unas 2.700 mensuales en la provincia, pero durante el confinamiento la cifra ha ascendido a las 3.500, detalla el fiscal delegado de delitos informáticos de Barcelona, Roberto Valverde.

Se trata principalmente de denuncias por difusión de pornografía infantil y acoso por parte de pederastas, que han aprovechado que los menores han pasado más tiempo en casa debido al confinamiento para contactar con ellos y pedir imágenes de contenido sexual. 

Los ciberacosadores escogen como víctimas menores de todo tipo de edades que utilizan las redes sociales, detalla Valverde, si bien normalmente no hay menores de nueve años. Los pedófilos engañan a los menores para conseguir imágenes sexuales, que se quedan o comparten con otros usuarios, normalmente sin intercambio económico de por medio. 

Si bien la práctica totalidad son hombres, más allá del sexo no hay un perfil claro del ciberacosador. Valverde relata que hay desde delincuentes habituales con antecedentes por delitos como tráfico de drogas hasta personas adineradas. 

A diferencia de los delitos de odio, en que las empresas de redes sociales no proporcionan datos de usuarios racistas u homófobos y la Justicia de EE. UU, país al que pertenecen la mayoría de compañías, tampoco los da al amparar estos discursos discriminatorios en la libertad de expresión, en el caso de los delitos de ciberacoso sí hay mayor colaboración empresarial y judicial.

Sin embargo, en algunos casos Valderde lamenta que la información llega tarde, lo que en ocasiones puede dejar impunes los hechos.

Durante el estado de alarma también han crecido las estafas, que son un 90% de los delitos informáticos denunciados a los Mossos, y suponen “decenas de miles estafas anuales en la Fiscalía Provincial”, de las que Valverde ha destacado que a menudo los estafadores están en el extranjero, lo que complica la investigación.

Una de estas estafas informáticas vinculadas al coronavirus ya ha sido desenmascarada. La Guardia Civil y la Policía Nacional detuvieron el jueves a ocho personas en Barcelona en una operación conjunta para desarticular una red que ofrecía por internet mascarillas y tests de la COVID-19 a bajo precio y que ha estafado unos 175.000 euros a 84 clientes.

La red contaba con la infraestructura y los conocimientos necesarios para crear páginas web de gran calidad con las que obtenían un posicionamiento preferente en los buscadores de internet, lo que facilitaba el engaño a los potenciales clientes, a los que ofrecía un descuento de hasta el 60% en productos para prevenir el contagio del coronavirus, pero también patinetes eléctricos y generadores.

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