Siempre pensé que el verano era la estación ideal para las revoluciones, sobre todo en esos tiempos en que no se pagaban las vacaciones y los ánimos explotaban las tensiones acumuladas durante meses. En Catalunya desde hace cuatro años cada julio es una plataforma para la escalada de tensión que culmina el once de septiembre con una apoteosis masiva llena de optimismo por parte de un sector importante de la población del Principado.
Antes de llegar a ese momento suele caldearse el ambiente. Hará cosa de unas semanas lo intuí, pero los hechos, léase la misteriosa votación para la vicepresidencia de la mesa del Congreso, parecían desmentirlo. Sin embargo estos últimos días la chispa se ha encendido. Ya veremos si dura o es un simple golpe de calor, tan habitual en estas fechas.
Como a estas alturas del año relajamos un poco la maquinaria me suelo fijar con más frialdad en algunos factores. Uno de ellos es propio de nuestra época. Muchas veces se generan consensos que por ser tan apabullantes generan una profunda desconfianza. Los observo en muchos campos. Si son culturales espero un poco antes de interesarme por el libro, la canción o la obra que sea. No todo puede ser maravilloso y agradezco las voces discrepantes que razonan su argumento y no caen en la idolatría o el fanatismo.
En una sociedad civilizada discrepar es lo más positivo del mundo. Deberían aprenderlo los líderes de los partidos que negocian la formación de un gobierno en España y entender que los votantes les han pedido un consenso razonado que implica ceder para llegar a un acuerdo donde cada una de las posturas enfrentadas ceda a favor del bien común. Como no lo hacen es posible que vayamos a unas terceras elecciones y cada vez la Democracia tenga menos visos de ser efectiva al estar secuestrada por los de arriba.
En nuestra casa los de arriba se arrogan que tienen el apoyo de los de abajo para continuar con el eterno Procés. Esta semana han votado en el Parlamento la desconexión con España porque así lo piden sus 72 escaños, que como todos saben son el 48% del electorado que en su momento apostó por una coalición que incluye la antigua Convergència, ahora PDC con el mismo líder mesiánico de antaño, ERC y el apoyo externo para cuestiones soberanistas de la CUP. Dos de estos partidos están en crisis y el otro espera su oportunidad y deja que el juego prosiga.
Supongo que las redes sociales estarán llenas de esas frases ya legendarias como ja la tenim a tocar, tenim pressa y otras por el estilo. El sentimiento es algo contra lo que no se puede combatir. Hasta ahí estamos de acuerdo. En cambio discrepamos con la exclusión de una cantidad notable de habitantes que preferirían otro tipo de soluciones por complicadas que sean de alcanzar.
La unilateralidad predomina y se ha visto con otra cuestión más preocupante si cabe, porque también todos sabemos que una ley o una propuesta emanada por el Parlament del último lustro es más una foto de cara a la galería que una medida certera. El Ayuntamiento de Barcelona anunció que el pregonero de la Mercè 2016 será el escritor Javier Pérez Andújar, buen cronista parlamentario y mejor novelista de la periferia de la capital catalana. Su elección ha levantado la típica reacción de los opinionólogos de todo tipo, tanto de plató televisivo como de sofá casero, los mismos que ante cualquier elección contraria a su causa alzan el grito al cielo como si sus oponentes, que lo son en sus fantasías, atentaran contra lo más sagrado.
No conozco a Javier Pérez Andújar. Lo entrevisté en una ocasión y sin coincidir en algún que otro punto discutimos según la acepción correcta del término. Si quieren debatimos, pero no desde la sarta de improperios que generan las noticias que duran un suspiro. Lo hicimos mediante razonamientos, a sabiendas que dos personas pueden tener puntos de vista distintos y entenderse. Eso es la normalidad.
Por eso leer artículos como los de Pilar Rahola donde se critica la opción por ser la de un intelectual progresista que, según ella, defeca sobre los independentistas y escribe en el periódico más leído del momento, un hecho condenable a su parecer, tan condenable que los que sólo tienen la opinión de su cuenta personal secundan asimismo sin ninguna argumentación coherente. Lo que prima es que cada una diga la suya para que la bola se agrande y esto, tanto en el periodismo como en el mundo virtual al que damos tanta importancia, indica lo lastimoso del actual estado de las cosas, donde prima la pataleta ante el argumento razonado, el yo digo ante la información bien articulada, que debería ser la reina hegemónica siempre, con mayúsculas.
Otros protagonistas secundarios han aprovechado la tesitura para meter baza. La poeta Dolors Miquel, la de los versos sobre el coño, mandó un tuit a la alcaldesa donde más o menos decía que le habían impuesto su lectura, a lo que Colau respondió que la elección de su persona para recitar se basó en la plena confianza de una programadora externa. Que salte el asunto justo ahora no deja de oler a oportunismo y a sugerir que se sigue una política de aislamiento de los independentistas del universo cultural, algo que no tiene ni pies ni cabeza.
El año pasado por estas fechas Màrius Serra tuiteó sobre una charla privada, al aire libre, de Ferran Toutain. Ahora felicita a Pérez Andújar desde la diversidad. Rectificar suele ser de sabios y en este caso muestra un equilibrio, el propio, ya lo comentábamos unos párrafos más arriba, de las sociedades que aceptan que en su seno caben muchos postulados.
Y así seguiremos, con tormentas estivales hasta fuera de temporada, hasta que se entienda que construir es una causa que afecta a todos, porque si dejamos la nave a unos pocos que ven el contexto como si fuera un partido de fútbol sólo hallaremos una acritud que no conduce a nada, sólo a ver quién la dice más gorda y a la crítica del blanco sobre el negro. Aunque tenga mala fama creo que el gris siempre es una buena solución, sobre todo si se combina con acierto.
Sobre este blog
El blog Opinions pretende ser un espacio de reflexión, de opinión y de debate. Una mirada con vocación de reflejar la pluralidad de la sociedad catalana y también con la voluntad de explicar Cataluña al resto de España.
Llegir Opinions en català aquí.
