Barcelona recuerda al periodista que mejor explicó sus barrios
‘Periodista. Historiador dels barris’. Así quieren sus amigos que se recuerde a Josep Maria Huertas, fallecido hace seis años, el 4 de marzo del 2007, y a quien Barcelona dedicará una plaza el próximo 1 de junio. En el flujo de correos de los miembros de la comisión ciudadana que impulsan los actos en memoria de Josep Maria huertas, alguien dijo: “De hecho, lo más preciso sería poner: Josep Maria Huertas, buena persona. Pero no creo que el Ayuntamiento lo acepte”.
Quien lo dijo fue Jaume Fabre, compañero de fatigas en la imprescindible “Tots els barris de Barcelona” y, junto a José Martí Gómez, la persona que más trató y mejor conoció a Josep Maria Huertas. Los siete volúmenes de “Tots els barris de Barcelona” no son más que una pequeña parte del centenar de libros y los 6.000 artículos que escribió sobre la periferia de la ciudad y las zonas marginadas.
El debate sobre qué poner en la placa de mármol que llevará el nombre de Huertas viene a cuento porque el Ayuntamiento de Barcelona quiere dar el máximo relieve a la inauguración de esta plaza, con la presencia del alcalde, Xavier Trias. Un acontecimiento que los vecinos del barrio y los impulsores de los distintos actos en recuerdo de Huertas no están dispuestos a que se convierta en una mera ceremonia protocolaria. Quieren que el protagonismo corresponda al Poblenou, su barrio de adopción. Quieren que sea un acto cívico, ciudadano, como corresponde a la figura de uno de los periodistas que mejor describió la cara menos luminosa de la ciudad.
La plaza Huertas está situada frente al centro cívico de Can Felipa, la antigua fábrica textil que llevaba el nombre de Catex y que protagonizó una de las numerosas luchas del barrio. Huertas fue un activista de Poblenou. Impulsó la Asociación de Vecinos y creó la revista Quatre Cantons.
Diez años de reportajes sobre los barrios
La inauguración de la plaza viene acompañada de la presentación, el pasado 23 de mayo en el Col.legi de Periodistes de Catalunya, del libro Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona, una antología de reportajes (de 1964 a 1975) editada por la Federació d’Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona y la revista Carrer y en la que han participado un gran número de compañeros y amigos, conceptos ambos perfectamente compatibles si de Huertas se trataba. Hace unos meses ya se presentó otro libro, Guia informal de la Barcelona dels anys 70, que recopila paseos por la ciudad con personajes del momento y que fueron escritos a medias con José Martí Gómez.
La nueva obra se centra en los reportajes dedicados a los barrios de Barcelona –Huertas escribió de muchas otras cosas- y recoge artículos publicados en los diarios El Correo Catalán y Tele/eXprés y en las revistas Signo, Destino, Tele /estel, Quatre Cantons y Presència. Las fotografías son del propio Huertas, de Pepe Encinas (amigo de Josep Maria y editor gráfico del trabajo) y de Kim Manresa. La selección de reportajes se complementa con artículos de Manel y Marc Andreu, Néstor Bogajo, Jordi Borja, Juanjo Caballero, Jaume Fabre, Maria Favà, María Eugenia Ibáñez, Eugeni Madueño, Andrés Naya, Meritxell M. Pauné, Carles y Frederic Prieto y Mercè Tatjer.
El libro se abre con una entrevista a Francisco Candel y se cierra con el artículo ‘Vida erótica subterránea’ publicado en Tele/eXprés y que le llevaría a la cárcel por decir que “un buen número de ‘meublés’ estaban regentados por viudas de militares, al parecer por las dificultades que para obtener permiso para abrir alguno hubo después de la guerra”.
La revista que no llegó a la calle
Ese encarcelamiento generó una oleada de solidaridad en toda España y la primera huelga de prensa en Barcelona (pararon todos los periódicos excepto La Vanguardia y la prensa del movimiento) y la primera manifestación legal desde el final de la guerra civil. Los compañeros de ‘Quatre Cantons’ confeccionaron un número especial de homenaje a Huertas, pero cuando estaba a punto de cerrarse llegó la acusación –en versión gubernamental- de haber sido el “contacto” de Wilson, un miembro de Eta. Por esa misma causa fue detenido también Joan Soler, párroco de Santa Maria del Taulat, la iglesia que albergaba las reuniones de Quatre Cantons, porque fue allí a donde Huertas y su esposa, Araceli Aiguaviva, enviaron a aquella persona de la que desconocían su afiliación. El supuesto ‘caso Wilson’, que estalló cuando Huertas ya estaba en prisión por el texto sobre los ‘meublés’, quedó finalmente en nada y ni siquiera llegó a juicio.
De modo que la modesta Quatre Cantons se encontró con dos de sus redactores –Huertas y Soler- en prisión y acusados de colaboración con banda armada. La primera decisión fue mantener la publicación del número e incluir la información que lo vinculaba a Eta acompañada de la carta exculpatoria que Araceli Aiguaviva hizo llegar a todos los medios. La revista se imprimió pero no llegó a distribuirse. Por consejo de los abogados de Huertas, fue destruida, aunque algunos escamotearon unos pocos ejemplares. Esos pocos ejemplares han servido ahora para hacer una versión facsímil de aquella publicación, el número 118 de ‘Quatre Cantons’, la revista en la que se formaron muchos ‘huertamaros’, los mismos que ahora impulsan –junto a la FAVB y algunos de los mejores amigos del periodista- los actos en reconocimiento de Josep Maria Huertas. Periodista. Historiador de los barrios de Barcelona. Buena persona.