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1972, el año en que Valencia pudo convertirse en una “ciudad monstruo”

Exposición en La Nau de la Universitat de València.

Lucas Marco

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Aunque casi nadie en Valencia lo sepa, en 1972 la ciudad pudo haberse convertido en una “ciudad monstruo”. Así lo ha explicado el catedrático de Geografía Josep Vicent Boira en la presentación de la exposición que ha comisariado en La Nau de la Universitat de València y que conmemora el medio siglo desde la publicación del libro La ciutat de València del filólogo Manuel Sanchis Guarner. La muestra, una de las más interesantes de la programación reciente del centro cultural, reivindica la obra de Sanchis Guarner como el “mejor libro que ha definido el espíritu de la ciudad de Valencia”.

La exposición, bautizada València, 1972. Cap a la ciutat monstre, sitúa aquel año como un momento clave para la deriva de la urbe. Ese año, el arquitecto Salvador Pascual Gimeno, un hombre del régimen, advierte en una conferencia sobre la deriva que podía tomar Valencia como “ciudad monstruo”, en referencia al espíritu del falangista Adolfo Rincón de Arellano —alcalde entre 1958 y 1959— de articular la capital con una serie de autopistas urbanas irrespirables (la más alucinante, aquella proyectada en el antiguo cauce del río Turia).

Boira, un fino conocedor de la historia de la ciudad y heredero de “don Manuel”, desgranó las tres grandes amenazas de la ciudad monstruo: la autopista urbana (cuya proyección es una suerte de terrorífica distopía), la destrucción de señeras construcciones del casco histórico y la urbanización de El Saler.

Si bien el casco histórico sufrió los envites del tardío desarrollismo franquista (una maqueta en la exposición detalla más de medio centenar de vestigios desaparecidos), tanto el río como El Saler se salvaron gracias a la naciente conciencia ciudadana, articulada en movimientos sociales y ecologistas. En contraposición a la ciudad monstruo, andando el tiempo, la urbe “se construye con la participación de todos”.

En ese contexto, la obra clásica de Manuel Sanchis Gaurner se convierte en un faro de erudición para varias generaciones. “Comenzamos a entender la ciudad, por primera vez se crea un hilo narrativo desde la época romana hasta los años treinta”, dijo Josep Vicent Boira.

La muestra incluye material audiovisual sobre las expropiaciones para el Plan Sur que ilustran el ambiente y los inicios de los proyectos perpetrados. También fotografías de las obras de ampliación de la avenida del Cid o de la construcción del paso elevado de la avenida de Giorgeta y de la estación de autobuses, proyectos que aún hoy debate la ciudad, tal como ha destacado Boira. El “contrapunto” a la visión autóctona lo ejerce en la exposición el escritor exiliado Max Aub, del que se reproducen amargos fragmentos de La gallina ciega.

Boira retrata también las postrimerías del franquismo en Valencia, cuando Manuel Sanchis Guarner presenta su obra el 20 de septiembre de 1972 en el Círculo de Bellas Artes acompañado por el presidente de la Asociación de la Prensa, José Barberá (padre de la que fuera alcaldesa de la ciudad monstruo durante 24 años), y por el director de Las Provincias, José Ombuena. Los mismos que pocos años después crucificarían al ilustre autor a cuenta de la Batalla de Valencia.

En la muestra aparece la famosa foto con las amenazas de la extrema derecha a Manuel Sanchis Guarner, que sufrió un intento de atentado con un paquete bomba. Poco después falleció, desolado ante el desamparo al que la justicia de entonces lo sometió tras el intento de asesinato (que, por supuesto, quedó impune).

En un apartado menos trágico, el comisario ha incluido un gran hallazgo. En una sala diferente de La Nau se exponen dibujos inéditos que se encontró Boira en el manuscrito original de Manuel Sanchis Gaurner. “Una historia dibujada de Valencia desde Roma hasta la Finca Roja que parece un cómic, con un trazo ágil y rápido”, ha dicho. El autor de La ciutat de València “tenía mucha gracia para el dibujo”, agrega el comisario de la muestra.

Ambas exposiciones, en definitiva, trazan una interesante visión de la memoria urbana de la ciudad. La advertencia de hace medio siglo sobre la ciudad monstruo explica la cara amable que luce hoy en día la urbe. No se la pierdan.

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