Londa Schiebinger: “Los investigadores deben aprender métodos de análisis de sexo y género. Las universidades y empresas, aplicarlos”
La Universitat de València ha nombrado este lunes doctora honoris causa a la experta en igualdad Londa Schiebinger. Catedrática John L. Hinds de Historia de la Ciencia de la Stanford University, dirige en la misma institución los estudios de postgrado del departamento de Historia de la Ciencia y copreside, en los ámbitos de sexo y género en salud pública, el Stanford Center for Population Health Research. Además, coordina varios estudios financiados por la Unión Europea.
Su prolífica investigación se ha centrado en la historia de la participación de las mujeres en la ciencia, el género en la estructura de las investigaciones científicas y el género del conocimiento humano, dando como resultado decenas de libros como ¿Tiene sexo la mente? o ¿Ha cambiado el feminismo la ciencia?
En su discurso, la catedrática ha señalado que investigar sin incluir las perspectivas de sexo y género cuesta vidas y dinero. La investigadora insiste en diferenciar sexo de género y de los comportamientos socialmente atribuidos a cada uno. “Yo, por ejemplo, tengo sexo femenino, soy mujer, pero también tengo género, tengo las actitudes y comportamientos culutrales que se consideran apropiados para una mujer. O no. A menudo, para tener éxito en mi vida profesional, he de adoptar comportamientos que se consideran apropiados para un hombre”, enunciaba Schiebinger.
Para evidenciar la invisibilización de las mujeres en ámbitos aparentemente neutros como la tecnología, ha explicado una anécdota personal que tiene que ver con el traductor de Google. Schiebinger cuenta como, tras su paso por Madrid hace años, intentó traducir las entrevistas que le hicieron en castellano a través de esta herramienta y vio como de forma automática el traductor utilizaba el género gramatical masculino. “Google Translate utiliza por defecto el pronombre masculino porque he said se encuentra con más frecuencia que she said en Internet. El método de análisis en este estudio es el análisis de género. Y esta es la parte interesante. Sabemos por NGram -otro producto de Google- que, en inglés, la ratio entre he said y she said ha descendido de un máximo de 4:1 en los años 60 a 2:1 desde el año 2000”, ha comentado. “Esto se produce justamente en paralelo al movimiento de las mujeres y, en Estados Unidos, a la fuerte financiación del Gobierno para incrementar el número de mujeres en la ciencia. Con un algoritmo, Google fulminó cuarenta años de revolución en el lenguaje y no fue su intención. Es un sesgo de género inconsciente”, ha explicado.
Para luchar contra esta discriminación automática, la académica propone -más bien, considera necesario- que la política se implique de forma activa en ayudar a los investigadores a integrar la perspectiva de género en sus análisis y que las universidades y empresas apliquen los resultados de estas investigaciones. “Hay mucho trabajo que hacer. Los investigadores deben aprender métodos avanzados de análisis de sexo y género. Las universidades deben incorporar estos métodos en los sus planes de estudios. Las empresas deben integrar estos conocimientos en el diseño de sus productos”, ha señalado. La Comisión Europea identificó 137 áreas de ciencia y tecnología en las que el análisis de género podría ser beneficioso para la búsqueda de información.