“La mató por culpa de los celos”
Las noticias sobre casos de violencia doméstica son especialmente sensibles. No se tratan de un crimen más sino de la expresión de una situación de discriminación y desamparo que padece la mujer. La forma en que los medios de comunicación informan sobre estos sucesos no contribuye a prevenirlos ni a erradicarlos, sino que perpetúan una situación de desigualdad entre los géneros.
Es la conclusión de un estudio realizado por Pau Crespo, sociólogo, criminólogo y master de Derecho y Violencia de Género, el primero que se realiza en España sobre la materia. La erradicación de la violencia de género en la prensa escrita, basado en su trabajo de fin de máster, publicado por la editorial El Petit Editor , que se presentó recientemente en La Nau, en Valencia.
Crespo analizó 650 noticias sobre violencia de género publicadas en toda España y especialmente en la Comunitat Valenciana a lo largo de los meses de enero y febrero de 2013.
Además de la realidad informativa del día a día, consideró también la legislación existente en la prensa escrita, especialmente, su ajuste con los principios que derivan de la Ley Integral Contra la Violencia de Género de 2004 y la Ley de Igualdad de 2007. Asimismo, analizó el marco de la autorregulación desarrollada por los profesionales en libros de estilo y afines.
«La principal conclusión del estudio es que la información se centra en la acción violenta, en los aspectos más morbosos y sangrientos, dando escaso protagonismo a la víctima», dice Crespo. «También se incide bastante en el control social, la actuación policial y judicial, pero no se relaciona el acto en sí con las desigualdades sociales de género imperantes en el sistema de dominación masculino».
Otro aspecto que resalta Crespo es que los medios escritos no informan habitualmente de los teléfonos de apoyo a las víctimas a diferencia de los medios audiovisuales que sí lo hacen.
«Los homicidios o asesinatos son sólo la punta del iceberg de la violencia de género», dice Crespo. «En cambio la violencia más extendida, aquella que no tiene resultado de muerte, no se refleja en el conjunto de las informaciones».
Crespo destaca en su estudio la escasez de informaciones sobre la situación de desigualdad y de violencia de la mujer. Desde la trata de mujeres con fines de explotación sexual y laboral a la mutilación genital. «También son muy pocas las informaciones relacionadas con el contenido sensacionalista de algunos espacios en los medios de comunicación o relacionadas con la publicidad discriminatoria».
Lenguaje discriminatorio
Por otra parte, continúan existiendo casos de utilización de lenguaje discriminatorio hacia la mujer. «Se advierten mecanismos de ocultación, minimización, culpabilización, justificación, generalización y normalización de la violencia, como decir, por ejemplo: ‘La mató por culpa de los celos’. También abundan los tratamientos informativos con carácter sensacionalista o amarillista».
En cuanto a la autorregulación de los profesionales Crespo considera que se basa demasiado en el voluntarismo y eso hace que algunos libros de estilo no estén adecuados a las cuestiones legales. «El tratamiento de estas noticias tan sensibles debe ser una cuestión deontológica».
¿Cómo cumplir con las funciones sociales superando el morbo o la reproducción de estereotipos? «Primero hay que visibilizar la violencia de género como problema social», responde. «Por otra parte, ofrecer una representación mediática que permita la comprensión del problema y un análisis crítico frente a los estereotipos de género», concluye Crespo.