Una nueva firma de mascarillas creada por seis amigos en Castelló empezó con 10 trabajadores y se va a plantar en 250
Seis amigos y una fábrica en Castelló. La nueva empresa Airnatech, dedicada a la producción de mascarillas, empezó con apenas diez empleados y ahora tiene 120 con una producción de 120.000 mascarillas diarias. Los responsables del proyecto —un arquitecto, dos informáticos, un chef de cocina, un director de hoteles y un diseñador industrial— prevén ampliar la plantilla hasta los 250 trabajadores y trasladarse a una macronave.
“Queríamos hacer algo diferente y no teníamos miedo; no teníamos un duro, lo pusimos todo en la primera máquina y ahora de las seis empresas españolas que empezamos somos la más grande”, explica Andrés García, socio fundador de Airnatech.
Casi todos los creadores de la empresa provienen de Ibiza, donde se dedicaron durante los meses más duros del principio de la pandemia en España a estudiar las posibilidades de competir en el mercado con una producción de mascarillas FFP2 y FFP3 que mejorase la calidad de las que produce China. “Nos dimos cuenta de que con la FFP2 se respiraba muy mal y era la única que te protegía”, dice García.
Los socios se lanzaron a la piscina y compraron “una máquina muy cara” con todos sus ahorros de tecnología alemana y japonesa. Su mascarilla más avanzada, de la que han eliminado las capas que merman la respirabilidad, obtuvo una certificación bacteriana de 99,9%.
El siguiente paso fue mudarse a una fábrica en un polígono de Castelló, de donde son oriundos dos de los socios. “Logísticamente está muy bien, es una ciudad industrial”, explica el socio fundador que destaca las buenas conexiones con el Puerto de València.
Cuando llevaban un mes y medio de producción, y ante las buenas perspectivas de crecimiento de un producto de uso masivo debido a la crisis sanitaria de la pandemia de la COVID-19, compraron tres máquinas más con un crédito. “Ahora hemos comprado seis máquinas más y nos vamos a plantar en 15 días en 250 empleados y casi 400.000 mascarillas al día”, asegura Andrés García, quien antes de fundar el proyecto era arquitecto.
La firma ya cuenta con una red de ventas consolidada y ofrece una amplia gama de colores aptas para todos los públicos. “Competir contra los chinos solo podemos hacerlo por calidad, por eso compramos las telas más caras”, dice García.
La idea ha funcionado y, hoy por hoy, venden más de un millón de mascarillas al mes a Suecia “y en Inglaterra quieren 50 millones al mes”. “Ahora la gente quiere calidad”, apostilla el socio de Airnatech.
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