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CV Opinión cintillo

El urbanismo también salva el planeta

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La Cumbre del Clima de Glasgow puso a poner en evidencia la necesidad de activar medidas urgentes que frenen el cambio climático. Los Estados deben encontrar una vía de acuerdo para activar iniciativas de gran envergadura que contribuyan a reducir el ascenso de las temperaturas. Pero el resto de administraciones no podemos quedarnos de brazos cruzados hasta que ese consenso global se materialice.

En el Ayuntamiento de València estamos convencidos de que las pequeñas acciones, las que se producen en el ámbito local, son clave para empezar a revertir el calentamiento global. Por eso, desde la Concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana queremos reivindicar que hemos dado un giro de 180º a las políticas urbanísticas que se llevan a cabo desde el Ayuntamiento respecto a las ejecutadas por gobiernos anteriores. Hemos puesto a las personas y al medio ambiente en el centro de las mismas y, además, lo hemos hecho con perspectiva de género.

En los últimos años, València se va acercando a un modelo de ciudad más amable, sostenible, segura, accesible e inclusiva en la línea de los objetivos de la Agenda 2030, el plan de acción climática más amplio y ambicioso impulsado por la Organización de las Naciones Unidas. Se trata de un acuerdo internacional sin precedentes, con vigencia hasta 2030 y con una serie de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que no solo pretenden garantizar una alianza internacional para luchar contra el cambio climático, sino que atienden también objetivos como la erradicación de la pobreza y el hambre, la reducción de las desigualdades, la implantación de nuevas energías sostenibles o la lucha por la igualdad de género en todos los estratos sociales.

La recuperación del espacio público es el principal foco de todas las actuaciones que estamos llevando a cabo. Conseguir un reparto equitativo del espacio acabando con los privilegios del vehículo privado de manera que podamos volver a llenar de vida nuestras calles y plazas, renaturalizando el espacio recuperado y fomentando la biodiversidad y el drenaje sostenible “desasfaltando” parte de la ciudad. El proyecto “València, ciudad de plazas” es un claro ejemplo de ello. Trabajamos para que cada barrio tenga su plaza principal donde poder relacionarse, jugar, estar, celebrar… También con las grandes plazas de ciudad, como el entorno del Mercado Central actualmente en obras y que muy pronto podremos disfrutar. Una zona con un incalculable valor patrimonial con el Mercado, la Lonja o la iglesia de Los Santos Juanes que dejarán de tener coches aparcados en sus fachadas para pasar a ser espacios abiertos, peatonales, que pongan en valor los monumentos, y que estén pensados a escala humana.

Y una manera de formar nuevas plazas es la creación de supermanzanas: unión de un mínimo de cuatro manzanas restringiendo el tráfico de las calles interiores para residentes y carga y descarga. Ejemplo de ello son la supermanzana de Palleter y la de Orriols, cuyas obras comenzarán en breve. Además de la reducción de ruido y emisiones, se generan más zonas verdes y espacios seguros donde afloran juegos, actividades culturales y acciones artísticas. El modelo, polémico y denostado en su inicio, ha supuesto una revolución en las ciudades donde ya se han implantado, como Barcelona. Estos proyectos, además, han sido recientemente señalados por la ONU como ejemplos entre varias iniciativas de todo el mundo que reducen el impacto de la crisis climática en las ciudades.

Esta visión a escala humana del urbanismo conecta a la perfección con los objetivos de la agenda 2030. Se generan entornos amables libres de vehículos y por lo tanto de emisiones de CO2, con vegetación que evite el efecto isla de calor, a la vez que dota a los barrios periféricos de mejores infraestructuras en una apuesta por una ciudad igualitaria. Porque transformar las ciudades no es solo hacerlas más estéticas, es también hacerlas más inclusivas.

Otra línea de trabajo es la de la transformación de las avenidas, en la línea de la creación de itinerarios peatonales que cosan los barrios y caminen hacia una integración social y a una mejor conexión, movilidad y accesibilidad, convertidas algunas de ellas en verdaderos corredores verdes. Grandes avenidas de la ciudad donde el reparto del espacio suele ser un 70% para el vehículo privado y un 30% para el resto de usos, en las que el porcentaje casi se va a invertir para que sean verdaderos ejes peatonales que inviten a utilizar formas de desplazamiento sostenibles, con carriles bici y aceras amplias. Ejemplo de ello son los proyectos que estamos redactando para renaturalizar Ausias March, la avenida del Puerto, Ingeniero Manuel Soto en el entorno de la Marina, o el Bulevar Cultural proyectado en las calles Xàtiva y Guillem de Castro. Lo mismo sucede con el Corredor Verde València Sur, posiblemente el proyecto de mayor envergadura en el que trabaja la Concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana, que conectará los distintos barrios del sur de la ciudad, actualmente inconexos por la barrera que suponen las vías ferroviarias, mediante un corredor verde y peatonal que supondrá para los barrios del sur lo mismo que supuso el parque del antiguo cauce para la ciudad.

Se trata de un modelo que Urbanismo está haciendo llegar también a los barrios de las familias trabajadoras, olvidadas por anteriores gobiernos. Porque la transformación debe llegar a todos los barrios de la ciudad. Disfrutar de una mejor calidad de vida no puede depender del código postal donde se viva.

Todos ellos son proyectos que continúan la línea que ya se ha materializado en las actuaciones tácticas de recuperación del espacio público en la plaza del Ayuntamiento, Pintor Segrelles y San Agustín y que se extenderá próximamente a Pérez Galdós y Giorgeta, donde se eliminarán carriles destinados al vehículo privado para doblar el espacio peatonal. Todas ellas se convertirán en un futuro próximo en actuaciones definitivas como las plazas ya acabadas de San Sebastian, Rojas Clemente, San Marcelino, Calabuig, Rosario y Lorenzo de la Flor.

Además, la ejecución de los proyectos se realiza tras un estudio, consulta y colaboración de los vecinos. Uno de los pasos más importantes, pues escuchar a la ciudadanía y sus necesidades nos ayuda a cubrirlas. En este sentido, además de reunirnos con asociaciones vecinales y otros colectivos, contamos con el programa de presupuestos participativos DecidimValencia.

El urbanismo es una de las claves en las que nos debemos apoyar para buscar soluciones que hagan más vivibles a las ciudades. Desde la concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana apostamos por esta revolución de las ciudades. Una revolución que nos conduzca a cuidar mejor de nosotros mismos, y con ello a cuidar del planeta.

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