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Orriols, un barrio ejemplo de convivencia multicultural en València amenazado por la ocupación, la degradación y el tráfico de drogas

Operación policial en el cruce de las calles de San Juan de la Peña y Padre Viñas, señalada por la plataforma como zona cero de los conflictos.

Carlos Navarro Castelló

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“Le preguntamos al alcalde si tenía nietos y nos respondió que sí. Le preguntamos si le gustaría que sus nietos, al salir de casa, pudieran encontrarse con una reyerta o con personas trapicheando o drogándose, y claro, dijo que no le gustaría. Le dijimos que a nosotros tampoco nos gusta, pero es lo que estamos viviendo desde hace meses”.

Con este ejemplo tan gráfico la plataforma Orriols en Lucha quiso trasladar el primer edil de València, Joan Ribó, la gravedad de la situación actual del barrio en la reunión que mantuvieron el pasado lunes 13 de septiembre en el Ayuntamiento: “La cara del alcalde lo decía todo, era de preocupación porque fuimos los portavoces de muchos colectivos los que le expusimos que la situación es insostenible y que el ambiente de inseguridad en el barrio se ha vuelto irrespirable”.

Mari Carmen Tarín, de 62 años y vecina del Orriols desde que nació, es una de las portavoces de la plataforma que participó en el encuentro. Junto a ella, los también integrantes Jesús Saiz, de la Iglesia Evangélica de Barona que ayuda a familias en riesgo de exclusión del barrio, y Mauricio Pinto, de València Acoge, entidad que trabaja por la integración de la población migrante, explican a elDiario.es en plena zona cero del barrio cuál es la problemática por la que han convocado una manifestación este miércoles 22 de septiembre a las 19.30 horas bajo el lema 'Por un barrio seguro, diverso y digno', así como las soluciones que proponen.

“Desde Orriols Convive llevamos más de 7 años haciendo asambleas y trabajando por un barrio que siempre ha sido un ejemplo de conviviencia; aquí hay vecinos de unas 30 nacionalidades y mediante la organización de actividades en espacios públicos se han tejido relaciones y redes de ayuda que han hecho posible esa buena relación entre todos y todas”, afirma Tarín.

Sin embargo, “desde el año 2017 venimos advirtiendo al Ayuntamiento de que existe un problema de abandono urbanístico y de degradación que ha hecho que proliferen la llegada de mafias que se dedican al fomento de la ocupación ilegal de viviendas vacías a cambio de alquileres ilegales”, indica. “Entonces trasladamos a las autoridades una estimación de unas 1.000 viviendas vacías, la mayoría de entidades bancarias y fondos de inversión, que nada hacen por evitar esas situaciones que están generando muchos problemas”, afirma Saiz.

Esto genera enormes problemas en el día a día de esas comunidades, según comentan, “porque en muchos casos los bancos no pagan los gastos de comunidad y las personas ocupantes almacenan cantidades enormes de basura en zonas comunes”.

Los portavoces de las entidades sociales recuerdan que entonces la principal respuesta del Consistorio fue poner en marcha el proceso participativo Activa Orriols. “De aquel proceso surgieron muchas ideas interesantes que seguimos reivindicando, como creación de equipamientos deportivos públicos, de vivienda o fomento del comercio de barrio, pero nada se ha hecho salvo algún carril bici”, lamentan.

La situación de las ocupaciones ilegales ha ido a más en este tiempo lo mismo que el tráfico de droga, “algo muy parecido a la que se vivía hace unos años en el Cabanyal y en la Malva-rosa, zonas en las que se está invirtiendo, por lo que la sensación del vecindario es que de alguna manera parece que gran parte de ese problema se ha trasladado a Orriols”, afirman. Los problemas se concentran sobre todo en el cruce de las calles de San Juan de la Peña con Padre Viñas, en San Juan Bosco, y en Duque de Mandas desde el cruce con Arquitecto Rodríguez.

“No queremos ser malpensados, pero da la sensación de que es una degradación inducida, no sabemos por quien, que sirva como excusa después para hacer alguna gran operación urbanística porque este barrio, en realidad, tiene mucho potencial si se invierte como futura zona de estudiantes, más accesible que Benimaclet y conectada por el tranvía con las universidades”, añaden.

En resumen, según explican, “esta mezcla de degradación urbanística, ocupación ilegal de vivivendas y tráfico de drogas que va a más ha supuesto un caldo de cultivo que hace que se esté retrocediendo todo lo que se había avanzado en cuestiones de convivencia”. “Este verano han sido habituales las peleas y las fiestas en las calles y plazas como la de la Ermita, que son tomadas por estos grupos que han ido llegando al barrio, que por cierto son de todo tipo de nacionalidades, también española, y expulsan con amenazas al resto de los que quieren disfrutarlos”.

La plataforma, de hecho, repudia y condena cualquier actitud que pueda generar algún brote xenófobo en el barrio ya que, insiste, “la multiculturalidad siempre se ha visto y se ve como algo que enriquece”.

Ante esta situación y por la preocupación latente en el barrio, se convoca una asamblea vecinal el pasado mes de junio a la que asisten más de 200 personas y en la que se crea la plataforma Orriols en Lucha, en la que se integran el Centro Cultural Islámico, la Iglesia evangélica de Barona, la Asociación de Comerciantes, València Acoge, África en el Corazón, el AMPA del CEIS Bartolomé Cossío, la asociación Altius, la Asociación Mujeres e Infancias del Mundo, el colegio Marni, responsables del colegio Mercerator y la Asociación Orriols Convive. Por su parte, la asociación de vecinos de Orriols, aunque no está integrada, coincide en el diagnóstico y en las soluciones propuestas.

La plataforma trasladó al alcalde en la reunión una serie de propuestas basadas en una mayor presencia policial para garantizar la seguridad y la accesibilidad en los espacios públicos, la creación de una comisaría, una mayor intervención sobre el terreno de los sevicios sociales para evitar situaciones de uso de menores para cometer actos delictivos, una renovación urbanística del barrio, el fomento del tejido comercial y la creación de una mesa de trabajo con todas las concejalías implicadas.

Respuesta del Ayuntamiento

Tras la reunión con el alcalde, la plataforma ha sido llamada a una reunión de trabajo la próxima semana para abordar los problemas que sufre el barrio, en respuesta a una de las demandas de la entidad, tal y como anunció y se comprometio el propio Ribó.

“Esta mesa de trabajo se convocará con el fin de poner en marcha un plan integral que dé respuesta a las principales demandas e inquietudes de los vecinos y vecinas”, señaló el alcalde, que defendió que la situación del barrio “no ha de abordarse sólo desde el punto de vista policial, sino que debe ser transversal, planteando cuestiones relacionadas con la sanidad, servicios sociales, educación, vivienda o espacio público”.

Además, el concejal de Protección Ciudadana en València, Aarón Cano, y la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Gloria Calero, anunciaron el pasado miércoles tras reunirse la creación de un grupo policial específico para actuar en el barrio valenciano de Orriols.

“La puesta en funcionamiento del nuevo grupo es inminente”, aseguró Cano. El edil abogó también por “el fomento de alianzas con otras instituciones y entidades del barrio”, dado que “el problema no es exclusivamente policial”.

Calero subrayó tras el encuentro la importancia de la coordinación entre Policía Local y Policía Nacional “porque cuanta más haya, se abarca más territorio”. Asimismo, apostó por “transmitir a la ciudadanía una mayor percepción de seguridad” en la zona del barrio de Orriols con más conflictos y por “restaurar la convivencia”.

Durante el recorrido por las calles más conflictivas del barrio, hubo varias intervenciones de la Policía Nacional en las calles más conflictivas. Con todo, los portavoces de la plataforma explican que mantendrán la convocatoria de la manifestación: “No queremos que esto sea flor de un día, que ahora por la repercusión de los problemas en los medios venga la policía y luego volvamos a la situación anterior; queremos soluciones integrales, transformadoras y que duren en el tiempo porque es muy triste ver cómo muchos vecinos y vecinas se han ido del barrio por la inseguridad; aquí solo se queda el que no se puede ir”.

Sobre la situación de las calles, “aunque por las mañanas es verdad que están limpias por el trabajo de los servicios municipales, a partir del mediodía y sobre todo por la tarde es cuando empieza el desmadre y se llena todo de suciedad”.

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