El sector del textil valenciano saca a un millar de trabajadores de los ERTE gracias a la reconversión en la industria sanitaria
La industria textil, antaño uno de los sectores más potentes de la economía valenciana, había ido menguando con las deslocalizaciones en China y el crecimiento del turismo masivo. Los efectos de la pandemia de la COVID-19 han obligado al sector a reorientar su producción hacia la industria textil sanitaria, hasta ahora totalmente dependiente de las exportaciones chinas. Con el uso obligatorio de las mascarillas decretado por el Gobierno, se abre una ventana de oportunidad para un sector de peso en ciudades valencianas como Alcoi u Ontinyent.
Así, el clúster textil sanitario ha permitido sacar a un millar de trabajadores de los expdientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que se multiplicaron desde los primeros días del confinamiento. “El resto de trabajadores que nos falta recuperar esperamos rescatarlos cuando se normalice la demanda de productos que hacemos normalmente y los clientes cuando abran los comercios”, explica el presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunitat Valenciana (Ateval), Càndid Penalba.
La asociación empresarial ha puesto en marcha la página web productosemergencias.com, que agrupa a más de 140 empresas valencianas, “para ordenar la oferta de productos sanitarios, fabricantes y homologaciones”, dice Penalba, que también es propietario de Cotoblau, líder en Europa de protectores de cama.
“El objetivo del portal es facilitar la búsqueda de los fabricantes y proveedores del material adecuado por parte del personal sanitario y de las empresas o negocios en general, que deben adaptar sus condiciones de seguridad e higiene a las medidas excepcionales de la actual emergencia”, señala la web en la que se ofertan, entre otros, mascarillas, guantes, batas, gafas y pantallas, lencería hospitalaria, desinfectantes e incluso maquinaria.
Pocas empresas valencianas del textil contaban con homologaciones para este tipo de productos sanitarios. “Hemos informado y orientado a todas las empresas para homologar a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios”, cuenta el presidente de Ateval, quien también destaca la ayuda del Instituto Tecnológico de Alcoi (Aitex) en materia de homologaciones y certificaciones.
“El Instituto Tecnológico ha tenido más trabajo que nunca. Ha sido tremendo: han hecho turnos de 24 horas y fines de semana trabajando”, agrega Penalba. Algunas empresas han invertido en maquinaria nueva, más cara en el mercado actual. “Hemos apostado mucho, en mi empresa hemos creado una división de productos sociosanitarios”, explica el presidente de Ateval, una veterana asociación empresarial fundada en 1977.
Los fabricantes del textil valenciano han observado con inquietud el salvaje mercado internacional y los problemas que ha tenido España para conseguir material sanitario. “La materia prima ha subido mucho de precio”, sostiene Penalba, y la demanda “continúa siendo muy alta”. “Es increíble la dependencia que teníamos de algunos tejidos de China”, añade.
Las textiles valencianas que han empezado a fabricar mascarillas, con no pocas dificultades en un principio, han alcanzado prácticamente los mismos precios que China, a pesar de tener mayores costes energéticos, una mano de obra más cara e impuestos más altos. “No es fácil reconvertirse para hacer mascarillas, cuando lo haces manualmente cuesta mucho pero con la nueva maquinaria estamos casi a la altura de China en precios”, cuenta Penalba.
Otro factor importante para el éxito del incipiente clúster sanitario ha sido el nivel de formación y especialización de los trabajadores del sector, que rápidamente han podido poner en marcha la maquinaria. “Al final la mascarilla o la bata son productos textiles en su confección y nosotros históricamente nos dedicamos a eso”, concluye Penalba.
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