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Xylella Fastidiosa, la amenaza mortal que se extiende por el campo

Una máquina arranca un almendro afectado por Xylella en la provincia de Alicante

Miguel Giménez

Valencia —

El pasado otoño se detectaba en Baleares el primer brote de Xylella Fastidiosa, concretamente en noviembre. De este modo, el conocido como ébola de los olivos, que ha causado estragos en Italia desde que saltaron las alarmas hace cuatro años, llegaba a España. La próxima parada, por una cuestión de proximidad, podía ser la Comunitat Valenciana, como así ha sido. Alicante, donde hasta el momento se han detectado tres brotes, ha sido la puerta de entrada de esta peligrosa bacteria en tierras valencianas.

La Xylella se detectó por primera vez en la península el pasado mes de junio -concretamente en Castell de Guadalest-, aunque probablemente lleva ya tiempo en el campo valenciano. Lo hizo con los almendros como huéspedes. Sin embargo son más de 300 las especies susceptibles de verse afectadas por la bacteria (más de un centenar las encontramos en España), entre ellas algunos cultivos tradicionales valencianos como el olivo, los cítricos, los cerezos o la vid. El pasado lunes, la Conselleria de Agricultura, que dirige Elena Cebrián, anunció que había detectado un tercer brote en 26 parcelas de la zona delimitada y en los alrededores, también en almendros. En total, hasta el momento se han detectado 40 positivos en esos tres brotes, mientras que muchos otros test han dado negativo.

Situación “muy preocupante”

Tanto desde la Conselleria como desde las organizaciones agrarias reconocen que la situación es “muy preocupante”, con una plaga incurable que acecha al campo valenciano y que amenaza con extenderse por el resto de España. Los efectos de la Xylella Fastidiosa, que transmite un mosquito, consisten en el árbol o la planta infectada se seca y muere sin que haya remedio alguno.

Las soluciones que propone la Unión Europea, además de prohibir el traslado de ejemplares desde zonas afectadas, comprenden la erradicación de los árboles o plantas afectadas y la eliminación de todas aquellas especies susceptibles de ser infectadas o huéspedes de la bacteria a cien metros a la redonda de donde se ha detectado el brote. Sin embargo, también hay quienes abogan por “aprender a convivir” con la plaga con especies más resistentes, “como ha sucedido con otras plagas, que tampoco se han podido erradicar”.

Huir del catastrofismo

Rogelio Llanes, director general de Agricultura, Ganadería y Pesca de la conselleria, insistía en reconocer la gravedad del problema aunque puntualizaba que la situación no es, ni mucho menos, comparable a la que se ha vivido en Italia: “Estamos muy preocupados, pero debemos huir del alarmismo y de frases como la del 'ébola de los olivos', aunque es evidente que es el principal reto al que nos enfrentamos desde el punto de vista vegetal y el mayor peligro para nuestros cultivos”.

Por poner un ejemplo. En la Comunitat Valenciana hay 10,9 millones de olivos de los 280 millones que crecen en España. La producción nacional de aceite ronda los 1.500 millones de toneladas y el Ministerio de Agricultura le asigna un valor de más de 1.800 millones de euros anuales. Sin embargo, de momento la plaga sólo se ha detectado en almendros en la península, aunque en Baleares sí que afecta a especies como el olivo, el acebuche, la vid...

La Generalitat Valenciana, nada más detectar el primer brote, activó un plan de contingencia en el que venía trabajando desde hace tiempo, “incluso desde antes de que apareciera en Baleares”, y se incrementaron los controles. “En Italia, tal vez se tardó en actuar, por eso ahora el panorama es dantesco”, explican fuentes de la conselleria de Agricultura, que ha movilizado “todos los medios económicos y humanos que hemos sido capaces en un tiempo récord para intentar combatir la plaga”.

“No nos pilla por sorpresa”

Los agricultores estaban sobre aviso. Así, la detección del primer brote -y de los que han venido después- de Xylella Fastidiosa “no pilla por sorpresa”, reconoce Ferran Gregori, desde La Unió de Llauradors i Ramaders, “lo que no hubiera sido normal es que sólo hubiera habido un caso”.

En La Unió lo tienen claro. Están a favor -como la mayoría de las organizaciones agrarias valencianas- de las medidas que marca la Unión Europea, la erradicación de los ejemplares infectados y la zona de afección, “es traumático para el propietario, a quien se le debe indemnizar, pero a día de hoy es la única forma de luchar contra la Xylella”, reconoce Gregori, quien no obstante apunta que cada día se producen nuevos avances en la batalla contra esta peligrosa plaga: “Hay que dar tiempo a los investigadores y recordar que ya vivimos situaciones traumáticas en el pasado, como los efectos de la filoxera en la vid o de la tristeza en los cítricos”.

A pesar de la gravedad del problema, La Unió coincide con la Administración en que no hay que ser catastrofistas: “Se está magnificando todo por desconocimiento o ignorancia, por eso estamos intentando informar a todos los sectores implicados en la crisis porque se está actuando para contener la plaga y que se extienda lo mínimo posible”. “De momento, se está trabajando en la línea correcta”, apunta Gregori, quien concluye señalando dos principios de actuación: la precaución y imponer el interés público por encima del interés privado.

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