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Día Mundial del Parkinson
Enfermedad de Parkinson: signos motores de alerta temprana

El temblor de manos es el síntoma más conocido de la enfermedad de Parkinson; no obstante, no siempre es el primero en aparecer.

Marta Chavarrías

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El 11 de abril es el Día Mundial del Párkinson, una fecha que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió para conmemorar a James Parkinson, el doctor británico que la describió por primera vez y que, según la Federación Española de Párkinson, es la segunda enfermedad más prevalente en la actualidad, por detrás del Alzheimer.

Este trastorno neurodegenerativo, que ataca al sistema nervioso de forma crónica y progresiva, afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 y la OMS estima que, para el año 2030, habrá alrededor de 12 millones de pacientes con párkinson. En España afecta a unas 160.000 personas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Esta patología suele asociarse sobre todo con la aparición de temblor, uno de los síntomas motores más conocido. Pero no es el único y, en ocasiones, no está presente en todas las personas. ¿Cuáles son las primeras señales de alarma de esta enfermedad? ¿Afecta a todo el mundo por igual?

Enfermedad de Parkinson, cuando se pierde la capacidad de producir dopamina

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la falta de producción de una sustancia química en el cerebro: la dopamina, encargada de ayudar a los movimientos del cuerpo y también de regular el estado de ánimo de una persona. 

En las personas con párkinson, el 70-80% de las células productoras de dopamina se deterioran de forma gradual y se pierden. Es lo que se conoce con el nombre de neurodegeneración, un proceso celular que ocurre de forma natural con el envejecimiento pero que, con el párkinson, es mucho más acelerado.

Esta pérdida de neuronas se produce en una estructura llamada sustancia negra, que se encuentra en la parte media del cerebro. Cuando las células nerviosas no transmiten bien los mensajes cerebrales debido a esta falta de dopamina, el movimiento no se controla con fluidez. 

 “No se conoce del todo la causa de esta enfermedad”, apunta Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Aunque explica que podría ser multifactorial en la que confluyen factores que predisponen como genéticos o ambientales.

Por ejemplo, la exposición a pesticidas o a agua de pozo, aunque ninguna de estas de forma aislada “hace que enfermes”, puntualiza el neurólogo, que admite que “todavía estamos investigando cuál es la causa que hace que una persona desarrolle párkinson y otra no”.

Primeras señales de alarma: la importancia de atender a los síntomas motores

La enfermedad de Parkinson se manifiesta sobre todo a través de síntomas motores. Debe tenerse en cuenta que las personas con esta enfermedad no siempre comparten los mismos signos ni estos evolucionan de forma similar.

En los primeros años, los efectos suelen ser más controlables y, aunque solemos asociar la enfermedad con algunas señales como los temblores, hay otros signos tempranos que pueden aparecer antes de que la enfermedad se manifieste de forma más obvia y que pueden confundirse con otras afecciones. Ello explicaría por qué se estima que hay un 30% de afectados sin diagnosticar.

“Hay una fase previa al diagnóstico que estamos intentando esclarecer y definir bien”, admite Sánchez Ferro, que se muestra cauto a la hora de hablar de ciertas manifestaciones generales como estreñimiento, pérdida de olfato o alteraciones del estado de ánimo.

Estas pueden mostrarse antes de que se haga el diagnóstico pero que también pueden estar relacionadas con otras afecciones que nada tienen que ver con el párkinson. Los primeros síntomas motores más importantes y que deben tenerse en cuenta suelen ser cierta alteración motriz. Es decir, torpeza para usar bien la mano, el brazo o la pierna.

Para Sánchez, las señales que nos dicen que una persona puede estar empezando a desarrollar la enfermedad o que se encuentra en una fase en la que ya se puede hacer el diagnóstico es que “empiezan a tener problemas para teclear, para usar el ratón, o problemas para lavarse los dientes, abrocharse una camisa o arrastran una pierna al caminar”.

Se trata de señales motoras que acostumbran a ser los signos más importantes para hacer un diagnóstico. Aunque se ha asociado el temblor como uno de los más comunes, el neurólogo puntualiza que “no todas las personas lo tienen ya que este afecta a seis de cada diez personas, el resto puede no tenerlo”. A pesar de todo,  junto con los otros signos motores, se trata de un síntoma guía en la fase de diagnóstico. 

Con el paso del tiempo pueden verse afectados otros músculos y se desarrollan nuevos síntomas como problemas de equilibrio, dificultad para tragar, cambios en el habla, pérdida de la expresión facial o escritura lenta y pequeña por la torpeza a la hora de manipular objetos.

Según una encuesta de la Asociación Europea de la Enfermedad de Parkinson, los síntomas depresivos son casi tan frecuentes (84%) como los trastornos motores (94%), seguidos de los cognitivos (86%) y problemas de sueño (40%).

Abordaje multidisciplinar

“Hoy por hoy esta enfermedad no tiene cura, aunque se está avanzando en los tratamientos para que las personas ganen calidad de vida durante más tiempo”, afirma el neurólogo.

Las opciones de tratamiento pueden enlentecer el ritmo de avance y la intensidad de los síntomas, lo que permite que la calidad de vida pueda ser satisfactoria durante años. 

Estas opciones incluyen tratamiento farmacológico para darle al cerebro la dopamina que le falta en determinadas zonas del cerebro. Se trata, en palabras de Sánchez, de “una estrategia fundamental” a la que se le añade la actividad física regular porque se ha demostrado que ayuda a controlar la enfermedad.

Elegir el tratamiento adecuado permite que la persona pueda seguir llevando una vida activa durante varios años o incluso décadas. Un plan de tratamiento personalizado ayuda a obtener mejores resultados.

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