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Seis razones (melanoma aparte) para no usar una cabina de bronceado

Foto: Pixabay

Jordi Sabaté

Parece que el calor se hace este año el remolón, que el sol asoma poco la cabecita entre las nubes, y que a una semana de dejar atrás la primavera y entrar en el verano, apenas hemos tenido unos pocos días para dorar la piel. Por tanto, más de uno y una habremos pensado en darnos una pasadita por una cabina de rayos UVA, o de bronceado, como se las conoce, donde por unos pocos euros, en menos de cinco minutos lograremos un tono que dará envidia en la playa.

Se trata de una pésima idea, si se tiene en cuenta que las cabinas de bronceado se basan en lámparas de rayos ultravioleta que sustituyen la acción del sol con una menor exposición. En efecto, depuran aquellos rayos que realmente son efectivos a la hora de estimular la melanina evitando los que producen un aumento de la temperatura corporal. Pero precisamente los rayos que no evitan son los que se responsabilizan precisamente de la llamada “epidemia de melanoma” entre personas jóvenes.

En Melanoma: 10 mitos y verdades en torno a uno de los peligros del verano te contábamos la peligrosidad de este tipo de cáncer de piel y su relación directa con la exposición a la luz solar en verano. Pues bien, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC en sus siglas en inglés), el riesgo de contraer melanoma de la piel aumenta en un 75% cuando el uso de camas de bronceado comienza antes de los 35 años de edad. De hecho, la IARC pasó el año pasado el uso de cabinas de “probablemente cancerígeno” para humanos a “cancerígeno” en base a las evidencias de los numerosos estudios.

Por su parte, la Academia Americana de Dermatología informaba en una publicación de 2018 que el melanoma es ya el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres de 20 a 29 años de edad. En buena medida por culpa del abuso de las cabinas de bronceado. Además, el National Cancer Institute (NCI) asegura que las mujeres que usan cabinas de bronceado más de una vez al mes tienen una probabilidad un 55% mayor de contraer melanoma. El NCI calcula que más de 68.000 personas se enteraran anualmente que tienen melanoma en los Estados Unidos y una de cada ocho morirá a causa de este tipo de cáncer de piel. 

No se cumplen las recomendaciones

En Europa las alertas no son menores: hace un año, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria Francesa (Anses) publicó un artículo en el que recomendaba, basándose en datos de las últimas investigaciones sobre la relación entre el riesgo de cáncer, especialmente melanoma, y las cabinas de bronceado, que se prohibieran los establecimientos que fomentan este tratamiento con fines estéticos. El motivo es que de 2014 se habían expuesto otras medidas de seguridad, como vetar el acceso a menores de edad, pero no han funcionado.

En España, la Academia Española de Dermatología y Venereología secunda la alerta francesa e indica que las cabinas multiplican por cuatro el riesgo de melanoma respecto a la exposición solar en la playa, un extremo que el gremio de las cabinas niega aduciendo que estas permiten controlar mejor la exposición de la piel a los rayos ultravioleta porque se programa el tiempo y la intensidad de exposición siguiendo las recomendaciones de los expertos y el fabricante.

No obstante, según la agencia sanitaria federal de Estados Unidos (FDA), en un estudio patrocinado por el NCI y publicado en Archives of Dermatology en septiembre de 2009, se utilizaron estudiantes universitarias para que se hicieran pasar por chicas adolescentes que nunca se habían bronceado. Por teléfono, las estudiantes interrogaron sobre sus prácticas a más de 3.500 centros de cabinas de todo Estados Unidos. 

Menos de 11% aseguraron seguir las recomendaciones de la FDA de permitir a lo sumo tres sesiones a las jóvenes durante la primera semana. El estudio también revela que un 71% de los centros propuso permitir a la simulada adolescente que se bronceara los siete días de la primera semana. Además, muchos promovieron el bronceado frecuente con paquetes de “bronceado Premium” a precios de descuento.

Seis razones más allá del melanoma

Pero más allá de esta clara y preocupante relación entre las cámaras de bronceado y el melanoma, hay otras seis razones adicionales para evitar estos aparatos, que a continuación pasamos a relatarte:

Aumenta las probabilidades de cáncer de ojo: una evaluación llevada a cabo en 2006 por la IARC y basada en 19 estudios realizados a lo largo de 25 años sobre el uso de equipos de bronceado artificial, encontró indicios de relación directa entre el cáncer de ojo y las cabinas.

Envejece prematuramente la piel: del mismo modo que la excesiva exposición solar, las cabinas aceleran la pérdida de elasticidad y hidratación de la piel, que se vuelve coriácea incluso antes de entrar en la tercera edad.

Puede trastocar nuestro sistema inmunitario: debido a los procesos inflamatorios que se dan en el contacto de las radiaciones ultravioletas con la piel, estas pueden incidir negativamente sobre el sistema inmunitario, dejando las defensas temporalmente bajas y exponiendo el cuerpo a infecciones o a procesos cancerígenos.

Puede causar daños irreversibles en la vista: un mal uso de las cabinas o de las gafas de protección que se recomienda usar pueden causar lesiones en la retina que sean irreversiblesy que deriven en trastornos como el ojo seco.

Puede provocar quemaduras: una exposición demasiado prolongada y con demasiada intensidad puede suponer la aparición de quemaduras en casos extremos, que podrían infectarse.

Puede provocar reacciones alérgicas: finalmente, cuando se cruza el uso de las cabinas con la ingesta de determinados medicamentos, tales como ansiolíticos, antidepresivos y algunos antiinflamatorios, anticonceptivos, antibióticos, antifúngicos y otros más, pueden producirse reacciones fotoalérgicas que den ronchas y urticaria, desde leve a severa según la fotosensibilidad de cada persona.

Si decidimos usarlas

Si a pesar de lo explicado decidimos usarlas:

Nos aseguraremos de ir a un centro homologado por nuestra comunidad o ayuntamiento, buscando el sello de los mismos, que debe estar visible a todos los clientes.

Pediremos que nos asesore un experto acreditado del centro y que nos explique el funcionamiento de las máquinas y los riesgos.

Exigiremos un plan gradual de exposición a medida que aumentamos la cantidad de melanina en nuestra piel.

Nos aseguraremos de que las cabinas están en buen estado y cuentan con todas las medidas de seguridad, tales como gafas protectoras.

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